Mirando el Concilio Vaticano II
Este Concilio fue convocado por el Papa Juan XXIII en 1962 y clausurado por el Papa Pablo VI en 1965.
En 1959 Juan XXIII, papa desde 1958 hasta 1963 (Angelo Giuseppe Roncalli 1881–1963) anuncia un concilio ecuménico. El 11/10/1962 empieza el Concilio Vaticano II. En junio de 1963 fallece Juan XXIII y es elegido Pablo VI, papa desde 1963 hasta 1978 (Giovanni Battista Montini 1897–1978).
El 08/12/1965 se clausura el Concilio Vaticano II. En tres años, casi 3000 participantes aprobaron 16 documentos. Obispos de 116 países más la cantidad de miembros de las Naciones Unidas se reunieron para la apertura. En ese momento había una estimación de cristianos en el planeta Tierra entre los 700–800 millones. Se realizaron cuatro sesiones, cada sesión duraba entre uno y tres meses.
El vigésimo primer concilio ecuménico de la Iglesia católica pasó a la historia como el Concilio Ecuménico Vaticano II. El siglo XX estaba hecho unos zorros, dos guerras mundiales, curas obreros, una serie de colonialismos varios intentando pujar a políticas internacionales, unido a que la mujer estaba teniendo el protagonismo que nunca en la historia había tenido, dio paso a una decisión papal con una justificación sin réplica: “La renovación de la iglesia dejándola igual”. Vamos, no hizo falta mucho ya que eso de un concilio ecuménico hacía tiempo que no se hacía con una seriedad específica.
El concilio ecuménico Vaticano I convocado por el Papa Pío IX en 1869. En 1970 se dio por finiquitado debido a que estalló la guerra franco-prusiana a lo que se añadió la cuestión de la unidad italiana. Todo eso dio lugar a que el concilio quedara a medias, eso sí, la infalibilidad papal sí se consiguió.
Así que Juan XXIII pensó que era buena idea convocar un concilio ecuménico y así lo hizo.
Documentos desarrollados en el Concilio Vaticano II. De ahí salieron una serie de órdenes que posteriormente se fueron perfilando e instaurando.
https://www.vatican.va/archive/hist_councils/ii_vatican_council/index_sp.htm
Constituciones
- Dei Verbum
- https://www.vatican.va/archive/hist_councils/ii_vatican_council/documents/vat-ii_const_19651118_dei-verbum_sp.html
- Lumen Gentium
- https://www.vatican.va/archive/hist_councils/ii_vatican_council/documents/vat-ii_const_19641121_lumen-gentium_sp.html
- Sacrosanctum Concilium
- https://www.vatican.va/archive/hist_councils/ii_vatican_council/documents/vat-ii_const_19631204_sacrosanctum-concilium_sp.html
- Gaudium et Spes
- https://www.vatican.va/archive/hist_councils/ii_vatican_council/documents/vat-ii_const_19651207_gaudium-et-spes_sp.html
Declaraciones
- Gravissimum Educationis
- https://www.vatican.va/archive/hist_councils/ii_vatican_council/documents/vat-ii_decl_19651028_gravissimum-educationis_sp.html
- Nostra Aetate
- https://www.vatican.va/archive/hist_councils/ii_vatican_council/documents/vat-ii_decl_19651028_nostra-aetate_sp.html
- Dignitatis Humanae
- https://www.vatican.va/archive/hist_councils/ii_vatican_council/documents/vat-ii_decl_19651207_dignitatis-humanae_sp.html
Decretos
- Ad Gentes
- https://www.vatican.va/archive/hist_councils/ii_vatican_council/documents/vat-ii_decree_19651207_ad-gentes_sp.html
- Presbyterorum Ordinis
- https://www.vatican.va/archive/hist_councils/ii_vatican_council/documents/vat-ii_decree_19651207_presbyterorum-ordinis_sp.html
- Apostolicam Actuositatem
- https://www.vatican.va/archive/hist_councils/ii_vatican_council/documents/vat-ii_decree_19651118_apostolicam-actuositatem_sp.html
- Optatam Totius
- https://www.vatican.va/archive/hist_councils/ii_vatican_council/documents/vat-ii_decree_19651028_optatam-totius_sp.html
- Perfectae Caritatis
- https://www.vatican.va/archive/hist_councils/ii_vatican_council/documents/vat-ii_decree_19651028_perfectae-caritatis_sp.html
- Christus Dominus
- https://www.vatican.va/archive/hist_councils/ii_vatican_council/documents/vat-ii_decree_19651028_christus-dominus_sp.html
- Unitatis Redintegratio
- https://www.vatican.va/archive/hist_councils/ii_vatican_council/documents/vat-ii_decree_19641121_unitatis-redintegratio_sp.html
- Orientalium Ecclesiarum
- https://www.vatican.va/archive/hist_councils/ii_vatican_council/documents/vat-ii_decree_19641121_orientalium-ecclesiarum_sp.html
- Inter Mirifica
- https://www.vatican.va/archive/hist_councils/ii_vatican_council/documents/vat-ii_decree_19631204_inter-mirifica_sp.html
Un comienzo
Para iniciar este análisis personal, intransferible y completamente sesgado del Concilio Vaticano II el siguiente texto que llamaron “decreto” me parece que expone bien el “camino del ecumenismo que pretendieron implantar tras el Concilio Vaticano II”:
Unitatis Redintegratio, 21 de noviembre de 1964. Firmado por Pablo VI.
