La filosofía, la misoginia y la religión
Hace milenios que la Filosofía se alió con la misoginia. A este dúo se unió la religión y el encuentro de este trío ha dado muchos beneficios a una sociedad que tiene como objeto sexual a la mujer, objeto sexual y objeto reproductivo, que sean las criadas y las lavanderas perpetuas y ya. Las nuevas costumbres emanadas de las diferentes formas de anticoncepción, unido a la IVE y las diferentes negociaciones tras los divorcios ha dado cuenta de algo que no se esperaba ese macho misógino, que ese macho es un analfabeto funcional y que sin la mujer no sabe ni hacerse la comida, por eso grita que “se le escuche que es una víctima y que hay que hacerle caso por encima de todo” porque ha dado muestra de que no es capaz de mantenerse a sí mismo por sí mismo.
En los foros de las redes sociales, medios de comunicación masiva, conversaciones cotidianas y cualquier forma de comunicación humana, se siguen promocionando las justificaciones que se dan en defensa de los agresores sexuales, aunque tengan sentencia firme y estén en la cárcel. Están saliendo, aún más, asociaciones que ponen “en valor la masculinidad” como algo sagrado y que “está en peligro de extinción”. Han llegado a poner un baremo de “el valor que las mujeres tienen en base a lo que sus maridos estén dispuestos a aportar”, “en base a las parejas sexuales que haya tenido la mujer”, “en base a lo limpia que pueda llegar a tener la casa para cuando el marido venga de trabajar”. Unos ecos del pasado que parecía haber quedado atrás, han vuelto con la fuerza que les dan las redes sociales. Ellos, esos señores que no saben hacer comida o gestionar lo que sea si no tienen a alguien cerca que les haga la faena, piensan que van a seguir con las conductas papanatas que han tenido durante milenios.
Hay gente que sigue justificando el abuso sexual, acoso y violación por la forma en la víctima vestía, por el horario o lugar en donde se encontraba, por no saber elegir amistades o compañía. También si se encontraba en estado de ebriedad o si se quedó dormida. Excusan al violador o esté alega a su favor de que la víctima tuvo un “comportamiento provocador”, pero que al momento de pasar al siguiente nivel simplemente se retractó, algo que parece ser que por parte de algunos hombres no lo pueden consentir. La víctima/denunciante es la última persona en la que se piensa, no son capaces de hilar que la vida de esa mujer, presuntamente abusada, tiene un cambio drástico en su vida y no para bien.
El pacto entre caballeros que da lugar a una defensa a ultranza de los agresores sexuales, incluso se muestra en sus manifestaciones verbales de una especie de “envidia” que deja de lado que la mujer tenga algo que decir respecto a su vida, su cuerpo y sus decisiones. Algunas verbalizaciones muestran envidia por haber sido violadas por tal o cual agresor sexual. A veces algunos hombres se solidarizan entre sí cuando alguno es acusado de infidelidad, acoso sexual u hostigamiento.
Estos pactos entre caballeros forman parte de la misoginia que se ancló en el núcleo de la sociedad y no deja pasar un desarrollo en el que las mujeres también tienen derechos. El agresor sexual no busca satisfacer sus deseos sexuales de una manera rápida y sin tener en cuenta la voluntad de la víctima, lo que busca es imponer sus deseos por encima de cualquier resistencia que pueda poner la mujer objetivo en el momento de la violación. Con la violencia sencillamente se impone, por la fuerza explícita o implícita. Consideran que es normal el sometimiento de la mujer al hombre, dominar sexualmente a las mujeres forma parte de eso que se llama “ser hombre” y por tanto, si una mujer no quiere someterse a los deseos sexuales de un hombre, el hombre tiene que hacer lo que sea para que el dominio sobre la mujer sea total.
La cultura de la violación tiene el complementario en la cultura de la impunidad que los más poderosos machos tienen, exhiben, manifiestan y no dudan en presumir. Sí, hombres muy poderosos, con mucho dinero, con mucha influencia, con bellas mujeres a su alrededor siempre, violan a otras mujeres porque pueden, sin más. Y ese poder les da más dinero, más influencia, más mujeres a las cuales amedrentar y a las que engañar y violar. Pueden, ese es el tema, que como pueden hacerlo lo seguirán haciendo. Y no entro en el tema de las violaciones en conflictos bélicos.
