Lo “Woke” y los despiertos
El término “woke” ha sufrido una serie de transformaciones a lo largo del siglo XXI. Ahora puede ser “woke” tanto un activista por los derechos laborales de las personas racializadas, un terraplanista, un profesor de universidad que abogue por los “debates con los terraplanistas”, un antivacunas como alguien que piense que tiene una misión política, social y por supuesto “mesiánica” y cualquiera que considere que ha despertado a una “teoría de la conspiración” de moda.
La palabra “woke” es un término en inglés que originalmente se usaba como un adjetivo para describir a alguien que estaba despierto o consciente, especialmente en términos de cuestiones sociales y políticas.
En los últimos años, el término “woke” ha evolucionado y se ha asociado con la “cultura del despertar” o “cultura woke”. Tanto ha evolucionado que en algunos aspectos nada tiene que ver con la legítima toma de conciencia y comprensión de la opresión y la discriminación racial que estaban sufriendo los afroamericanos desde el siglo XVII en EE.UU., primero por su condición social y laboral de esclavitud y más tarde por el racismo que la población manifestaba tanto legislativamente como socialmente, estas circunstancias dieron lugar a diversos movimientos a lo largo de los años comprometidos en la lucha por la igualdad y la justicia.
En un principio “la cultura del despertar” se refiere a un enfoque social y político que destaca la conciencia y la sensibilidad hacia cuestiones de justicia social, igualdad y discriminación. Aquellas personas que se identifican como “woke” suelen mostrar un compromiso activo con la identificación y la lucha contra las injusticias, especialmente en áreas como el racismo, el sexismo, la homofobia, la misoginia y otras formas de discriminación.
El despertar de los opresores
Tenemos muchísimos ejemplos de cómo el término “woke” está dando paso a unos discursos que nada tiene que ver “con estar despiertos y sensibles a las situaciones sociales de personas con opresiones sociales y vulnerabilidades”.
Los incels (célibes involuntarios), los movimientos por los derechos de los hombres, la llamada “manosfera” y otros yerbajos por el estilo muy preocupados porque las mujeres no consienten en tener sexo con ellos promueven una misoginia “por derecho”. Sí, han despertado y promueven sin parar y sin dudar que las mujeres tenemos que estar sometidas a ellos por “patatas”. Los incels de hoy no son un grupo organizado claramente definido, sino una comunidad de hombres dispar y en expansión en una red de blogs, foros, sitios web, grupos de miembros privados, salas de chat y canales de redes sociales que exponen unos discursos con un gran victimismo y amplias dosis de misoginia. Varios de los foros tienen decenas de miles de miembros. Y estas cifras no tienen en cuenta la cantidad de personas que visitan y se ven influenciadas por estos sitios sin necesariamente registrarse. Suscriben una ideología transnacional caracterizada por la supremacía masculina blanca, la opresión de las mujeres y la glorificación y fomento de la violencia masculina. Al verse a sí mismos como víctimas perpetuas oprimidas por una “ginocracia feminista”, creen que el sexo es su derecho de nacimiento inherente como hombres, y que la violación y el asesinato son castigos apropiados para una sociedad que perciben que les niega el sexo.
Los gurús del ligoteo también “han despertado”.
Hay un estudio que ya tiene forma y habla de este tema.
JÓVENES EN LA MANOSFERA. INFLUENCIA DE LA MISOGINIA DIGITAL EN LA PERCEPCIÓN QUE TIENEN LOS HOMBRES JÓVENES DE LA VIOLENCIA SEXUAL
En contextos religiosos también ponen la palabra “woke” como una ideología que “hay que combatir”. Es más, lo consideran una epidemia ideológica porque es una emergente “izquierda” que coloniza el imaginario colectivo y no es capaz de llevar adelante proyectos sociales como sí lo hace la industria de la iglesia católica.
Cuando “woke” se internacionalizó y amplió, para referirse a toda persona «despierta» contra todo tipo de desigualdades, se apuntó a ese carro de desprestigiar el movimiento woke personajes como Elon Musk.
También hubo personas que achacaron a “lo woke” que se hicieran películas y series con personajes de colectivos minoritarios. Ya nos hemos acostumbrado a los ofendiditos que se revuelven cuando hay una persona de color en un personaje de películas, series o videojuego que en ediciones anteriores ese personaje era interpretado/dibujado por blanco. Hay una especie de ofuscamiento cuando se ven personas distintas en la pantalla y más exhibición de ofensa cuando se besan dos hombres o dos mujeres, y si son de colores diferentes o de etnias distintas los aberruntos por las ofensas sufridas pueden durar varios días en Twitter.
