Cuando lo que queda no es la Justicia
Hace tiempo escribí sobre el ”Yo acuso” de Zola. Creo que es el momento de volver a escribir sobre ello, ya que a lo que llaman el cuarto poder está haciendo méritos para que los Derechos Humanos estén en poder de unos pocos multimillonarios, esas líneas editoriales emanadas de ese cuarto poder, están sirviendo para aupar a determinados sectores de la política internacional en base a unas teorías de la conspiración que van dejando cada vez menos derechos a la población.
Émile Zola
Émile Edward Charles Antoine Zola, más conocido como Émile Zola, nació en París el 2 de abril de 1840, y falleció en París el 29 de septiembre de 1902.
Emile Zola fue un escritor y un impulsor del naturalismo. Dicen que sus novelas más importantes son “La taberna” y “Nana”. Zola se ha mostrado como un gran pilar de la literatura universal.
Tuvo colaboraciones con periódicos como Le Fígaro, Petit Journal, y Salut Public. Se dice que su obra literaria entra dentro del realismo literario y el positivismo filosófico. En 1898 y tras la publicación en el Periódico L’Aurore del “Yo acuso” se enemistó con el gobierno conservador de la República, el Ejército y la Iglesia Católica, con la consecuencia de un periodo de exilio en el Reino Unido. Tras su indulto por el caso Dreyfus, regresó a París y en 1902 murió asfixiado, hecho que a día de hoy, sigue suscitando muchas sospechas.
El 13 de enero de 1898 se publica en el diario La Aurora el “Yo acuso” de Émile Zola, una carta dirigida al Presidente de la República Félix Fauré.
Félix Fauré fue el sexto presidente de la Tercera República desde 1895 a 1899. Nació en París el 30 de enero de 1841, fue un importante empresario naval de Le Havre. En 1881 fue elegido diputado y nombrado subsecretario de Estado para las colonias en el gobierno de León Gambetta.
Félix Fauré heredó el caso Dreyfus del anterior presidente y bajo su mandato tuvo el momento de mayor tensión. Félix Fauré, cuenta la leyenda que tuvo una “muerte feliz” camuflada en un ictus en 1899.
“Yo acuso” de Zola se convirtió en un estandarte de la búsqueda de la verdad, en ese dossier comentado por el propio Zola, con el culmen de ese escrito dedicado al presidente de Francia Félix Fauré, expuso con una desgarrada inocencia cómo se llegó a manipular a los altos cargos del gobierno en base a unos intereses elucubrados a la sombra de mentiras y más mentiras, el culpable era cristiano, el inocente que fue a la Isla del Diablo era judío. Es un alegato a la justicia, un grito contra la trama de imposturas, manipulaciones y mentiras que iban nutriendo el antisemitismo y un escueto patriotismo, y se convirtió en una base fundamental de la esperanza.
La frase de Zola: “La verdad está en marcha y nada la detendrá” puso una serie de despropósitos políticos al descubierto que trajeron nefastas consecuencias para Europa.
Los teóricos de la conspiración políticos
Entramos en el reino de la estúpida avaricia, la tontería negadora de derechos, la incapacidad, la torpeza, la vacuidad, la estrechez de miras, la fatuidad, la idiotez, la locura, el desvarío. En este reino viven los simplotes badulaques mentirosos, papanatas, peleles, zotes, bodoques, pazguatos, zopencos, estólidos, majaderos y energúmenos con unos conflictos de intereses tan brutales que ni ellos mismos dan cuenta de lo fusionados que tienen una humanidad que defender.
La adopción del término «antisemitismo» en el último cuarto del siglo XIX por algunos de los movimientos políticos antijudíos que por entonces surgieron en países como Alemania, Austria o Francia, tenía como objetivos negar el carácter religioso del prejuicio antijudío, poner un enemigo civil claro al cual poder culpabilizar de todo lo humano y divino que se le ocurriera al propietario de la tinta de turno, mientras se iban lanzando estas humaredas, poder manejar los intereses y los conflictos de intereses con total libertad, sin que alguien osara decir que tal o cual evento/discurso/ley/etc. pudiera llegar a ser ilegal/inmoral/poco ética.
