Suma Sacerdotisa

Mati Matarredona
12 min readOct 6, 2019

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La Suma Sacerdotisa llegó exhausta a la cumbre, la edad estaba haciendo mella en su dolorido cuerpo, la esbeltez de la juventud dio paso a un caminar esforzado por parecer diligente. Esa mujer decidida y con una voluntad difícil de torcer se encontraba ante su supuesto dios. Estaba haciendo de mensajera de malas nuevas, no estaba en su papel de maestra de ceremonias de los rituales en homenaje a dios. Se estaba bajando al rango de simple mensajera, tenía algo importante que decirle a su dios. Se dispuso a iniciar la comunicación mística con la divinidad, muy concentrada para que el mensaje quedara claro, los mensajeros anteriores le habían indicado a la Suma una serie de ruidos, interferencias y anomalías que se sucedían desde hacía tiempo. No estaba dispuesta a tener que perder tiempo con alguna distracción que pudiera entretenerla más de la cuenta. Encendió el fuego, su pómez estaba en el punto exacto que soltaba las chispas para dar candela a las ramas de olivo que portaba siempre encima. Prendió la yesca seca, la mujer seguía fascinada por el tetraedro del fuego como el primer día, la práctica hizo que la chispa diera en el centro de la hojas secas adquiriendo la reacción más vigor. Sabía que ahí no había nada místico, un simple proceso de oxido-reducción, donde un elemento se oxida y otro (el oxígeno), se reduce. No, no hay nada mágico ahí. Sabía que sus antecesores habían puesto misticismo en el acto de encender una hoguera, ella sabía que eso era un poder mentiroso establecido desde hacía milenios.

http://www.misextintores.com/lci/tetraedro-del-fuego

El fenómeno físico-químico del fuego tenía que aprenderse en base a unas premisas que contenían unas fantasías muy exageradas pero que la gente creía a pies juntillas. Ella en su adolescencia se cabreaba con sus allegados, se enfadaba con su padre cuando él con la vehemencia que proporcionan los correazos intentaba convencerla que tenía que seguir los preceptos de la que era la seguridad del grupo, la sociedad en la que vivía, con lo bueno y lo malo. Buenas habían muchas cosas, comidas, bebidas, chicos y chicas guapos y guapas, cabalgar, la brisa, el Sol, algunas noches estrelladas, algunas noches de Luna Llena. Entre las malas se encontraban esa serie de creencias que la Suma Sacerdotisa tuvo que aprender a manejar para no acabar en el fondo del foso.

Mientras el cerebro de la Suma Sacerdotisa iba pensando: “la llama provocada por la reacción en cadena me ha salido perfecta”, tenía que decir en voz alta las “palabras divinas para iniciar la comunicación”. En ese momento ya estaban todos los asistentes a la ceremonia tomando asiento cada uno en su sitio. Era el momento del inicio, unos minutos de retahílas escritas en arcilla hacía siglos para ir ganando el corazón del cotarro social.

La Suma Sacerdotisa ya se sabía quién iba acomodándose en cada espacio, los murmullos ahogados se mantenían constantes a lo largo de los años, a veces algún niño le hizo girar la cabeza sacándola de esa supuesta concentración, en esos momentos se le llenaba de gozo todo su cerebro. Ese día no fue así, la concentración fue total, poco le importaba lo que fuera aconteciendo a su espalda, hoy quería dejar algo muy claro a todas aquellas personas que estaban detrás de ella.

Mientras continuaba la ceremonia de encender la llama que conecta con la divinidad empezó a emitir su letanía con una voz exquisita por lo cuidada.

Tú que lloviste fuego sobre la cabeza de los hombres.

¿Quién puede entender todo lo que es tuyo?

Tu fuego sopla alrededor y cae sobre nuestra nación.

Empezó a recitar mientras su cerebro pensaba, “mira qué idiotas, milenios para controlar el fuego y a lo que se dedican es a usar el fuego para hacer armas para matarse entre ellos, cualquier excusa es válida para levantar una ofensa tan grande que mereciera la muerte, y no, no hablo de aquello que se considera delito, hablo cómo me tengo que morder la lengua sobre explicar la causa sin atentar a las ofensas místicas”.

Tu inmortalidad dada la alcanzamos por tu gracia.