#MeToo
2006
Tarana Burke nace en Nueva York el 12 de septiembre de 1973. Es una activista por los derechos civiles estadounidenses, reconocida por haber fundado el movimiento social “Me Too”, cuando en 2006 empieza a utilizar la frase en redes sociales para hacer conciencia sobre el abuso y la agresión sexual que sufren todas las mujeres, aunque este grito compartido se hizo conocido mundialmente en 2017 mediante su uso por numerosas actrices, como Alyssa Milano, que fue la primera en emplearla el 15 de octubre para denunciar los abusos sexuales del productor cinematográfico Harvey Weinstein. Eso le valió a Tarana ser escogida por Time como la persona del año.
https://afrofeminas.com/2021/06/12/la-mujer-que-fundo-el-metoo-tarana-burke/
2017
El caso Weinstein se volvió el estandarte del movimiento #MeToo en 2017. De repente se dio un golpe en la mesa y se dijo “Hasta aquí has llegado, Weinstein”. En 2020 Weinstein fue condenado a 23 años de prisión en Nueva York. En 2022 tuvo otra sentencia por dos casos de agresión y uno de violación en California, está claro que este ser parasrá en la cárcel el resto de su vida, ahora tiene 71 años. Hubo casos en los que se falló en juicio nulo. El muro de impunidad que rodeaba al productor que por entonces reinaba en Hollywood empezó a romperse en octubre de 2017, cuando las periodistas Jodi Kantor y Megan Twohey publicaron en el diario The New York Times una investigación en torno a él.
Este movimiento dejó claro que se tiene una nueva perspectiva respecto a los abusos sexuales y las violaciones. La cuestión se amplió a los hombres violados, también emergieron las denuncias a hombres que habían violado a otros hombres.
La vergüenza humana la encontramos en algunas entregas de premios
La nominación y el otorgamiento del premio Cesar a mejor director a Roman Polanski, en 2020, provocó una lluvia de críticas a la Academia gala. El caso Roman Polánski es paradigmático en sí mismo. El director de cine tenía 43 años cuando drogó y abusó sexualmente de Samantha Geimer. Casi medio siglo después, aún es perseguido por la Justicia de los Estados Unidos.
El victimismo es tal que Polanski se considera que ha vivido “un error judicial como en el caso Dreyfus”, hecho real del que ha hecho una película. Que no nos engañen los cantos de sirenos venenosos que estos poderosos están haciendo “porque pueden”. Para nada se puede comparar a Polanski con Dreyfus. La frase de Zola: “La verdad está en marcha y nada la detendrá” viene muy bien aquí, y esa verdad es que Polanski es más parecido con Édouard Drumont que con Dreyfus o que por supuesto con Zola. Sí, el vivir de las teorías de la conspiración envuelto en un halo de “enfant terrible” chulesco y provocador no será bueno para su historia. Sí ha sido bueno para su vida glamurosa y llena de sexo, drogas, cine y demás minucias que han roto la vida a algunas mujeres.
Nadie se atrevía a molestar al silencio
El silencioso cáncer que ha supuesto las agresiones sexuales y las violaciones a las mujeres a lo largo de la historia se rompió a partir del año 2000, se marcó una línea que a muchos no les ha gustado.
Las mujeres hemos dicho que ya está bien de estar calladas ante las tropelías sexuales que cometen contra nosotras. Nos han dicho por los siglos que nos tenemos que callar “si queremos ser buenas mujeres”. Nos han dicho por siglos que tenemos que sentirnos orgullosas si somos acosadas, increpadas e insultadas cuando vamos por la calle. Nos han dicho que tenemos que sentir orgullo de ello y que si no nos increpan por la calle es que no estamos dentro del canon de belleza establecido y que demos gracias si podemos casarnos.
Somos las mismas que fueron presa, botín y moneda de cambio en las guerras, somos las mismas que hemos tenido que limpiar, alimentar y vestir a los masculinos heridos por siglos y siglos. Ahora nos toca hablar. Las mujeres han roto el silencio: hablan, lloran, cantan, gritan, escriben, marchan y protestan
Hemos decidido vivir sin miedo, entonando sones arcanos que nos llevan a una sanación que no nos ha concedido la sociedad.
