Religión, increencia y ateísmo

Mati Matarredona
11 min readMay 16, 2022

--

Imagen de WikiImages en Pixabay https://pixabay.com/es/photos/v%C3%ADa-l%C3%A1ctea-espacio-estrellas-67504/

Qué es la religión

Una religión es un grupo de creencias y rituales con reglas, historias y símbolos adoptados por la sociedad o un grupo de personas. La religión puede ser una forma de vida y/o una búsqueda de respuestas con respecto a la vida y la muerte.

La noción de libertad en la práctica religiosa no se reconoce de manera universal y no es aceptada en todo el mundo. Según el país donde se encuentren, las personas no tienen la misma libertad religiosa.

Qué es el laicismo

Corriente que defiende la independencia del hombre o de la sociedad, y especialmente la del Estado, de toda influencia religiosa o eclesiástica. Reconocer que hay millones de personas en el planeta que cuando se despiertan no les hace falta encomendarse a dios alguno es una realidad que algunos no están dispuestos a asumir.

Verdades

La fe, la esperanza, la transcendencia, la moral no son patrimonio exclusivo de las religiones. Los religiosos no consideran que vivir con fe, esperanza, transcendencia y moral fuera del ámbito de la religión sea una manera coherente de afrontar la vida de los humanos, sean creyentes o no. Por siglos los entes religiosos se han adueñado de la moralidad que emergió en el humano hace miles de años, con estas palabras de fe y esperanza abrieron caminos dialécticos a los misterios y cosmologías que han perdurado hasta nuestros días, ponen el énfasis en que si no se acogen a la religión (da igual la religión que sea) desde el nacimiento no se va a saber algo tan abstracto como “qué es es bien y qué es el mal”, es algo que hoy por hoy está superado científicamente, las aproximaciones de Piaget, Kohlberg, Eisenberg, etc., pusieron de manifiesto que el razonamiento moral emerge con unas etapas más o menos iguales en los niños, variando en la edad por muy poco y sobre todo que el compartir y el cooperar son las vías de que aparezca una moralidad equitativa al final de la adolescencia. Eso ya está estudiado y se van ampliando conforme pasan los años.

Es cierto que según la procedencia geoestratégica en que se viva la cultura está impregnada de la religión de la zona, aunque no se cumplan los ritos religiosos de la zona, es imposible no imbuirse de alguna forma de costumbres y rituales. Mauricio Schwarz tiene un vídeo que explica muy bien el tema, así que aunque no se quiera la influencia está clara, desde la gastronomía hasta costumbres festivas y diversos tipos de ocio.

Se están haciendo “debates” más o menos intensos que se intenta reflexionar acerca de los niños como sujetos del derecho a la libertad religiosa y los posibles conflictos que pueden plantearse entre los padres en relación a la educación religiosa de los hijos, supuestamente a los padres les corresponde tanto guiar al niño en su iniciación religiosa, como elegir el tipo de educación que ha de recibir. Los problemas empiezan cuando uno de los padres profesa una religión de corte sectario y que está claro que adscribirse a ella tiene que ver con una sustancial intromisión en los derechos humanos y derechos sanitarios. Este tipo de cuestiones vemos cómo se están resolviendo en los juzgados y en la mayor parte de las ocasiones se percibe el sufrimiento infantil al ver que los padres no se han puesto de acuerdo en algo y están exponiendo las intimidades al escrutinio jurídico y algunas veces de la prensa.

Siguiendo en la línea de religión o laicismo. Creer tampoco es territorio exclusivo de las religiones, el humano está creyendo constantemente, creer cuestiones pasadas, presentes y futuras es algo que forma parte del devenir cotidiano de los humanos, lo mismo que son la fe y la esperanza, no hace falta hacer fuerza para creer, tener fe o tener esperanza, son palabras que nos robaron en los albores de la historia para hacer con ellas los más viles trapicheos mentirosos y miedosos. No son conceptos religiosos, son conceptos humanos, no hace falta un dios para tener en cuenta los significados de esos conceptos.

Se adueñaron de esas palabras cuando tuvieron constancia del arraigo supersticioso que tiene el humano y algunos animales, incluidas las palomas, y de ahí cómo algunos ritos y rituales emergieron en base a esa superstición. Otra cosa que nos venden desde la religión es que la moral humana no sería tal sin las religiones, no, la moral humana emerge del razonamiento humano, de tener algunas intuiciones y pocas certezas de cómo es la convivencia.