Danos tu gracia a través de la llama

Danos tu fuerza a través de tu gracia

Algunos asistentes ya empezaban a repetir la letanía, algunos ya tenían la mirada de trance nada más sentarse en la silla. Otros se disponía a atender a la Suma Sacerdotisa mientras percibían los movimientos indiscretos de su plebe.

Tu promesa, oh dios, es la última palabra.

Tu palabra es la vida portada, la esencia fértil.

Tu esencia nos embarga, tu sentir nos enriquece.

La Suma Sacerdotisa estaba en posesión de su verdad, estaba convencida de que la asunción de los poderes místicos del fuego suponían un freno de mano cognitivo. Llevaban milenios estancados, su leyenda negra incluían atroces fantasías sobre qué pasaba cuando a algún joven se le ha olvidado la bulla o no se aprendió bien sus caracteres. Nunca le hizo falta poner la mano encima para castigar, su sola presencia, su sapiencia y su modulada voz eran sus herramientas más efectivas. Eso no fue suficiente para que a su alrededor la gente inventara anécdotas y situaciones que no se produjeron jamás. No le importaba, le importaba más que ese miedo produjera suficiente motivación para que más personas aprendieran a manejar las bullas, a prepararlas, a dejar, marcar, escribir los caracteres correctos y saber luego interpretar lo que allí había escrito. Eso era para ella lo importante, el fuego no era importante, ni siquiera esa supuesta comunicación con divinidad, no había ninguna divinidad con la que comunicarse, habían unos rituales que alguien se inventó bajo los efectos de algún neurotóxico a los cuales, en su delirio, decían que servía para la comunicación divina. Eran los juegos de prestidigitación para embaucar a la gente establecidos desde hacía siglos ayudado con algunas microdosis de cornezuelo de centeno y fermento de frutas. Algunos manifestaban que su conexión con la divinidad era total. Cuando eso se producía la Suma Sacerdotisa estaba prestando atención por unos días al asistente que manifestaba esos énfasis divinos, cuando se daba cuenta que lo que había hablado tal persona era fruto de la resaca lo dejaba tranquilo, si la resaca pasaba y continuaban esas manifestaciones ponía en marcha su protocolo de acción.

Nos entregaste las tablillas de los destinos,

En el principio, cuando arriba los cielos no habían sido nombrados

(y) la tierra firme abajo no había sido llamada con nombre.

La Suma Sacerdotisa estuvo muchos años aprendiendo a no reírse cuando tenía que recitar estos versos, en su imaginación salían volando esas tablilla e impactaban en la cabeza de alguno que la quería convencer de la magia que suponía que un ser que no existe diera unas tablilla a alguien. Como profesional del sacerdocio aprendió a controlar sus pensamientos y conductas para que el efecto entre la población fuera lo más amplio posible, como le enseñaron sus antecesores en el ramo.

Tu fuerza impersonal y sagrada difundida en el universo,

te encargaste de someter a los demonios emergentes,

nos enseñaste a controlar los malos espíritus con tu gracia.

A esas alturas de la letanía la gente ya tendría que estar sentada en sus asientos ya dispuestos a participar plenamente de la ceremonia. Las asistentes se encontraban tras las cortinas, se habían percatado que algo no estaba en su sitio, algo que la Suma Sacerdotisa siempre colocaba al lado de la llama no estaba. Era un figura que simbolizaba la fertilidad no estaba en su sitio, veían que la Suma Sacerdotisa ni se había inmutado al percibir ese detalle, es más, parece ser que fue la Suma Sacerdotisa la que quitó esa figurilla del altar. Las asistentes asumieron que si la Suma Sacerdotisa había hecho eso, “ella sabrá”, no le dieron más importancia pero sí se encontraban muy expectantes sobre los acontecimientos. Percibían que la Suma Sacerdotisa estaba muy concentrada en aquella pequeña llama que salía por el extremo de la vela.

Tú, creador, pusiste fin al ingobernable caos,

ordenaste el cosmos con sus causas motoras y efectoras,

fundaste una nueva era del mundo,

presides una nueva humanidad.

En ese momento, cuando se recitaba la palabra humanidad, todos los participantes y asistentes la dijeron al unísono, la Suma Sacerdotisa sabía que llegó el momento. Tras contemplar la llama con una intensidad fuera de lo común se dispuso a iniciar el ritual para el que se había preparado toda su vida.