Este texto aborda directamente el ecumenismo, consta de un proemio y tres capítulos, en los que trata de los principios católicos del ecumenismo (cap. I); de la práctica del ecumenismo (cap. II), y de las características del diálogo con las Iglesias de Oriente y con las Comunidades surgidas de la Reforma (cap. III).
Tras exponer un breve contexto histórico para situar lo que llamaron “ecumenismo” con el objetivo de promover la unidad entre los cristianos fundamentan esos principios católicos en los cuales asentar el ecumenismo. El fundamento teológico que versa sobre la unidad de la iglesia que emana de la voluntad de Cristo (ese ente que es el amigo imaginario de los cristianos). Por supuesto que la iglesia católica es la depositaria de la plenitud de los medios de salvación, sí, porque ella lo vale. Parece ser que se han dado cuenta de que se necesita una renovación y reforma dentro de la iglesia, conversión que se tiene que realizar de corazón y oración por la unidad. Para llevar a cabo estos objetivos se plantean las estrategias de diversos diálogos teológicos con las diferentes denominaciones cristianas con una cooperación práctica caritativa. Todo ello se debe hacer con respeto y amor a los otros cristianos y con la genuina curiosidad de conocer y valorar las tradiciones y doctrinas de las otras iglesias. Respecto a las Iglesias Orientales hay que reconocer la rica herencia espiritual litúrgica y espiritual. Con especial valoración de los sacramentos con la sucesión apostólica entre estas iglesias. Las relaciones con las comunidades eclesiales de Occidente surgidas tras la Reforma se plantea una importancia en el estudio y diálogo de las diferentes cuestiones doctrinales y las prácticas que causaron la separación. Hay que reconocer los elementos de santificación y verdad de estas comunidades. Hay que orar para que esto se consiga y hay que participar activamente en este movimiento ecuménico.
Los apologetas cristianos católicos indican que el aggiornamento (actualización) que dicen se produjo en el Concilio Vaticano II de manera teórica supuso una apertura al diálogo con el mundo, la fantasía también forma parte de estas quedadas ecuménicas. Decir que el concilio Vaticano II puso a la industria de la iglesia a la altura de los tiempos modernos en una limpieza de cara muy mentirosa.
Uno de los objetivos que se plantearon para la realización del evento fue: “Promover la restauración de la unidad entre todos los cristianos”. Uno de los documentos, en concreto un decreto, se titula “Unitatis Redintegratio” (Reintegración de la unidad), ya se sabe que a la hora de poner títulos a los decretos son unos fieras. Este texto viene a decir que Jesusito estaba triste porque tenía la cristiandad “rara” con tanto cisma y separación. Eso no podía ser porque: “Los cristianos están llamados a ser “luz del mundo”, portadores de esperanza y de perdón a una humanidad atribulada, enferma y decepcionada”. Pero me da que estas cositas de: “restablecer la unidad entre todos los discípulos de Cristo” les salió regulero.
Desde hace unos dos mil años se sigue diciendo lo que “supuestamente” dijo Pablo el charlatán en su carta a los efesios 4.4: “Un solo cuerpo y un solo Espíritu, como habéis sido llamados en una esperanza, la de vuestra vocación. Un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo”, el propósito de la mente colmena cristiana parece que no se cumple. Las ansias por alcanzar una “consciencia colectiva”, por otra parte reservada al grandioso mundo de la Literatura, se está haciendo esperar.
La cuestión “de la verdadera religión, la verdadera iglesia de dios, la verdadera palabra de dios” se vende bien. Las religiones presumen “de ser las verdaderas religiones, de poseer los verdaderos dioses, de tener la palabra directa del dios de turno”.