Los medios de comunicación masiva y las teorías de la conspiración políticas
Algunas de las teorías conspirativas más dañinas tienen su origen en el discurso político que suele aparecer en la prensa afín a estos intereses políticos. Se considera una irresponsabilidad ignorar, dar cabida y legitimar enfoques que son verificablemente falsos.
“La Libre Parole” fue un periódico antisemita publicado en Francia entre 1892 y 1924, fundado por Édouard Drumont. Edouard Drumont era el Alex Jones de la época, era un periodista pero también tenía el apodo de polemista. Tenía un antisemitismo muy evidente y vendía una peculiar libertad de expresión para insultar y denostar a los judíos.
Las intenciones políticas de Edward Drummond eran muy evidentes. Se le llamaba el maestro de la difamación. Su periódico “La Libre Parole” pretendía ser un estandarte de la libertad de expresión, una libertad de expresión cargada de prejuicios, racismo y antisemitismo.
Nadie como Drumont –a través de La France juive (1886) y de La Libre Parole, su periódico fundado en 1892, que llegó a tirar doscientos mil ejemplares diarios– contribuyó con semejante contumacia a convertir al “judío” en el enemigo de Francia, de Europa y de la humanidad, al grado de que, durante el régimen de Vichy y la ocupación alemana, colaboracionistas y autoridades nazis sacaron del ropero al viejo periodista para darle un lugar de honor como inminente precursor de la liquidación en marcha de los judíos europeos.
https://letraslibres.com/revista/el-maestro-de-la-difamacion-edouard-drumont-2/
En 1893 se edita por primera vez “La Libre Parole Ilustree” de esta forma las mentiras contra los judíos se vuelven ilustraciones que hacen de esta revista semanal un éxito.
“La Libre Parole” tenía el formato de semanario ilustrado (con dibujos), impreso en buen papel, dieciséis páginas, se vendía por diez céntimos. Contenía ilustraciones satíricas y políticas. Eran muy habituales los “semanarios ilustrados’’ al final del siglo XIX.
Pero este antisemitismo que se proponía desde este semanario venía de antes, en 1886 Drumont publicó un libro titulado La Francia judía, dando un impulso definitivo al antisemitismo en Francia. Y desde que el cristianismo se impulsó “como la religión salvadora de almas” hace dos mil años, la discriminación a los judíos forma parte de la Historia-
Cuando en 1892 crea el periódico “La Libre Parole” empieza a publicar una serie de artículos en los que criticaba la presencia de judíos en el ejército, difundia un miedo político a que estas personas de religión judía y oficiales del ejército pudieran llegar a los puestos de mando.
Las teorías de la conspiración política han sido una constante en la Historia. En el entorno que de la Francia de finales del siglo XIX, y dentro de esta categoría de “teorías de la conspiración en política” el movimiento antisemita resurge revestido de una carácter nacionalista.
Y sí, como Zola dijo, el clero cristiano estaba muy interesado en que se difundiera ese antisemitismo, en que se propagara la semilla del odio en un colectivo, en que se dirigieran las miradas a un enemigo hecho a la medida de sus objetivos cristianos.
Esa introducción de violencia estructural y cultural, que pasa desapercibida por su sutileza (bromas, chascarrillos, canciones, versos, etc.) y que cada época y Cultura ha dado sus propios modelos de actuación, dan paso a la discriminación que es la línea fronteriza entre las actuaciones invisibles y las visibles que ya son propiamente los delitos de odio y su violencia directa. Y esta violencia motivada por el odio puede ser directa o indirecta. Hay que aclarar que discriminación no es sinónimo de intolerancia, sí existe una clara relación. La intolerancia está repleta de falsas creencias, estereotipos y prejuicios. Discriminación es dar un trato diferente a alguien por razón de una de sus condiciones personales y está en el origen de la conducta delictiva.