En las aplicaciones de mensajería instantánea como telegram, whatsapp y otros se ha llenado de foros y grupos en que “los despiertos” han copado con millones de mensajes sobre diferentes teorías de la conspiración que pasan por antivacunas, amantes de la lejía, terraplanismos varios, diferentes pseudoterapias y pseudociencias como la nueva medicina germánica, las constelaciones familiares, los chemtrails,
Lo “woke” en la actualidad
Ahora se dice sin rodeos que el término woke es un término general para describir “los movimientos de justicia social de izquierda”. Esta frase da cuenta de una campaña muy bien orquestada, con una exquisita planificación, con unos objetivos muy claros y marcados que están tras una política del supremacismo blanco que tiene toda la maquinaria de los medios de comunicación a su alcance, que tiene la capacidad de crear leyes a su medida, capacidad de movilizar industrias religiosas y que se está apoderando de los currículums escolares en base a “una supuesta libertad de los padres a elegir cómo quieren que se eduquen a sus hijos”.
Hay un ideólogo que tiene muy claro “dónde está el mal” y cómo combatirlo. Paul Edward Gottfried trata temas relacionados con la identidad y la política, abordando cuestiones como el conservadurismo, el liberalismo, la cultura y la historia política. Está considerado un intelectual y tiene opinión para todo y todos.
Paul Edward Gottfried se considera así mismo “paleoconservador”, esa corriente del pensamiento conservador de USA que quiere volver a las raíces o principios originales del conservadurismo. Algunas de las características de la doctrina paleoconservadora son un énfasis en la tradición, la familia y la autoridad; ven la estabilidad social como resultado de seguir las prácticas y valores probados a lo largo del tiempo; muestran un fuerte escepticismo a los cambios sociales y políticos; prefieren reformas graduales y se preocupan por el impacto negativo que los cambios rápidos pueden tener en la cohesión social. Presumen de un nacionalismo y soberanía que critica las tendencias globalizadoras. No les gusta el conservadurismo neoconservador en cuestiones bélicas, tienden a oponerse al intervencionismo militar. Muestran una profunda preocupación por la cultura y la identidad, sus ataques a la inmigración y la diversidad cultural son muy conocidos.
El término “woke” dio paso a una amplitud de miradas sociales y se convirtió en sinónimo de políticas que abogan por cosas como la equidad racial y social, el feminismo, el movimiento LGTBIQ+, el uso de pronombres de género neutro, el multiculturalismo, el uso de vacunas, el activismo ecológico y el derecho a abortar. Algo que los conservadores solo de pensarlo les entra urticaria. Los nuevos modelos de familias, la diversidad sexual humana, los movimientos migratorios y demás cuestiones sociales que emergen en las sociedades, unido a unas nuevas tecnologías que están al alcance de casi todas las personas hace que sobre todo los hombres blancos se sientan “desprotegidos” socialmente.
Desarrollo histórico del concepto “woke”
El vocablo woke procede de la cultura afroamericana estadounidense y viene a significar ‘despierta’.
Etapa Inicial (Siglo XIX):
- Origen en la cultura afroamericana durante la esclavitud en Estados Unidos.
- La palabra “awake” (despierto) se usaba como un término coloquial para describir a aquellos que estaban conscientes de las injusticias raciales y sociales que estaban sufriendo las personas esclavizadas venidas de África.
La palabra “awake” (despierto) en relación con las injusticias raciales y sociales se utilizó históricamente en la cultura afroamericana como un término coloquial para describir a aquellos que estaban conscientes de las desigualdades y discriminaciones que enfrentaban. Este término se remonta al siglo XIX y fue particularmente relevante durante la esclavitud en Estados Unidos y el posterior Movimiento de Derechos Civiles en el siglo XX.
Cuando se hablaba de estar “awake” en este contexto se refiere a una profunda conciencia y comprensión de las injusticias raciales y sociales, así como a la disposición a actuar en contra de ellas. Aquellos que estaban “despiertos” eran individuos conscientes de la opresión y la discriminación racial, y estaban comprometidos en la lucha por la igualdad y la justicia. Este término se convirtió en un símbolo de la resistencia y la búsqueda de un cambio social positivo.
Resurgimiento en la década de 1960:
- Durante el Movimiento de Derechos Civiles, “woke” se revitalizó.
- Representaba la conciencia y la acción contra la discriminación racial.