Defender “el bien, la verdad y la luz” para “instaurar la unidad de los cristianos” por la gracia del Espíritu Santo para crear espacios de reconciliación y de reconocimiento mutuo y llamar a eso “ecumenismo” queda muy bien en el papel. Para ello se requiere:
- Tener buenos discursos sin tirarse en cara nada.
- Adquirir conocimiento “auténtico” de las doctrinas “de los demás”.
- Colaboración plena en oración unánime.
- Todo esto bien vigilado por “los pastores”.
Las condiciones que tienen que tener “los fieles católicos”:
- solícitos de los hermanos separados en la acción ecumenista,
- ánimo sincero y diligente,
- renovar y corregir en la misma familia católica,
- vivir consecuentemente con todo el fervor,
- tender a la perfección cristiana,
- esforzarse cada uno según su condición,
- practicar la caridad,
- reconocer y apreciar en su valor los tesoros verdaderamente cristianos,
- reconocer las riquezas de Cristo y las virtudes en la vida de quienes dan testimonio de Cristo,
- alcanzar más perfectamente el misterio mismo de Cristo y de la Iglesia.
Para practicar el ecumenismo, que el ecumenismo no se hace solo se requiere:
- La unión que afecta a todos, fieles y pastores, que conduce a la plena y perfecta unidad.
- La reforma de la iglesia. Hay que aumentar la fidelidad, para ello se va a producir una renovación “litúrgica” que afectará a la predicación de la palabra, la catequesis, el apostolado de los seglares, las formas de vida religiosa, la espiritualidad del matrimonio, la doctrina y actividad de la iglesia en el campo social.
- La conversión del corazón. Hay que pedir al Espíritu Santo la gracia de la abnegación sincera, una vida pura.
- La oración unánime. El ecumenismo tiene que ser espiritual, hay que unirse en la oración bajo dos principios: de la significación de la unidad de la Iglesia y de la participación en los medios de la gracia. Con una contradicción que puede ser solventada por:
- El conocimiento mutuo de los hermanos. Los católicos, debidamente preparados, tienen que adquirir mejor conocimiento de la doctrina y de la historia de la vida espiritual y cultural, de la psicología religiosa y de la cultura peculiares de los hermanos.
- La formación ecumenista. La teología tiene que impregnar todas las disciplinas, y los pastores son encargados de explicarse en sentido ecuménico incluidos los misioneros.
- La forma de expresar y de exponer la doctrina de la fe. El irenismo indica la pureza de esta doctrina. Hay que tener en cuenta el orden o jerarquía de las verdades en la doctrina católica.
- La cooperación con los hermanos separados. La fe en Dios uno y trino, en el Hijo de Dios encarnado, Redentor y Señor nuestro es la consigna confesional. Los cristianos católicos deben perfeccionar la cooperación en el progreso de las ciencias y de las artes, con espíritu cristiano, el hambre, calamidades, analfabetismo, miseria, escasez de viviendas y la distribución injusta de las riquezas (comunismo).
Todo bajo el amparo y la convicción de que la Iglesia católica posee toda la verdad revelada por Dios, y todos los medios de la gracia.
La cuestión es que la sede apostólica romana es el núcleo irradiador que quiere atraer a las diferentes facciones de los cristianos católicos.
La acción ecumenista tiene el foco puesto en las tradiciones y liturgias espirituales de las iglesias orientales. Las fórmulas teológicas Oriental y Romana se complementan y se perfeccionan una a otra. Hay que mantener este patrimonio espiritual y litúrgico, disciplinar y teológico para que ayude a derrocar el muro que separa la iglesia occidental y la oriental.
Con las iglesias de Occidente hay condiciones previas. Esa perturbación producida en la fuerza de la iglesia católica a finales de la Edad Media todavía duele. Esas minucias de discrepancias de índole histórica, sociológica, psicológica y cultural que se une a la interpretación de la verdad revelada se tienen que solventar.
Queda claro que aquí lo que se llama Sede Romana se quiere hacer con el control de lo que llama Iglesias Orientales y la diversidad de Comunidades Eclesiásticas emanadas tras la Reforma de Lutero. Vamos, que quieren seguir mandando que para eso son los descendientes del Imperio Romano.
Los signos de los tiempos, Ecumenismo tras el Concilio
Los jerarcas cristianos católicos en su fervor de mantenerse en su status quo han hecho con vocación sus birlibirloques semánticos a lo largo de los siglos para investir de autoridad a una serie de mitos, fantasías, leyendas escritas en un libro al que llamaron “Antiguo Testamento” al que se unió los relatos de las vivencias de una persona que insisten que existió y del cual se inventaron una biografía que llamaron “Nuevo Testamento”. Cuando Juan XXIII tomó el poder de la Iglesia Cristiana Católica en 1958 seguía a Pío XII (que fue papa desde 1939 hasta 1958), las dudas sobre el papel de este papa en la IIWW todavía están desarrollándose, explicaciones, justificaciones, silencios, discursos, cartas y demás cuestiones siguen siendo objeto de estudio.
