Encíclicas venenosas I
Cuando tenemos tantos bots en las redes sociales que salen de las maquinarias propagandísticas de la extrema derecha internacional, la solución no es hacer más bots que contrarresten. Es imposible, las extremas derechas del planeta tienen el dinero empresarial, el poder de los medios de comunicación y el fanatismo religioso, da igual qué religión.
Las noticias falsas, los bulos, las tergiversaciones de los discursos, tienen el objetivo de propagar discursos de odio contra la mujer, contra los inmigrantes, contra las personas del colectivo LGTBIAQ+, contra los trabajadores y trabajadoras y contra cualquiera que no asuma sus propuestas. Sus mensajes criminalizadores son un peligroso caldo de cultivo de consecuencias graves. Estos discursos de odio expuestos por personas que se mueven en entornos mediáticos y políticos se retroalimentan mutuamente. Hay cuestiones comunes en estos discursos como son: la deriva “progre”, el asistencialismo social universal y la amenaza cultural y nacional. Estos tres factores se unen a la infinidad de teorías de la conspiración que pululan por las redes sociales, por los ambientes literarios, por las editoriales de los periódicos, por sectores pseudocientíficos, por encuentros pseudofilosóficos y en la barra de cualquier bar, allí donde se cuestionan las instituciones, que en otros momentos fueron aceptadas, sin pensamiento crítico.
La estrategia de la desinformación no es nueva, es algo que se ha realizado allí donde hay intereses políticos, económicos, culturales, etc. Un caso paradigmático de nuestra historia reciente lo encontramos en Émile Zola, escritor e impulsor del naturalismo. El ”Yo acuso”, publicado en 1898, de Zola supone un alegato, un grito en el desierto de las mentiras, las desinformaciones y los bulos que el cuarto poder es capaz de realizar. La frase de Zola: “La verdad está en marcha y nada la detendrá” puso una serie de despropósitos políticos al descubierto que trajeron nefastas consecuencias para Europa.
El 13 de enero de 1898 se publica en el diario La Aurora el “Yo acuso” de Émile Zola, una carta dirigida al Presidente de la República Francesa Félix Fauré. La defensa que hizo Zola del oficial Alfred Dreyfus condenado por traición en un juicio militar en 1894. En esta carta expuso la injusticia y la falta de pruebas en el caso de Dreyfus, la corrupción y el antisemitismo que prevalecía en la sociedad y en el ejército fránces. Esta carta tuvo consecuencias para Zola, fue acusado de difamación y condenado a prisión, huyó a Inglaterra antes de cumplir la sentencia. Su acto de denuncia tuvo un impacto duradero en la historia y la lucha contra la injusticia.
Las modernas estrategias de desinformación
Contar con unas estudiadas estrategias en las que la provocación, causar escándalo, la polarización y la diseminación de bulos a través de las redes sociales están organizados, con unos claros objetivos electorales que propicien modelos autoritarios básicos (según Altemeyer, 1996) como son la agresión autoritaria, la sumisión autoritaria y el convencionalismo ha dado resultado en algunos países. Sobre todo se enfocan en unas manifestaciones de intolerancia exacerbada que presentan con respecto a aquellos individuos que pertenecen a grupos diferentes al propio.
El enemigo más expuesto para los integrantes de la extrema derecha es “el otro”. En ese conjunto de personas llamado “el otro” se encuentran las mujeres, los migrantes, las personas del colectivo LGTBIAQ+, la clase obrera, los sindicatos, las personas que impidan que alcancen sus objetivos propuestos sobre todo cuestiones legales y estatales.
La transformación de los discursos, variar el significado de valores comunes, desvirtualizar su sentido para llevarlos a su terreno y adueñárselos es algo que a los periodistas y apologistas en general de la extrema derecha les sale muy natural. “El otro” pasa a ser un objeto completamente deshumanizado a merced de líneas editoriales claramente sesgadas que bajo el paraguas de “sentirse” generadores de opinión, considerarse creadores de contenido y aceptar unos planteamientos, una forma de abordar los contenidos dejando claros los objetivos de blanqueamiento y naturalización de la ultraderecha, ensalzar el supremacismo blanco, victimizar al hombre moderno, denostar a las mujeres e inmigrantes, indicar que las personas que pertenecen al colectivo LGTBIAQ+ están enfermos, son solo algunas cuestiones que emanan de los contenedores teóricos de la extrema derecha.