Así lo que Zola denunciaba es que con pruebas falsas se había cometido un error judicial en base a la religión que profesaba el oficial de artillería Dreyfus.
Otros periódicos y seminarios, en la época de Zola, también estaban por la labor de denostar a los judíos
Problemas
La paradoja “Cómo cubrir la desinformación sin darle más visibilidad”, incluso cuando las opiniones expuestas son perjudiciales, es todo un desafío. La mayoría de las teorías conspirativas están enraizadas en ideologías de odio y han conducido a acciones violentas.
Lo que sí está claro es que el panorama mediático está contaminado, y no es de ahora, es una constante a lo largo de la Historia. La transmisión de información falsa, el poder de convocatoria y de convicción de la información falsa, que informaciones falsas se conviertan en una forma coherente de entender el mundo para determinados grupos de personas es algo que puede explicarse en base a vulnerabilidades e incertidumbres que determinados grupos sociales viven, entre otras variables y factores.
El odio es una emoción secundaria que se manifiesta en sentimientos confusos y contradictorios. Ese odio social y político que impulsa el deseo de “borrar” al otro de la faz de la Tierra es una impronta que incluye la complicidad de varios sectores institucionales de la sociedad (como la Prensa y el Poder Judicial). Los ingredientes de estas estrategias para conseguir objetivos en base a propagar odio son mentir, calumniar, difamar, ocultar, amenazar, silenciar, esconder, provocar, y sobre todas las cosas lo que quieren es socavar la sociedad establecida para promover las ideas políticas y sociales que consideran “son el faro de la sociedad”.
Para ello recurren, en primera instancia, a los mensajes emocionales para elicitar emociones secundarias que faciliten la labor de la persuasión coercitiva.
Se inicia con una influencia social que es el proceso por el que se pretende el cambio de actitudes de otro para condicionar una conducta concreta subsecuente. Esta influencia da paso a una inducción de la conformidad,
Discursos de odio
Según la ONU el discurso de odio es cualquier forma de comunicación de palabra, por escrito o a través del comportamiento, que sea un ataque o utilice el lenguaje peyorativo o discriminatorio en relación con una persona o un grupo sobre la base de quiénes son o, en otras palabras, en razón de su religión, origen étnico, nacionalidad, color, ascendencia, género otro factor de identidad.
En muchos casos, el discurso de odio tiene raíces en la intolerancia y el odio, o los genera en ciertos contextos degradantes y divisivos. Elicitar el odio es una forma de expresión muy peligrosa, pues tiene un objeto explícito y deliberado para dar lugar a discriminación, hostilidad y violencia, que también podrían provocar o incluir actos de terrorismo o crímenes atroces.
La libertad de expresión es un derecho que se ha de respetar, pero cuando el discurso se convierte en un arma para violar los derechos de los demás personas, incluidas la incitación a crímenes atroces y los actos de terrorismo no hay protección que valga y no deben subestimarse sus consecuencias.
El derecho a la libertad de expresión protege, incluso, mensajes y declaraciones que ofenden, escandalizan o molestan. Eso no tiene nada que ver con las retóricas encaminadas a justificar prejuicios, por ejemplo, la adopción del término «antisemitismo» en el último cuarto del siglo XIX por algunos de los movimientos políticos antijudíos que por entonces surgieron en países como Alemania, Austria o Francia, tenía como objetivo principal negar el carácter religioso del prejuicio antijudío. El antisemita francés Édouard Drumont decía «la cuestión antisemita ha sido constantemente lo que es hoy, una cuestión económica y una cuestión de raza», así echaban el balón de la religión fuera de los ámbitos sociales.
La protección de la libertad de pensamiento/libertad de expresión pone difícil el encuadrar y definir el “delito de odio”. Eso es algo que saben los agitadores de los discursos de odio y que al encontrarse este delito en un limbo jurídico en el que justificar/dar a conocer las intenciones del agitador cuesta mucho sobre todo en prensa porque parece que apuntan a algo más amplio o especialmente vago. La jurisprudencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH), del Tribunal de Justicia de la Unión Europea y de nuestro Tribunal Constitucional nos lo dice: hay que ponderar los intereses en conflicto, y ver si en el caso concreto el ejercicio de la libertad de expresión estaba justificado o se ha producido una extralimitación.