Una doctrina sagrada nos fue dada, una naturaleza divina se nos impuso. Nos aluden la palabra doctrina sin dudar, sin parar, sin comprender, le añaden sagrada para que no se cuestione, esa naturaleza divina dadora supuestamente de la vida y la vida humana en especial ha sido vendido como a lo máximo que puede aspirar un humano. Esa existencia de dios nos la han explicado como la simplicidad de la grandiosidad de dios y su perfección se ha hecho por el bien en general, esa bondad de dios la han descrito como la infinitud de dios, nos han dicho que la presencia de dios en el cosmos supone la eternidad y la unidad de dios.

Yo estoy aquí como Suma Sacerdotisa para explicar cómo conocemos a dios y los nombres de dios os los he ido enseñando de la misma forma que mis antecesores enseñaron a vuestro padres, la ciencia de dios, la idea de dios, se os ha revelado como la verdad de dios. Se os ha narrado la vida de dios hasta la saciedad, se os ha dicho que la voluntad de dios es inamovible. Se os ha inculcado un miedo al que han llamado el amor de dios, se os ha dicho que si alguien humano osa dudar de ese amor divino la justicia de dios se activará, las maldiciones pueden que lleguen a ustedes o a sus descendientes, ya verá dios lo que tendría que hacer en el momento, se os ha dicho que la misericordia de dios vendrá si mostráis arrepentimiento de vuestras conductas que han ofendido a dios.

Se os ha dicho que la providencia de dios también estará alerta ante aquellos que se muestren sumisos a la doctrina divina, la predestinación de dios se ha exagerado tan inmensa que en el libro de la vida lo han escrito con letras de oro. Se ha dicho que los castigos que tienen origen divino ponen de manifiesto el poder de dios, se ha estudiado hasta cansarse que la bienaventuranza divina se resuelve con una serie de letanías que muestran la sumisión que hay que tener a dios a través de las personas divinas. Las relaciones que debemos tener con las personas divinas está en base a la pluralidad de las personas divinas, pues sus diferentes esencias comportan diferentes formas de relación, misión y visión. Todo ello para dar a conocer que la pena de los demonios es merecida y que esa misma pena caerá sobre nosotros si no hacemos lo que dios ha dicho que hagamos.

Pues bien, ahora yo, la Suma Sacerdotisa os digo, que lo que se denominado de la criatura corpórea y de la relación con la suprema creación divina, la diversificación de la materia informe, caótica y su formación ordenada no ha sido dada por la luz divina alguna, los días de la creación es un cuento que inventaron al hogar de la lumbre descansando y comiendo tras una gran labor realizada en común, la esencia del alma, tantas veces explicada, es el invento que ha dado lugar a un delirio colectivo llamado la unión alma cuerpo que para poder aclararlo mejor se inventaron unas potencias divinas emanadas de la sensualidad divina para que los humanos sometamos nuestra voluntad con la dispensa del libre albedrío, de esta forma el orden divino se hace merecedor del entendimiento humano para que quede claro que el origen del humano está en su alma y no se discuta sobre eso. Ahora os digo que no es así.

Este pensamiento primitivo caracterizado por ser: global, no dimensional, absolutista. invariable e irreversible, creado por unos arcanos cobardes, miedosos de que su estilo de vida cambie han impedido bajo el miedo de la divinidad que se avance a un pensamiento maduro que se caracteriza por ser: multidimensional, relativo, variable y reversible, que tanto ha ayudado a la resolución de problemas.

Nos han polarizado con un cielo y un infierno efecto de la llama divina según el grado de cabreo que tenga el dios, se han manifestado unas oralidades que con pensamientos y conductas rígidas, cerradas, opuestas y excluyentes han tornado la confianza en desconfianza, la bondad en maldad, lo amigable con lo hostil, el repliegue con el ataque y lo que es peor la separación de los otros y el yo.