Mientras que esa sociedad que tiene que estar ahí para proteger a todos los ciudadanos una buena parte esta maraña humana que tendría que estar para el avance de todos, se enroca en unos llantos interesados porque no quieren perder su “presunto control social”.
Convertir a los violadores y acosadores en víctimas forma parte de esa Filosofía aliada de la misoginia y la religión. La judicatura, los medios de comunicación, empresas y otros sectores sociales reman para legitimar la violencia contra las mujeres.
Periodistas ávidos de morbo deseosos de pagar lo que sea necesario para que unos violadores relaten en horario infantil cómo han destrozado la vida a una mujer están en primera plana. Los periodistas ya se preocuparán de decir que el pobrecito violador ha tenido la mala suerte de caer a violar a una mujer que ha decidido no callar, ha decidido denunciar, ha decidido pasar el terrorífico trance de los interrogatorios, de las escépticas frases que repiten una y otra vez porque “si mientes vas a la cárcel”.
Estos violadores han tenido la mala suerte de violar a mujeres que visten como quieren, que no se avergüenzan de emborracharse y que salen solas con amigos y amigas. A estas mujeres esos mensajes de que las mujeres tienen que tener/ser/estar el canon establecido por esa filosofía misógina aliada de la religión no les interesa.
Esa mujer sabe que si un violador se cruza en su camino lo va a denunciar, pese a quien le pese. Esa mujer sabe que si un violador no asume las consecuencias jurídicas que se desencadenan tras la agresión porque el victimismo del victimario está mal acostumbrado, es hora de cambiar eso.
Una mujer que sabe que durante la violación le entra el pánico y puede que no pueda ni luchar ni huir, así que mostrará sometimiento total, porque sabe que si se resiste puede que le maten.
Esa mujer que sabe que será grabada mientras la violan y que esas imágenes llegarán a todos los rincones de las redes sociales, que tanto los jueces, como los periodistas como los empresarios que pagan las publicidades harán negocios con ello, harán que la mujer violada se revictimice una y otra vez, sí, eso lo sabe la mujer violada y está dispuesta a pasar por ello para quitar de las calles a un agresivo violador para que no lo haga de nuevo durante algunos años.
Esa mujer que sabe que en unos pocos minutos le ha cambiado la vida, esa mujer sabe que no se va a sentir segura cognitivamente durante mucho tiempo, y que incluso estando en un ambiente conocido y tranquilo se le desencadenará la taquicardia y la respiración dificultosa porque cualquier estímulo será desencadenante de una ola de recuerdos que no la dejarán tranquila durante semanas. Cuando pase vuelve a empezar.
Encima los aliados de los victimarios se burlan cuando alegan que tienen el poder judicial, político, mediático de su parte, y absolverán a los violadores que consideren necesarios y si son policías o soldados más aún, porque para eso estamos las mujeres, para satisfacer los caprichos de los violadores y agresores, encima se les seguirá pagando el jornal. Los hombres también reciben su parte de comunicado, a ellos se les dice que pueden violar a las mujeres, eso sí, si lo hacen en grupo ya tienen un precios pacto de caballeros para toda la vida. Si se graban las violaciones es importante que se pasen las imágenes para que las masturbaciones viendo esa violación sean fructíferas.
La cultura de la violación y su complementario la cultura de la impunidad tiene que seguir con sus mensajes de que:
“las culpables de las violaciones son las putas de las mujeres que van provocando a los hombres. Cuidado con las histéricas feministas que odian a los hombres, los buenos hombres son los violadores y los medios de comunicación los presentarán como héroes que han sufrido por haber caído en manos de una mujer que ha osado denunciar la violaciones”.
Una legislación deficiente, unos mitos nocivos sobre la violación y unos estereotipos de género generalizados desembocan en la impunidad endémica de los violadores en todo el planeta.
La filosofía aliada de la misoginia
La filosofía la construyen pensadores que no están libres de prejuicios e influencias de sus épocas. Para bien o para mal la crítica debe ser pieza fundamental de la filosofía, algo que los filósofos misóginos no están dispuestos a escuchar/leer. Esta filosofía misógina y aliada de las religiones tiene mucho que aprender. Las actitudes misóginas son potenciadoras de la violencia hacia la mujer, si estas actitudes se ven justificadas por la filosofía, la pseudociencia y la religión tenemos algunos escenarios que lo que dejan es que la inhumanidad ha hecho mella en la sociedad.