La frase “stay woke” era un recordatorio para mantenerse alerta y consciente de las injusticias raciales y sociales, y abogaba por la acción activa en la lucha por los derechos civiles. En este contexto, “woke” adquirió un significado más específico y político, refiriéndose a la conciencia y la vigilancia continua en relación con las cuestiones de justicia social y derechos civiles, en particular, la lucha contra la discriminación racial. Este uso del término “woke” en la década de 1960 contribuyó a su revitalización y sentó las bases para su evolución en el lenguaje contemporáneo para referirse a la conciencia social más amplia.
Transformación en el Siglo XXI:
Con el tiempo, el término “woke” ha evolucionado y se ha convertido en un aspecto más amplio de la cultura contemporánea, dando lugar a ciertas características y críticas.
- Aumento de la conciencia social y política en la era de las redes sociales.
- “Woke” se popularizó nuevamente para describir la sensibilidad hacia temas de justicia social, no solo limitado a la raza.
- Ampliación a diversas áreas como género, orientación sexual y medio ambiente.
- El término “woke” se convierte en un adjetivo para describir a quienes están socialmente conscientes y comprometidos. Esta ampliación del alcance también incluye una variedad de problemáticas sociales, como género, orientación sexual, identidad de género, clase social y otros aspectos de la diversidad.
Polémicas y críticas:
- A medida que la cultura “woke” se ha expandido, también ha generado críticas y controversias. Algunos argumentan que el término se ha vuelto peyorativo y se utiliza para denigrar a aquellos que expresan sensibilidades sociales, mientras que otros sostienen que la cultura “woke” puede volverse dogmática o intolerante hacia opiniones divergentes.
- Políticas de cancelación: La cultura “woke” también ha estado asociada con la tendencia a cancelar o boicotear a personas, empresas o productos que se perciben como insensibles o contrarios a ciertos valores progresistas. Esto ha llevado a debates sobre la libertad de expresión y la tolerancia hacia puntos de vista divergentes.
- Influencia en la cultura popular: El término “woke” se ha integrado en la cultura popular y se utiliza a menudo de manera humorística o sarcástica. Algunas personas han adoptado el término de manera positiva para expresar su compromiso con cuestiones sociales y políticas progresistas.
Políticas de cancelación
Este es un interesante momento para indicar “qué es eso de la cancelación”. La cancelación, en el contexto del movimiento “woke”, se refiere a la práctica de retirar el apoyo o la atención a individuos, empresas, productos u obras que se perciben como problemáticos en términos de sensibilidad social o política. En personas del mundo del espectáculo puede llegar a la la pérdida de contratos publicitarios, la cancelación de proyectos profesionales y la disminución del apoyo de los fans. Las empresas están a merced de los consumidores y activistas que a menudo utilizan las redes sociales para expresar su descontento y presionar a las empresas para que cambien o se retracten. Obras y productos culturales como películas, programas de televisión, libros y otros productos culturales pueden ser cancelados si se considera que perpetúan estereotipos, son culturalmente insensibles o promueven mensajes perjudiciales. En las redes sociales los usuarios pueden ser objeto de cancelación por comentarios considerados ofensivos, y esto a menudo se traduce en la pérdida de seguidores, el cierre de cuentas o la marginación social en línea.
La cancelación ha generado debates significativos. Mientras algunos la ven como una herramienta para promover la responsabilidad y el cambio positivo, otros critican la cancelación como una forma de censura excesiva y una amenaza para la libertad de expresión.
Así que algunos “intelectuales” se han puesto manos a la obra para frenar “la doctrina woke” que cancela sin justificación, aparentemente.
Estos personajes de lo que llaman la esfera intelectual unidos con los políticos empezaron negando el racismo sistemático que se vive en USA, continuaron volcando en el movimiento feminista las más absurdas teorías sobre “qué es ser mujer, qué es ser feminista y cómo ser una buena feminista”. Continuaron con el movimiento LGTBIQ+ y dieron las más disparatadas justificaciones para seguir denostando a las personas de este colectivo. Los “woke” neoconservadores dan alas a unas intolerancias, un voraz reduccionismo, sectarismo, ignorancia y falsificación históricas, postureo, victimismo porque no quieren que se mueva su estatus privilegiado, no defienden la razón, ni la ciencia ni la libertad, defienden el pasado que les conviene o acomoda más.
Ejemplo de cancelación
A una persona que se canceló y que terminó en la cárcel fue Harvey Weinstein. En 2017 empezaron a decir que este hombre había abusado sexualmente y violado a muchas mujeres de la industria cinematográfica.
Las periodistas Jodi Kantor y Megan Twohey sacaron en 2017 las noticias que el productor de cine Harvey Weinstein había abusado sexualmente y acosado sexualmente a lo largo de su carrera. Su investigación les valió el Premio Pulizert
Harvey Weinstein fue condenado a 23 años de prisión por abuso sexual y violación y posteriormente a 16 años más de cárcel. Resulta que el caso Weinstein lo llaman “el secreto a voces de Hollywood”. La industria del cine conocía desde hacía mucho tiempo las prácticas de acoso y abuso sexual que el productor del estudio The Weinstein Company realizaba.