Esos miedos ancestrales al abandono, el odio, la dependencia, el abuso, la desconfianza, unido a los miedos a los fenómenos naturales como tormentas, volcanes, vientos huracanados, relámpagos iluminadores y destructores, que nos portaron el fuego, han sido los defensores de un intimidad que sólo quieren para ellos mismos para que su aceptación sea total en la sociedad, no se acepta crítica alguna, sólo lo que estos arcanos miedosos se han atrincherado en sus tradiciones miedosas y arcaicas para evitar afrontamientos que solucionen problemas. Todo ello ha sido una protección al abuso, a la soledad y a la infidelidad para mantener sus estatus vitales erróneos.

A esas alturas del sermón el público estaba sobrecogido, estaban pendientes de las palabras tan graves que la Suma Sacerdotisa estaba diciendo, cómo iba a ser eso, cómo iban los grandes arcanos a mentir tan descaradamente a sus allegados por milenios sobre la cuestión divina, vale que la Suma Sacerdotisa era considerada una mujer sabia, pero se había pasado, estaba asustando mucho a la población. Allá al fondo se oían murmullos de los mandamases clérigos que se removían en sus asientos. A pesar de todo el poder que ostentaba la Suma Sacerdotisa estaba a las órdenes de la divinidad, inadmisible que dijera esas palabras al populacho.

Ya todos sabéis la verdad, ya todos estáis enterados, ahora tenéis que ser consecuentes y aprender la lecto escritura, es lo único que os salvará. Es lo único que os salvará de la oscuridad divina, es lo que pondrá luz a la oscuridad que unos clérigos ineptos os han inculcado. Clérigos que han preferido usar el fuego para matarse entre sí por sus objetivos terrenales y nada divinos. Objetivos de poder y miseria que se esconden tras grandes palabras culposas y grandes embaucamientos mercantiles.

Imperativo es que se aprendan las grafías que les son útiles para la compra-venta. Imperativo que avancen en la forma de dejar por escrito lo importante de la cotidianeidad. La presión de los clérigos se notará en breve, el brazo que dirá que yo deje de ser Suma Sacerdotisa ya se ha puesto en marcha, mi vida está comprometida, no os importe. Ahora estaréis confundidos, en breve se pondrá en orden vuestra vida. No habrá vuelta atrás, se ha confirmado con la llama apagada que no hay conexión divina alguna. Aquí estamos hablando y no hay gracia divina humana. Lo que hay es un afán por embadurnar la verdad, esa verdad es que estamos completamente desprotegidos ante las inclemencias meteorológicas, estamos solos ante el avance de la lava de los volcanes, estamos solos ante los incendios forestales causados por los relámpagos.

Ahora que ya vienen por mí, estamos ante la última oportunidad de no caer en el oscurantismo, aprendan a escribir las bullas, aprendan a leerlas, aprendan a comprenderlas, aprendan a tener los pliegos bien guardados, aprendan a tener a los hijos a resguardo de los clérigos, aprendan a no confiar en leyes divinas. Aprendan que durante milenios han estado a merced de unos clérigos que no han sabido hacer nada con el fuego más que matarse unos a otros.

Aprendan a que la divinidad no es más que un miedo inculcado, no hay divinidad alguna, hay unos fenómenos naturales que a los humanos sí producen miedo porque a veces no se pueden controlar provocando o bien inundaciones, o fuegos, o desastres que nos producen mucho daño. Llevamos milenios controlando esta llama que han llamado divina, no es más que una reacción en cadena, han puesto magia donde no hay más que una explicación física química, aprendan a manejar la pómez, aprendan a escribir en las bullas y en los pliegos, eso será lo que los salvará de los miedos inculcados por los clérigos.

El clérigo mayor hizo la señal al arquero jefe, aquel arquero silencioso con lágrimas en los ojos ejecutó la orden que el clérigo mayor le dio, a pesar de las lágrimas que le caían por las mejilla asestó un certero tiro. Las carótidas de la Suma Sacerdotisa se abrieron dejando paso a borbotones de sangre que ensuciaba el precioso vestido de la Suma Sacerdotisa.

Bibliografía:

https://www.pressenza.com/es/2018/11/las-mujeres-hacen-historia-enheduanna-suma-sacerdotisa-y-poetisa-de-sumeria/

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https://laplacamadre.files.wordpress.com/2013/09/enuma-elish-traduccic3b3n-y-notas-de-luis-astey-v.pdf

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https://www.dominicos.org/media/uploads/recursos/libros/suma/1.pdf

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Mati Matarredona
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