La misoginia prevalece en culturas o sociedades que consideran a las mujeres inferiores a los hombres y les atribuyen un rol centrado en la reproducción de la especie humana, en el cuidado de hijos/as y en el hogar. Por ello, redunda en práctica de subordinación, sometimiento, violencia e incluso crímenes contra las mujeres.
Filósofos clásicos y modernos escriben y han escrito disparates de las mujeres, que sean las mujeres el origen del mal o el origen de las pasiones más bajas de los hombres es algo que les viene muy bien a los misóginos, a la cultura de la violación y a su complementario la cultura de la impunidad.
La filosofía ha dejado a la mujer en el rincón del olvido, y si la ha nombrado ha sido para denostarla y mostrarle el camino de la cocina, la crianza y los quehaceres del hogar.
El “poder” que posee el sexo masculino y la aparente debilidad que se ha atribuido por años al sexo femenino ha dado para mostrar unos patrones conductuales sexistas muy evidentes. El sexismo hostil y el sexismo benevolente han sido las caras de la misma moneda en las cuestiones afectivas, cognitivas y conductuales de las mujeres. Así que ese afán que tiene la filosofía para estar en lo alto de las categorías de los procesos cognitivos superiores humanos ha estado desnivelada por siglos.
Esa filosofía misógina aliada de la religión que ha puesto a la mujer en lo bajo, que ha puesto a la mujer en un sometimiento constante y que no ha dejado que se cambien esos pronósticos nefastos a la mujer por siglos ha dado un salto asustada porque las mujeres hemos dicho: “Hasta aquí hemos llegado, total, nos van a matar y violar igual, por lo menos ahora no callamos”.
Es tal el poder que esta filosofía misógina despliega que ni en la revolución científica ni en la revolución industrial las mujeres tuvieron algún papel, al revés, se instauraron herramientas para perpetuar el sometimiento.
La filosofía encargada de “TODO” está muy interesada en seguir justificando la existencia de un amigo imaginario presunto creador del Universo (eso que llaman “lo absoluto”) y en el papel de la mujer en eso que se llama “humanidad”. El papel del hombre está claro para la filosofía, es el papel activo ya que la mujer sólo es un “impulso sexual del hombre”.
Da igual que otras disciplinas científicas digan, con evidencia empírica, que eso que ha dicho la filosofía a lo largo de los siglos sobre la mujer ná de ná. Eso es igual, hay que adorar a Aristóteles, a Agustín de Hipona, a Tomás de Aquino, a Schopenhauer e incluso al Jordan Peterson “por encima de nuestras posibilidades”. Ellos han sido los faros en los que se alumbra la misoginia y no hay marcha atrás en sus posibilidades de decir: “Hasta el propio Aristóteles estuvo a hombros de gigantas” (sí, gigantas).
Tienes que darme gracias porque no te pego
Los misóginos son encantadores para lograr su fin. Se comporta de forma irresistible, es seductor y divertido, nunca le falla a un hombre, a las citas con las mujeres siempre llega tarde o las deja plantadas, pero con hombres se comporta como el amigo ideal, con las mujeres se muestra de forma arrogante, controladora y egocéntrica, es extremadamente competitivo con las mujeres, mide con diversas varas a hombres y mujeres. A ellas las criticará por actitudes que premia en los hombres, especialmente en los entornos laborales y sociales. Muestra su lado insoportable a la mínima que se le cuestiona, hará lo posible para que la mujer siempre quede mal, que la mujer se sienta miserable es uno de sus objetivos.
La violencia misógina que solicita del agrandamiento de la figura del hombre a costa de la disminución de la figura de la mujer, se comprende a partir del reconocimiento del lugar simbólico que ocupa la vulva en nuestra cultura, supeditada al falo, símbolo máximo de poder cimentado en la Antigüedad, pues ya los griegos reconocían que el phallos era la fuente de toda actividad, mientras que los orificios eran simplemente sus receptores pasivos. El falo (o más precisamente la méntula) era el amuleto de Roma, los romanos inscribían en sus armas la frase Carior est ipsa mentula (Mi pene es más precioso que mi vida), las puertas de las casas ostentaban un amuleto itifálico conocido como tintinnabulum ,de bronce o de metal, que colocaban “para ahuyentar el mal”[11], las vestales romanas veneraban una figura que representaba el sexo de un hombre erecto, los genitales masculinos estaban bajo la protección de un genio al que sacrificaban flores; Genius era quien engendraba. De ahí, que sigamos relacionando a los hombres con la genialidad y que las mujeres genias suelan ser vistas como poco femeninas. Vaginas Dentatas.