Un sector de la población al amparo de las nuevas tecnologías ha encontrado nichos de mercado basados en las teorías de la conspiración políticas, sociales, culturales, económicas y científicas. Los supremacistas blancos, los afamados misóginos y troles nihilistas que se han hecho expertos en el uso de redes sociales para promover su hiriente agenda, se autoerigen faros sociales y demanden una atención que los consumidores neoliberales y de extrema derecha consideran “debates”. La búsqueda de la polémica es potenciada por la capacidad de las redes sociales. El atractivo de sentirse libre para soltar ocurrencias políticas, hacer bromas con lo primero que se tenga a mano, compartir las teorías de la conspiración más o menos novedosas forma parte de las marcas que apuestan por estos charlatanes y que han hecho una profesión de ello.
Envenenar el ambiente es algo que impulsan los periodistas afines al neoliberalismo de la extrema derecha más voraz. Los periódicos, diarios, televisiones y radios más importantes tienden a permanecer en manos del capital y de las ideas de la fantasía del “mercado libre”. Medios que tienen unos portavoces más o menos famosos y cuyo principal objetivo es generar opinión a partir de titulares y/o noticias con datos e información tergiversada, sesgada o, directamente, errónea, contribuyendo a la difusión de bulos y/o noticias falsas, lo que se conoce habitualmente como “fake news”.
La industria editorial se ha convertido en fábricas de bulos, el objetivo de blanqueamiento y naturalización de la ultraderecha supone estar mintiendo constantemente. Medios y diversos altavoces en las redes sociales proponen unas políticas de la nueva derecha radical o alt-right que dejan a un lado a las mujeres, los migrantes, a la clase trabajadora, a las personas que pertenecen al colectivo LGTBIAQ+ y cualquier personas que se interponga entre sus objetivos.
Los principales contenedores teóricos de la extrema derecha, con objetivos comunes y estrategias diferentes, se afanan por estar en las redes sociales generando opinión a partir de titulares o noticias con datos e información tergiversada, sesgada o, directamente, errónea, contribuyendo a la difusión de noticias falsas (lo que ellos mismos llamaron posverdad). Fabricar noticias de manera sistemática y organizada propuestas por los medios de producción aliados de empresarios y políticos muy interesados en producir contenido ideológico.
Canales como EDATV y 7NN son financiados, patrocinados o creados por líderes ultraderechistas que han entendido lo provechoso que resulta incrementar la desconfianza social hacia todo lo que huela a establishment (grupo de poder, conjunto de personas, instituciones y entidades influyentes en la sociedad o en un campo determinado, que procuran mantener y controlar el orden establecido), sean intelectuales, científicos, periodistas o instituciones como el Congreso.
Los bulos, las mentiras, las desinformaciones y las tergiversaciones están articuladas con la difusión de las redes sociales y plataformas de internet. En esta ecología comunicacional los hechos están subordinados al punto de vista político del supremacista, del empresario, del misógino y de cualquier colectivo que considere que sus intereses comerciales pueden verse afectados por mujeres, por la clase trabajadora, por las personas del colectivo LGTBIAQ+. El tradicionalismo y la xenofobia defendiendo el modelo de familia tradicional, mantener posturas contra el aborto, considerar al movimiento feminista satanista y exponer sin fisuras una deportación de los inmigrantes es en menú cotidiano de medios como estos
La industria de los medios de comunicación
La exaltación al falso patriotismo, vincular la inmigración con la seguridad ciudadana, una excesiva política territorial incluyendo denostar al feminismo, una crítica exacerbada al oponente político sin mostrar ni explicar los programas electorales propios, propaganda de los fanáticos cristianos sobre la convivencia, la educación y la diversidad sexual, exaltación emotiva de valores que provoca la propagación de la desinformación y la manipulación de la opinión pública que ha pasado a otro nivel con la explotación de plataformas de redes sociales y sistemas de mensajería instantánea para difundir noticias falsas, ejercer sistemas de censura o minar la confianza ciudadana en los medios de comunicación o las instituciones públicas son solo algunos de sus objetivos.
La propaganda computacional, algoritmos al servicio de una agenda política en redes sociales, es un plan que pretende socavar movimientos sociales y desestabilizar países extranjeros manipulando a la opinión pública. Los bots de las redes sociales que tienen un objetivo político producen como un esclavo en beneficio de su amo lo que ha programado que diga en las redes sociales. Actúan como megáfonos para conseguir la movilización de las opiniones amplificando un mensaje para fabricar un consenso. Debilitando un mensaje para frustrar la oposición/organización. En asuntos concretos practican el acoso, la persecución de la oposición percibida. También recopilan información, analizan informes, etc.