Los discursos discriminatorios pueden desembocar en graves consecuencias y poner en peligro las bases democráticas de convivencia. No son nuevos, tan solo se han adaptado a los tiempos en los que vivimos con unos medios de comunicación masiva que tienen grandes empresas acaparadoras de múltiples periódicos y revistas tanto de tirada diaria, semanal, mensual, como de redes sociales que surcan los foros, plataformas y webs de internet. Hoy en día la libertad de expresión es un derecho fundamental de los individuos y es la regla en un Estado democrático de Derecho.
¿Qué es un delito de odio?
En España:
(A) Cualquier infracción penal, incluyendo infracciones contra las personas o las propiedades, donde la víctima, el local o el objetivo de la infracción se elija por su, real o percibida, conexión, simpatía, filiación, apoyo o pertenencia a un grupo como los definidos en la parte B.
(B) Un grupo debe estar basado en una característica común de sus miembros, como su raza real o perceptiva, el origen nacional o étnico, el lenguaje, el color, la religión, el sexo, la edad, la discapacidad intelectual o física, la orientación sexual u otro factor similar. (OSCE, 2003).
Las frases que se emiten en un discurso de odio están estudiadas para dar mayor énfasis en su utilización instrumental dirigida, la mayoría de las veces, por sectores mayoritarios de la sociedad para general y provocar un rechazo a un determinado sector de la población. Su principal misión es lanzar bulos que envenenen el debate público. Esta conspiración delictiva da lucro monetario a quien lo emite y objetivos políticos a quien defiende, apoya y mantiene a estos “polemistas”.
A estas personas que lanzan discursos los llaman polemistas, agitadores, etc. Tienen su visión y sus misiones, entre estas misiones se encuentra la de excitar los ánimos de la población para propugnar determinados cambios políticos o sociales. Estos perturbadores de los ánimos de la gente sirven a los intereses de algún partido o de algún movimiento insurgente, su función es exaltar los ánimos de las personas para inducirlas a la acción. Las frases irritantes para conseguir sublevaciones, para conseguir algún objetivo político forman parte del manejo y la persuasión coercitiva a la que estos agitadores someten a su población objetivo para aprovechar sus sensibilidades, vulnerabilidades e incertidumbres.
El perfil de los agitadores es muy diverso, aún así tienen características comunes, no hace falta que sean profesionales del periodismo, pero sí viven de difundir teorías de la conspiración. Los empresarios teóricos de las conspiraciones sobrevuelan por encima de las sociedades con una falsa superioridad moral que exhiben mientras presentan sus falsedades, sus arrogantes justificaciones y sus técnicas de manipulación coercitiva inductoras de actitudes y comportamientos en base a amenazas psicológicas.
Los objetivos básicos de estos líderes de las teorías de la conspiración son: el dominio de la vida de los adeptos, acumulación de recursos económicos, expandir el número de seguidores en base a estudiadas apologéticas para alcanzar espacios e instituciones sociales.
Atacar la identidad de los posibles oyentes y participantes de las acciones de los manipuladores es el primer paso, de esta forma se les crea un vacío primero individual y después social que es el inicio de la transformación hacía una nueva identidad.
Y en ese camino han estado muchos agitadores sociales en la Historia. Agitadores sociales como Édward Drummond han sido los adalides de los políticos que habían detrás con sus estrategias y objetivos. Provocar miedo irracional entre los adeptos y seguidores es uno de los objetivos a conseguir, este miedo va calando hasta que produce el aislamiento social de los individuos objetivos, a la par que se busca a quien haya levantado alguna sospecha, acallar esas voces con más mentiras, más bulos, más desinformaciones y más difamaciones.
Huidores hacia adelante
Tras Édward Drummond (1844–1917) y su libro “La France juive”, publicado por primera vez en 1886, donde describe a Francia como subyugada a los judíos en las esferas política, económica, social y cultural, hace una apología siniestra a la vez que hace escuela para los charlatanes voceros modernos.
