Volando voy
Esta entrada participa en la iniciativa de #relatosBrotes para @divagacionistas
En ese momento sentí unos brazos que apretaban mi torso, sentí que estaba mi cuerpo intentando moverse pero no lo dejaban, mis cognitivos estaban volando al son de una alfombra voladora que veía tan nítida, la sentía tan suave y que con una firme delicadeza se desplazaba donde yo indicaba. Oía voces lejanas, me decían: “tranquila, no pasa nada, estamos aquí”, mientras yo sentía el viento en mi cara, una fresca brisa que pareciera oxigenar todo mi ser. Yo quería seguir encima de esa alfombra, quería estar zigzagueando entre las nubes, me sentía plena.
“Esas voces, esas voces no me dejan disfrutar de este viaje”.
De un momento a otro sentí frío en mi espalda, sentí que no podía mover mis piernas, intentaba mover el torso y no lo conseguía.
“Estaba tumbada en la alfombra y esa brisa iluminada estaba dándome la vida, sentía que iba a llegar muy lejos, todos mis deseos los estaba consiguiendo”.
En unos instantes ya no sentía el frío del suelo en mi espalda, estaba en algo más blando, unas voces decían: “mientras preparo la inyección no dejes de abrazarla y de decirle cuánto la quieres”, yo no identificaba esas voces, yo estaba encima de una alfombra voladora roja y azul que me llenaba de gozo.
“Pero qué dicen esas voces, si estoy mirando el horizonte iluminado por encima de las nubes y es lo más maravilloso que puedan ver ojos humanos, cómo dicen que esto puede ser peligroso, tienen que aprenden a manejar las alfombras, a distinguirlas, se conforman con alfombras de pocos nudos y así no se puede volar. Las verdaderas alfombras voladoras tienen más de cien mil nudos por metro cuadrado, claro, luego dicen que si no funcionan. ¿Cómo van a funcionar con todo ese aire pasando entre la trama y la urdimbre? No se enteran”.
“Ya está abriendo los ojos, esta vez lo hemos controlado bien, no se ha aporreado la cabeza ni nada, muy bien” decía mi madre orgullosa del trabajo en equipo que habían hecho mis hermanos y ella conmigo.
“Mami, otra vez ese sueño de esa alfombra voladora, era tan chulo, tan real, la alfombra era tan suave y volaba tan alto”.
“Sí, cariño, lo sé, ahora descansa, dentro de un rato te traeré algo de comer, descansa, mi amor”.