A lo largo de la niñez, las personas menores de edad se ven inmersas en diversos fenómenos relacionados con creencias religiosas, como su propia formación religiosa o moral, la adopción de creencias y prácticas de su entorno familiar y social, por ejemplo, las prácticas de sus compañeros de clase que pueden ser distintas a las propias. Algo que puede llegar a ser motivo de conflicto tanto dentro del aula como de confrontación profesional. Por ejemplo, un niño que sus padres sean testigos de jehová “no puede celebrar los cumpleaños”, en el aula a la que asiste ese niño hay 25 estudiantes, como mínimo hay un cumpleaños al mes durante el curso escolar, esos cumpleaños se celebran con una pequeña fiesta que preparan en conjunto varias maestras, entonces: ¿se saca a ese niño del aula?, ¿no celebran cumpleaños porque hay un niño que tiene que ser respetada su creencia?, también entre los propios niños surgen “preguntas”, ¿le doy tarta o no?, ¿le doy el regalito o no? etc.

La escuela pública es un exponente singular de la diversidad religiosa y cultural: en ella se manifiesta reclamando protección y reconocimiento, invitando a crecer en su respeto. La educación pública se atiene a leyes en cuestiones religiosas internacionales, a leyes europeas, a la Constitución Española, El artículo 2 de la Ley Orgánica 7/1980, de Libertad Religiosa, de 5 de julio, y se tiene que hilvanar con las leyes que protegen el derecho a la educación y la libertad de enseñanza.

Hay que ser consciente y comprender que la neutralidad ideológico-religiosa del Estado opera como condición necesaria para garantizar la adecuada protección de las manifestaciones de la libertad de religión y de enseñanza que se muestran en este ámbito en concreto. Lo neutral es el Estado, no la sociedad civil, por lo que la escuela pública debe mostrarse abierta y tolerante a la diversidad religiosa e ideológica. La neutralidad estatal, en todo caso, implica la prohibición de adoctrinar a los alumnos y, al mismo tiempo, que los modelos educativos diferentes al de la escuela pública puedan ser objeto de protección en el contexto de una sociedad plural.

https://www.pluralismoyconvivencia.es/wp-content/uploads/2018/12/Doc.Obs_.7-Diversidad-Religiosa-en-la-escuela.pdf

En España la cuestión de la diversidad religiosa se contempla en las leyes, pero no en los hechos, en la educación formal pública está por convenio las clases de religión católica obligatoria (el concordato así lo indica) y que es voluntario el asistir a esas clases de religión católica. Pocos colegios públicos ponen que los niños que profesen otras religiones que no sea la católica tengan oferta efectiva, esto es, profesores que conozcan.

http://www.scielo.edu.uy/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1688-93042018000100059&lng=es&nrm=iso

La influencia de la religión sobre la vida política y social de los humanos cuenta con un vasto recorrido temporal. Pero lejos de haberse recortado parece dilatarse por momentos en el devenir de este siglo xxi cuando vemos las consecuencias de los fundamentalismos en los asuntos del mundo. Seguimos teniendo cruzadas y jihads con el mismo cuño de intolerancia y persecución contra el osado infiel al que se debe controlar, cuando no aniquilar, por todos los medios. Desde esa perspectiva, la religión es opresora y terrible.

Tenemos que visualizar más allá de estas imposiciones tan negativas y perjudiciales de la religión. Si consideramos el pluralismo religioso como un factor a tener en cuenta en el campo de estudio que llamamos educación intercultural, lo razonable es que el proceso de aprendizaje esté ligado a un tipo de intervención pedagógica que privilegie el diálogo en la consecución de objetivos que podrían referirse a que los alumnos consigan un conocimiento básico de varias tradiciones, además de la católica (otras de interpretación cristiana, judía, musulmana, budista,..), que entiendan el cruce de creencias, que comparen y contrasten la filosofía propia de cada tradición religiosa, o que pongan en marcha destrezas de pensamiento crítico a fin de valorar las contribuciones culturales de esas mismas opciones.

Educar para una ciudadanía global requiere de un aprendizaje no constreñido por sus márgenes culturales. Puede que sea suficiente para aceptar la inclusión de la pluralidad religiosa en el ámbito de los proyectos educativos interculturales.

http://revistas.uned.es/index.php/educacionXX1/article/view/17489

A corto plazo, en unos 100 años vista, veo difícil que el tema de que la cultura, cualquier cultura, deje de lado las religiones. El esperar eso es algo que manifiesta que no se conoce al humano, hay personas que no les hace falta un dios para vivir y convivir lo mismo que hay personas que les hace falta un dios para vivir y convivir, que está claro que la moral no viene de la religión, aunque por siglos nos lo hayan vendido así, que está claro que a las personas la diversidad cultural es de lo más enriquecedor que pueda pasarles, aunque haya rancios patriotismos que lo niegan, que está claro que las influencias en gastronomía, música, vestidos y ropajes vienen dados en base a unos rituales milenarios algunos, más cercanos en el tiempo en otros, es innegable.