Pío XII (Eugenio Maria Giuseppe Giovanni Pacelli 1876–1958) se gozó como papa la IIWW y la reconstrucción europea, la maquinaria colonial en África entre otras cuestiones planetarias. Formaba parte de la aristocracia italiana, en concreto lo que se llama “aristocracia negra” que viene a ser esa facción de la nobleza italiana que permaneció al lado del papa Pío IX tras la entrada de las tropas del rey Víctor Manuel II en Roma en el año 1870 poniendo término a la independencia de los Estados Pontificios. Con lo que respecta a España reconoció explícitamente la dictadura franquista que provocó la guerra civil tras el golpe de estado de Mola y Franco en 1939, en 1953 firmó el concordato dando base jurídica al nacionalcatolicismo español. No veía bien que los curas trabajaran en las fábricas e impulsó la tradición teológica del Tomismo.
Con esta serie de “contradicciones y controversias” cuando Pío XII “se encontró con su dios” se eligió a Juan XXIII como papa en 1958, un año movido entre pruebas nucleares en diversos atolones hawaianos y el desierto de Nevada (USA), con lanzamientos de satélites que algunos estallaron y movidas científicas varias en asuntos sanitarios. Este papa tuvo una idea “que le vino como un rayo de luz celestial”: Montar un concilio.
Entre esos asuntos sanitarios que estaban pululando en 1958 había unas cuestiones que no estaban aún establecidas, pero iban tomando forma. El control de la fertilidad daba como consecuencia un control de la natalidad efectivo.
Desde el mismo día en que se comercializó por primera vez la píldora anticonceptiva, el 18 de agosto de 1960 en Estados Unidos, comenzó una revolución silenciosa que paulatinamente fue modificando algunos de los pilares que sustentaban el entramado social y cultural. Por primera vez, la mujer disponía de herramientas para planificar su futuro y era libre para decidir los hijos que quería tener y en qué momento. https://theconversation.com/el-descubrimiento-de-la-pildora-anticonceptiva-una-enorme-conquista-social-del-siglo-xx-170850
Algo que la industria de la iglesia cristiana no podía consentir. Y es algo que veremos en los próximos textos que ponga por aquí.
La visión y la misión renovadora de la Iglesia dejando las cosas como están se consiguió con algo muy evidente, disruptivo, para muchos inoportuno y muy perturbador, algo así como el colmo de la innovación y demás adjetivos que los eminentes obispos y cardenales mostraban según la facción conservadora o progresista en la que se encontraban: Quitar la misa en latín.
La renovación litúrgica supuso varios desarrollos formativos y distribución de los nuevos materiales litúrgicos (misales, libros de oraciones, etc.) en diversas lenguas, lo que supuso un esfuerzo significativo de traducción y edición. Vendieron la diversidad cultural, reconociendo y valorando las diferentes lenguas y tradiciones locales. Eso de escuchar la misa en la lengua materna y no en la lengua del Imperio Romano tranquilizó y perturbó a partes iguales a la cristiandad.
Lo bueno de este Concilio Vaticano II es el salseo pre y pots que se fue liando. En el salseo pre tenemos a los 10 de Roncalli mirando estupefactos al infinito.
Y las dos facciones.
La facción conservadora.
La facción reformadora.
Peritos privados y oficiales que acompañaban a los obispos y cardenales.
Todos estos machos disfrazados con aura de “buena gente” decidieron los destinos de casi mil millones de personas entre 1962 y 1965. Unos machos misóginos, con ansias de poder y que llevaban milenios jugando con las supersticiones humana, sabían que la organización y las relaciones humanas estaban cambiando y no querían perder su status quo.
Bibliografía:
https://www.vatican.va/content/paul-vi/es.html
https://repositorio.sandamaso.es/bitstream/123456789/7445/1/01-ECLESIOLOGIA%20FUNDAMENTAL.pdf
https://summa.upsa.es/high.raw?id=0000038347&name=00000001.original.pdf
https://www.boe.es/boe/dias/1967/04/21/pdfs/A05250-05272.pdf
https://www.infocatolica.com/blog/historiaiglesia.php/1311110231-los-cardenales-bea-y-ottavian
https://periodicos.pucminas.br/index.php/horizonte/article/view/P.2175-5841.2015v13n38p1051/8112