En 1889 Drummond fundó la Liga Antisemita. El semanario “La Libre Parole”, cuya política oscilaba entre la derecha católica y el radicalismo social, pero invariablemente tenía un tono violentamente antisemita, fue el gran escaparate de las teorías de la conspiración del momento. Drumont y su periódico tuvieron una participación considerable en la exacerbación del caso Dreyfus. En 1898, Drumont fue elegido miembro de la cámara de diputados, pero después de la victoria de los partidarios de Dreyfus, no volvió a ser elegido por segunda vez, en 1909 se rechazó su solicitud de ingreso en la Academia Francesa.
Ni qué decir que estas teorías de la conspiración relativas a los judíos dieron paso a consecuencias desastrosas en ese inicio de siglo XX y un rebote aún peor en 1940. Pero desde entonces ha crecido la difusión de esa gran conjura que lo mismo sirve para un roto que para un descosido.
La Gran Conjura: masones, illuminatis, jesuitas y judíos. A pesar de que este tipo de explicaciones intentaban superar los relatos de la teología medieval, que reducían la historia de la civilización a una teodicea, produjeron al mismo tiempo el metarrelato de una Gran Conjura civilizatoria ideada por una u otra élite para manipular el destino de la Cristiandad. Las explicaciones conspirativas, por tanto, dieron pie a otra versión más de la teodicea cristiana, si bien esta vez secularizada. Esto no es más que el inicio del antesemitismo moderno. Reforzado por una literatura que da cuenta de que es muy fácil inculcar culpas a un determinado colectivo para que sea el óptimo enemigo. Los charlatanes teóricos de la conspiración están constantemente aportando sus falsas evidencias de los mensajes que emiten, aportando razones morales para dar valor a sus mentiras. Sosteniendo sus tejemanejes dialécticos en base a los caprichosos objetivos que se van planteando casi improvisados.
Así que las búsquedas de la verdad de los teóricos de la conspiración últimamente se basan en mensajes cortos, consignas sencillas que van calando socialmente.
La escuela Drumont
Ahora tenemos a los modernos bocazas de la “libertad de expresión”, aún no les ha quedado claro que esa libertad de expresión de la que tanto presumen no ampara mentiras, bulos y difamaciones. Tenemos nuevas tecnologías que dan más cobertura a las difusiones de los empresarios teóricos de la conspiración.
Sí, poderosos allí donde van pues sus dialécticas van en consonancia con las avaricias de sus acólitos en busca de “la verdad”. Esa “verdad” que se va buscando entre el estercolero de los bulos, mentiras, estafas, desinformaciones, difamaciones y falsas meritocracias.
El racismo, la misoginia, la homofobia, el fanatismo religioso, el ostracismo, el mantra de “me censuran” mientras se tiene cientos de canales en emisoras de radio, cadenas de televisión, webs y foros en internet, etc., es el fundamento de unos pocos blanquitos ricachones que al grito de “hay un contubernio que no va a dejar que los blanquitos ricachones sigamos siendo los mandamases del planeta”. Sí, dan mucho asco pena.
La escuela Drumont está más boyante que nunca en la historia. Las redes sociales, los foros de internet, las páginas webs incluso algunos medios de comunicación masiva tradicionales van dando paso a vociferantes agitadores y empresarios de teorías de la conspiración que dan aliento a las más disparatadas justificaciones de delitos que el humano pueda perpetrar.
Y los difamadores patrios
Famosos son ya los discursos de la presidenta de la CAM Isabel Díaz Ayuso. Con unos patrones de comportamiento incoherentes e interesados, la provocadora mentirosa va soltando tuits como cuando estaba al servicio del perro Pecas de Esperanza Aguirre.