No pensar minutos u horas al día, a la semana en un dios, no tener que rendir cuentas a amigos imaginarios, no tengo que celebrar ritos de paso para satisfacer a ese amigo imaginario. Por otra parte, me estoy perdiendo una parte social importante, sí, pero esa parte social, por mi experiencia personal, no me aporta más que malos consejos y disimulos comprometidos y no, mi vida no la quiero enfocar por ahí.

Qué es el ateísmo, qué es ser increyente, qué es ser agnóstico

Se dice que el ateísmo es la “doctrina” que niega la existencia de dios o de cualquier divinidad. Increyente básicamente es no creer en dios, no tener una visión religiosa de la vida, no creer en una vida después de la muerte, no tener una religión. Ser increyente dicen que está basado en una postura basada en la indiferencia divina porque las cuestiones humanas son las que tienen que prevalecer frente a supuestas trascendencias divinas más allá de la muerte. Ser agnóstico es la postura filosófica que apuesta por un “ni creo ni dejo de creer en dioses”.

Hay cuestiones que se razonan con firmeza humana como es no necesitar un dios que sea referente moral y vital, la vida humana ha tenido dioses diferentes en todos los puntos geográficos y en todas las épocas, esos dioses se han exaltado o caído según los vaivenes sociales del momento. El homo sapiens ha continuado y dioses han quedado atrás. La cuestión del mal es algo que ya aburre, decir que el dios es amor y que sólo el hombre es capaz de hacer mal en base a su libre albedrío es la excusa más chapucera que se puede decir, pero ahí está ese libre albedrío que como una losa encasquetan para el regocijo de unos cuantos. Que en la práctica religiosa se deje atrás sectores de la población en cuestiones de toma de decisiones, eso sí, se utilizan para someter y mandar sobre ellas. Y eso que llaman apatía hacia los valores espirituales en general a no tener la necesidad de dioses en la vida cotidiana, y yo pregunto: ¿qué valores exactamente?, porque para tener transcendencia no hace falta creencia religiosa alguna. Muchas personas han trascendido en el devenir social humano, Marie Curie, G. Alexander Fleming, Alan Turing, por ejemplo entre los millones que hay, han trascendido a su realidad y de alguna forma se encuentran en nuestra cotidianeidad sin apelar a alguna sobrenaturalidad propia de los discursos de coerción persuasiva.

En el mundo de la religiosidad, a los que no nos hace falta un dios para vivir, los creyentes consideran de nosotros/as:

Que tenemos dificultades para creer;

Que tenemos unas luchas internas que impiden ver a su dios, sí, su dios concreto;

No tenemos la gracia, ese el favor inmerecido, amoroso y gratuito del supuesto creador;

Carecemos de la influencia divina sobre el corazón, y su reflejo en la vida;

Tenemos un libre albedrío confuso pues no está enfocado a dios.

Para eso un tal Tomás de Aquino lo dejó claro en un panfleto llamado “Suma Teológica” que si se vivifican las obras igual se va al cielo “al trascender”:

Respondo: Una obra puede decirse que está muerta en dos sentidos. Uno, de modo efectivo, porque causa la muerte. Y, en este sentido, las obras del pecado se dice que están muertas, según aquellas palabras de Heb 9,14: La sangre de Cristo limpiará nuestras conciencias de las obras muertas. Así pues, las obras muertas no son vivificadas por la penitencia, sino más bien abolidas, según las palabras de Heb 6,1: Sin tocar de nuevo los temas fundamentales de la penitencia, hecha por las obras muertas.

https://hjg.com.ar/sumat/d/c89.html#a4

Sí, ya sé que se me van a echar encima por decir panfleto a la Suma Teológica, pero qué quieres que te diga, mil páginas de persuasión coercitiva sobre qué es la teología, sí, adquiere el título de “panfleto”.

Artículo 1: ¿Es o no necesario que, además de las materias filosóficas, haya otra doctrina?

A las objeciones:

1. El hombre no debe analizar con sus solas fuerzas naturales lo que excede su comprensión; sin embargo, esto que le excede ha sido revelado por Dios para ser aceptado por la fe. De ahí que el texto aquel continúe diciendo (v.25): Te han sido mostradas muchas cosas que están por encima del hombre. En estas cosas se centra la doctrina sagrada.

https://hjg.com.ar/sumat/a/c1.html

Así que eso de la fe, sí, muy bonito, nada práctico para el adepto, muy eficaz para el mandamás, muy elaborado para manipular las vidas de millones de personas desde hace +1800 años, están constantemente alabando, bendiciendo, suplicando e intentando estar por encima de la población en base a leyes que han sido puestas por fanáticos religiosos en base a delirios, alucinaciones y estados psicóticos.

Bibliografía:

--

--

Mati Matarredona
Mati Matarredona

No responses yet