La reivindicación de los derechos de los hombres y la negación de la existencia de una violencia con un componente específico de género, que se ha articulado principalmente en y desde Internet es algo que forma parte de la misoginia institucional en la que vivimos.
El proclamar que los Estudios de Género forma parte de una inexistente “ideología de género” que tiene unos fundamentos religiosos y políticos es uno de los caminos misóginos a los cuales las mujeres tenemos que salvar.
https://matimatarredona.medium.com/la-ideología-cristiana-a9973d7f8fcf
https://matimatarredona.medium.com/la-masculinidad-frágil-688d8cc889a7
Los presuntos faros sociales con menos luces que una noche sin Luna dan discursos elaborados con una estudiada verborrea que alienta a jóvenes, por su poca experiencia vital consumen dialécticas misóginas como grandes verdades reveladas.
https://matimatarredona.medium.com/métodos-de-la-misoginia-2-0-d32ecc3328c7
https://matimatarredona.medium.com/entonces-quién-2e4967a9e27a
Así que cuando entablan una relación con alguna chica, alguna mujer, les sueltan al mínimo contratiempo que se ponga en medio: “Tienes que darme las gracias porque no te pego”, y se quedan tan grandiosos.
Después de hacerle las labores domésticas, haberle practicado el coito con una felación previa, un quitar testosterona no sea cosa que se ponga efervescente por nada, su premio hacia la mujer es decir “Tienes que darme las gracias porque no te pego”. Así es la desbordante miseria cognitiva de la cual presumen.
La manosfera
El supremacismo masculino en España se llama “la manosfera”, un colectivo cuyo objetivo principal es acabar con los derechos de la mujer, con los derechos del movimiento LGTBIQ+ y con todo aquel que no sea blanco, hetero, cristiano, de extrema derecha y supremacista.
Basados en la falsa creencia de los “macho alfa”, los incels han categorizado la sociedad según les ha parecido.
Conceptos y fundamentos basados en películas y teorías de la conspiración.
- Pastilla roja: aprender la verdad sobre la naturaleza femenina y que el feminismo se trata de oprimir a los hombres
- Pastilla azul: no haber tomado la pastilla roja y vivir, por tanto, en una feliz ignorancia
- Macho alfa / Chad: un hombre atractivo y exitoso deseado por todas las mujeres.
- Hombre Beta / Cuck: un hombre promedio que aún no ha tomado la píldora roja y es inferior al macho alfa.
- Femoide / foid: humanoide femenino, utilizado principalmente por incels.
- Ginocentrismo: la teoría de que la sociedad gira en torno y está dominada por mujeres.
Hay cuatro grupos principales:
- Activistas por los derechos de los hombres (ARM) Abogar por cambios políticos que beneficien a los hombres. Sin embargo, gran parte de su activismo consiste en acoso y abuso hacia las feministas y otras figuras públicas femeninas.
- Hombres que siguen su propio camino (MGTOW) argumentar que las mujeres son tan tóxicas que los hombres deberían evitarlas por completo. Algunos MGTOW saldrán con mujeres pero evitarán cualquier cosa seria como casarse, mientras que otros ni siquiera serán amigos de mujeres.
- Artistas de recogida (PUA) Enseñe a los hombres estrategias de seducción para que puedan tener más éxito en atraer mujeres. Muchas de estas técnicas implican maltratar a las mujeres, como insultarlas (“negarlas”) o ignorar su consentimiento.
- Célibes involuntarios (incels) creen que tienen derecho a tener una relación con una mujer, pero son incapaces de encontrar pareja. Múltiples actos de extrema violencia e incluso asesinatos han sido atribuidos a este grupo.