El adoctrinamiento de los medios de comunicación con objetivos políticos constituye la principal fuente de información y formación. Maneja las palabras con las que pensamos, sin añadir el pensamiento crítico personal, y es generadora de opinión. Este papel puede ser ejecutado a través de diferentes maneras:
- Sobreinformando para saturar de información y desviar la atención.
- Ocultando o seleccionando la información ya que quienes disponen de ella eligen la parcela de realidad a mostrar.
- Transmitir la información con eufemismos y palabras muy bien seleccionadas para dar a la gente con que términos pensar y crear su opinión.
- Con el bombardeo de programas vacíos de contenidos con el simple objetivo de entretener y adormecer, consumismo mediático.
- Como transmisores de valores a través de estereotipos, generadores de deseos…
http://pedernal.org/lacortinadehumo/el-papel-de-los-medios-en-la-sociedad/
Todos estos personajes públicos están al servicio de grandes corporaciones comunicativas internacionales con objetivos políticos. En las agendas de los consejos directivos las palabras inversión, expansión, consolidación y beneficios para los accionistas tienen peso específico y si para conseguir más beneficios tienen que utilizar tretas políticas las utilizarán.
Hay algunos casos periodísticos que van por libre aupando a exgobernantes
Esta pasión de las empresas de los medios de comunicación por acumular periódicos, como si de cromos se tratasen, con una justificativa “globalización” está dejando que los mensajes se unifiquen y cueste mucho encontrar un periodismo crítico. Los medios de comunicación son actores sociales y políticos. Estos operadores mediáticos que, en España, tienen un sello franquista y nacionalcatolicista, misteriosas financiaciones, marcas registradas, objetivos precisos de desestabilización social y provocar odio piensan en imperios pasados que no volverán, piensan en glorias perversas neocoloniales que se esmeran en promocionar. Con vínculos claros con partidos políticos que pregonan cuestiones como que “quieren curar la homosexualidad”, “el holocausto nazi no se produjo”, “la adoctrinación feminazi” y perlas similares que no dudan en poner en grandes titulares. Todos estos medios de comunicación han tenido unos cimientos muy sólidos. Sus discursos están elaborados desde hace mucho tiempo. Los argumentos están más que justificados con sesgos muy marcados. Con unas deliberaciones reflexionadas y analizadas y con unos objetivos claramente marcados.
Las razones de las creencias
Estos medios de comunicación han seguido unos guiones establecidos, argumentados, justificados, con unas premisas y conclusiones selectamente elaboradas. Con unas aparentes lógicas y coherencias para que las contraargumentaciones contengan objeciones fáciles de desmontar por la lógica porque lo que impera es la “autoridad”. Los razonamientos han sido escrupulosamente medidos, para eso llevan siglos siendo dueños de la Filosofía. Para rebatirles hay que ir al inicio de los tiempos y exponer que donde hay creencia no hay mata lógica que crezca, ni árbol de la evidencia.
La creencia da forma a la Filosofía protocristiana que se funda en dogmas, misterios, mitos, leyendas y aspiraciones empresariales a muy largo plazo. Exponer razones para justificar la aceptación de misterios mágicos como verdades irrefutables fue una ingente labor de muchísimas personas. Las argumentaciones que se dieron en contra fueron acalladas, el pensamiento crítico voló mientras exponían qué es el pensamiento crítico que evidencia los dogmas y los misterios. La creencia no pone en duda un misteria, lo acepta sin más. Luego ya la Filosofía se encarga de poner los argumentos que hagan falta para que la fe en el misterio deslumbre cualquier atisbo de razonamiento.
Han seguido unos guiones establecidos, argumentados, justificados, con unas premisas y conclusiones selectamente elaboradas. Con unas aparentes lógicas y coherencias para que las contraargumentaciones contengan objeciones fáciles de desmontar por “autoridad”. Los razonamientos han sido escrupulosamente medidos, para eso llevan siglos siendo dueños de la Filosofía. Para rebatirles hay que ir al inicio de los tiempos y exponer que donde hay creencia no hay mata lógica que crezca.
Esta entrada es la primera parte de una serie de entradas llamada “Encíclicas venenosas”.