De todos es sabido cómo ha ido desmontando, continuando con la obra de los del Partido Popular, la Sanidad Pública en la CAM, lanza estos tuits, sintiéndose protegida por sus consejeros entre los que se encuentra Fernández Lasquetti que la intentó en 2014 quitar la Sanidad Pública y no lo consintieron. Ahora como socio/jefazo de la presidenta Isabel Díaz Ayuso sí ha podido hacerlo a sus anchas.
Ahí tenemos a las Drumont patrias, en este caso, la mentirosa Ana Rosa Quintana que no duda en mentir, tergiversar y difamar a quién ose toserle, usando la maquinaria del estado para proteger al delincuente de su marido.
Otro matrimonio empoderado en esto de los medios de comunicación masiva dan con los mismos que están en la maquinaria de los delincuentes políticos y periodísticos. Y ahí siguen dando programas en los cuales la extrema derecha con sus mensajes AntiDDHH campan a sus anchas, eso sí, no te metas con los cristianos.
Y como no, tenemos a los expertos en maniqueísmo por excelencia, esa industria llamada iglesia cristiana, sí, con sus ramificaciones protestantes, si total pertenecen al mismo consorcio de mentirosos y avariciosos. Ya escribí cómo han manipulado los estudios de género y han vendido la idea de que son “ideología de género”. Claro, la panda de misóginos que son los mandamases de las curias y demás asociaciones protestantes no va a dejar que se les “impongan las mujeres”, que su diosito no dice eso en su librito fantástico llamado biblia.
La de webs, foros, páginas oficiales que tienen los de la industria de la iglesia cristiana para dejar claro que ellos son los mandamases de la religión en el planeta y que hoy en día, como en los tiempos de Zola, no van a dudar en mentir, y en complicar la vida a quien sea para conseguir sus objetivos de mantenerse en sus posiciones de poder.
Conclusión
La vida nos ha dado pocos Zolas y muchos, demasiados, Drumonts. La avaricia con la que estos mandamases llenan todos los espacios para sus caprichos y deseos muchas veces no deja paso a la humanidad, al buen hacer y a la concordia. Ahora el punto de mira está en “los comunistas”, ¿y qué son los comunistas? Pues esa entelequia que a los que se autoconsideran patriotas (eso sí con el dios, patria, bandera y todo privado y quien no pueda hacer frente a todos las demandas de esa sociedad privatizada, pues lo mejor que puede hacer es morirse, ese estado privado no está para solventar problemas a los vulnerables) han considerado que es su “enemigo de toda la vida”. Qué mejor enemigo que un presunto “comunista” para lanzar contra ese “comunista” bulos, mentiras, desinformaciones y difamaciones que tapan los conflictos de intereses que emanan de las privatizaciones de servicios públicos.
Y para terminar una imagen de una de las irracionalidades que ponen “el comunismo” como enemigo de “sus cosas”
Estos zotes vividores van dando lecciones de sus varias miserias cognitivas y de cómo dan ejemplo de sus ignorancias, eso sí, cobrando muy bien.
Bibliografía:
https://journals.openedition.org/chrhc/5917
https://gallica.bnf.fr/ark:/12148/cb32687206n/date
https://www.unprofesor.com/lengua-espanola/emile-zola-y-sus-obras-mas-importantes-2759.html
https://revistaseug.ugr.es/index.php/meahhebreo/article/view/12436/10585
https://es.unesco.org/courier/2018-1/antisemitismo-lecciones-historia
https://ijnet.org/es/story/precauciones-la-hora-de-informar-sobre-teorías-conspirativas
http://esmateria.com/2014/02/26/por-que-creemos-en-teorias-de-la-conspiracion/
https://ia801007.us.archive.org/3/items/CIADOC1035960/CIA%20DOC%201035-960.pdf
https://www.abogacia.es/wp-content/uploads/2018/12/GUIA-DELITOS-DE-ODIO.pdf
https://www.corazones.org/doc/nosotros_recordamos.htm
https://www.boe.es/diario_boe/txt.php?id=BOE-A-2019-7771
https://www.ugr.es/~redce/REDCE27/articulos/03_TERUEL.htm
https://letraslibres.com/revista/el-perdurable-encanto-de-la-conspiracion/