Estos colectivos promotores de teorías de la conspiración, exacerbado victimismo y una exagerada misoginia. Son conjuntos de espacios virtuales donde circulan mensajes antifeministas, misóginos, negacionistas de la violencia de género y que presentan al hombre como la verdadera víctima en la sociedad actual. Es una continuación de esos mensajes filosóficos religiosos que la historia nos tiene acostumbradas, las redes sociales modernas se encargan de difundir esos mensajes, antiguamente eran las “escuelas” quien tenía esta labor.
Que este tipo de hombre se sienta atacado cuando a otro hombre lo acusan de violación, que este tipo de hombre sienta la necesidad de defender al violador como si de alguien cercano se tratase es digno de estudio. Que este tipo de hombre enarbole discursos masculinistas que presentan al feminismo como un ataque a los hombres es algo que muestra una cobardía vital llena de teorías de la conspiración.
Considerase activista por los derechos del hombre (no los Derechos Humanos, los derechos del hombre) es algo que viene muy bien a sectores políticos de extrema derecha y religiosos. Están encantados con estos colectivos de hombres que denostan el feminismo, que dicen tienen derecho a violar a las mujeres y que no hay que dar tanta seguridad jurídica a la mujer cuando denuncia que la violan (entre otras cosas).
Durante años se ha dicho que a estos colectivos “no había que hacerles caso” ya que sus discursos no tenían recorrido. Ahora resulta que los jóvenes macho entre 18 y 34 años están seducidos por estos discursos misóginos, que buscan los discursos en las redes sociales, que elaboran sus propias justificaciones a las violaciones mediáticas, y que son impermeables a los datos.
Colectivos afines
La manosfera no está sola, tiene aliados entre los terraplanistas, los antivacunas y los negadores de la pandemia. Algo que tienen en común es que no quieren que se muestre la realidad actual, están cómodos en unos discursos en los que las falacias imperan, sobre todo la falacia de “cualquier tiempo pasado fue mejor”.
Las teorías de la conspiración que exhiben estos colectivos dan cuenta del poco fundamento que tienen en sus discursos. Si hay algo que ha dejado de manifiesto la manosfera es que está lleno de cobardes y miedosos mentirosos, algunos de esos miedos han sido directamente diseminados por el antifeminismo, y se fundamentan en una comprensión muy poco realista del sistema judicial. Así, es habitual encontrarse en la manosfera referencias a las denuncias falsas, la ausencia de presunción de inocencia y el uso torticero de la Ley Orgánica 1/2004 de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género, de esta forma tergiversan los discursos, las leyes, los hechos y lo que haga falta para demostrar que tienen un miedo atroz a que las mujeres les hagan lo mismo que han hecho los hombres durante milenios, someterlas y maltratarlas.
También les perturba mucho a estos machos presuntos cobardes el consentimiento, están bastante confusos con lo que significa el consentimiento. Sus preguntas como “¿no puedo follar con una borracha?” dan idea de cómo tienen de confuso lo que son unas relaciones afectivo sexuales ya sea con relación de pareja o no.
Así las cosas queda mucho trabajo por hacer, no es posible que los jóvenes estén atascados en un “no saber que hacer ante las mujeres”, “no saber qué hacer si me encuentro ante un misógino violador”, es algo que hay que poner de manifiesto, hay que dar herramientas a los jóvenes para que si desarrollo vital no esté lleno de ideologías que denostan a las mujeres.
La sociedad tiene que volcarse en este problema. Se ha avanzado en cuestiones sociales, científicas y de ocio. No hay vuelta atrás en estas cuestiones. La mujer ha alzado su voz, ya no callará.
Bibliografía:
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https://bcn.gob.ar/uploads/ARISTOTELES,%20Politica%20(Gredos).pdf
http://mastor.cl/blog/wp-content/uploads/2017/12/Etica-a-Nicomaco-Aristoteles-PDF.pdf
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https://revistas.ucm.es/index.php/INFE/article/view/69720/4564456558425
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https://melmagazine.com/en-us/story/incel-manosphere-vocabulary-language
https://verifica.efe.com/manosfera-violencia-genero-machismo-redes-sociales/
https://www.eldiario.es/sociedad/manosfera-comunidad-online-hombres-feminismo_1_9670894.html
https://www.ilpabogados.com/que-es-la-ignorancia-deliberada-willful-blindness/