En 2017 paralelamente en redes sociales se estaba reelaborando el #MeToo. Alyssa Milano iniciaba un hashtag en Twitter/X #Metoo.
El #MeToo venía de años atrás. En 2006 Tarana Burke activó el movimiento #MeToo que apoyaba a las mujeres negras que habían sufrido abusos sexuales.
Años y años de dolor, de opresión, de chantajes, de viles artimañas para conseguir unos objetivos sexuales en una industria corrupta y con una ley del silencio impuesta a base de conflictos de intereses dio paso a una explosión de sororidad que nadie imaginó.
El clamor de las víctimas ha dado sus frutos.
Y ahora qué
Ahora tenemos a políticos muy dispuestos a acallar voces “woke”. Occidente se ha llenado de blancos ofendidos porque se les critica sus pataletas, sus caprichos y sus ocurrencias. Se llaman así mismo “antiwoke” y supuran un supremacismo blanco lleno de teorías de la conspiración, con sus hojas de ruta política internacional marcadas, adherido a lo más rancio de la industria de la iglesia católica con sus sucursales pentecostales, evangelistas y demás ramas de la empresa de la religión que consideran “que la raza blanca es biológica y culturalmente superior al resto”.
El supremacismo blanco exhibió una manifiesta aversión a las reivindicaciones de distintas minorías sociales. Se proclamó “antiwoke” ese movimiento de la derecha de USA que mostraba su fanatismo como un movimiento de resistencia. Como “antiwoke” no parecía que tuviera éxito comercial y social, se redefinió la palabra “woke” y emplearon sus más fervientes medios de comunicación para que ese fantasma llamado “igualdad” no traspasara sus microimperios, usaron términos como “corrección política”, “valores familiares” y “libertad religiosa” para hacer cuña convirtiendo el movimiento “woke” en un término peyorativo sinónimo de la cancelación (desaparición) de todo lo bueno y blanco de USA.
El gobernador de Florida, Ron de Santis, en su afán de mostrarse adalid antiwoke, con sus alegatos al “dios, patria, bandera” que tanto les gusta a los supremacistas blancos, ha puesto varias leyes como la Ley «Stop Woke» que limita la forma como en las empresas o en las escuelas del estado se lleven a cabo explicaciones sobre la raza y la identidad. Ron de Santis niega que el racismo sistémico es parte de la sociedad de USA y que la Ley y las instituciones contribuyen a mantener desigualdades sociales, económicas y políticas. Es más, considera “chusma woke” a cualquiera que diga que el racismo es sistémico en USA.
Traducción
Detener W.O.K.E.
La Ley para detener los errores cometidos contra nuestros hijos y empleados será la legislación más fuerte de su tipo:
ESCUELAS
PROTEGIENDO A NUESTROS MAESTROS Y ESTUDIANTES
Codifica la prohibición del Departamento de Educación de Florida de enseñar teoría crítica de la raza en las escuelas K-12.
Prohíbe a los distritos escolares, colegios y universidades contratar consultores CRT despiertos.
CORPORACIONES
PROTEGER A NUESTROS EMPLEADOS Y LUGARES DE TRABAJO
Protege a los empleados contra un ambiente de trabajo hostil debido a la formación crítica en teoría racial.
CONSECUENCIAS
Proporciona a los empleados, padres y estudiantes un derecho de acción privado.
Fortalece la autoridad de aplicación del Departamento de Educación de Florida
Las consecuencias de todo esto no se han hecho esperar. Los antiwoke que llevaban años “preocupados” por las cancelaciones de las personas racializadas, las feministas, personas del colectivo LGTBIQ+ en el momento que han asaltado puestos de poder han destapado sus objetivos.
En diciembre de 2023 encontramos que vuelven las listas de libros “malditos”. Y no, no ha sido un listado promovido desde entornos religiosos (el famoso Index librorum prohibitorum), aunque estos entornos sí han ejercido una nefasta influencia, han sido los entornos políticos los que ven en libros como “La casa de Bernarda Alba” de F. García Lorca una amenaza a la “libertad sexual”. Los colegios del condado de Orange, en Florida (Estados Unidos), bajo la acusación de exponer “conductas sexuales” en las escuelas públicas han vetado más de 600 libros.
No es eso, la “ong PEN America” contabiliza casi 6.000 prohibiciones de títulos en escuelas públicas de todo Estados Unidos desde el otoño de 2021.
Denuncian que la intimidación que está sufriendo la Escuela Pública con esas leyes retrógradas unidas a recortes presupuestarios
Por otros países también se están vetando libros y obras de teatro.
Ya expuse antes un ejemplo de “cancelación” que acabó con un violador en la cárcel. La “cancelación” (la práctica de retirar el apoyo público o social a una persona, generalmente una figura pública, debido a opiniones o acciones consideradas ofensivas o inaceptables según los estándares del grupo que la “cancela”) a menudo surge de la sociedad civil como respuesta a opiniones o acciones consideradas inaceptables. El politiqueo adscrito a teorías de la conspiración como “el gran reemplazo” están usando la censura, como la retirada de libros de las escuelas, como una exhibición de poder. La censura ejercida por estas autoridades gubernamentales no siempre está vinculada directamente a la respuesta social. La censura es la restricción o supresión de la expresión de ideas, ya sea por parte del gobierno u otras autoridades, implica la limitación activa de la libertad de expresión.
Conclusión
La sociedad está en constante cambio nuevas tendencias pueden emerger con el tiempo, estas tendencias puede que se desarrollen en base a movimientos ciudadanos.
La tecnología y la conectividad han dado lugar a cambios en la forma en que las personas se comunican, trabajan, y se consume la información. Los cambios demográficos y la convivencia de la diversidad étnica y cultural trae nuevos retos con la discriminación y la representación. Las cuestiones ambientales están ahí y los dirigentes políticos no dan el paso para tomar medidas que frene los daños que se han producido al planeta. La política y los movimientos sociales no encuentran sus puntos comunes y eso produce populismo y polarización. La transformación de la economía plantea desafíos relacionados con la globalización, tensiones comerciales y una imperiosa necesidad de abordar las desigualdades económicas. La pandemia de covid-19 que hemos vivido ha puesto de manifiesto la importancia de la salud pública y la cooperación internacional en la gestión de crisis sanitarias, promover iniciativas privadas en aspectos sanitarios va en contra de la sociedad. Los derechos y libertades individuales está abriendo debates novedosos que han venido por las nuevas tecnologías, cuestiones como la privacidad en la era digital están empezando a exponerse públicamente, la legislación es incipiente y a veces torpe. La educación y el empleo están más vinculados que nunca por un enfoque de formación continua. La cultura y el entretenimiento plantean nuevas influencias en el ocio, nuevos negocios emergen, nuevas construcciones de actividades físico-deportivas se involucran con industrias como la construcción, el motor, y la búsqueda de experiencias “espirituales”.
Estamos en un momento de cambio. Estas dinámicas son proceso complejos y multifactoriales que afectan las estructuras, los valores y los comportamientos de las personas. Su impulso puede impactar en la cultura, la economía, la política y las relaciones interpersonales. No se actúa de manera aislada, están interconectadas y se influyen mutuamente. Los cambios sociales pueden ser graduales o abruptos.
Las dinámicas de cambio que se quiere promover desde algunos sectores conservadores están enfocadas a una doctrina de la tríada “dios-patria-bandera” que puede variar sus objetivos, valores e intereses dependiendo de la zona en que se muevan.
Los opinadores de la derecha se apropiaron del término “Woke” dando un nuevo significado mientras usan la censura para promover sus doctrinas y sus conflictos de intereses.
Bibliografía:
https://baripedia.org/wiki/El_Movimiento_de_Derechos_Civiles_en_los_Estados_Unidos
https://archivoshistoria.com/el-sistema-esclavista-en-los-estados-unidos/
https://www.filmaffinity.com/es/film231552.html
https://historia.nationalgeographic.com.es/a/historia-lucha-racial-estados-unidos_15605
https://www.sec2crime.com/2022/07/02/incels-y-la-emergencia-de-un-posible-terrorismo-misogino/
https://www.abogados.com/blog/Ley-stop-WOKE-en-florida/
https://observatorio.tec.mx/edu-news/teoria-critica-raza/
https://www.inesem.es/revistadigital/educacion-sociedad/la-teoria-critica-de-la-raza-que-es/
https://matimatarredona.medium.com/cuando-las-bromas-académicas-salen-mal-24d66d598ce
https://www.bbc.com/mundo/noticias-63465024
https://cnnespanol.cnn.com/2022/01/07/analisis-cruzada-movimiento-woke-europa-trax/
https://www.flsenate.gov/Session/Bill/2023/7
https://fda.fsu.edu/HB7/Overview
https://revistareplicante.com/un-ano-en-libros/
https://www.lahaine.org/mundo.php/prohibir-libros-un-deporte-cada
