Me lo han contado

Mati Matarredona
10 min readSep 15, 2024

--

Me han contado una historia:

Mi marido me ha enviado fotos pornográficas y cuando se lo he recriminado me dice ¿pero tú crees que yo tenía intención de enviarte esas fotos?

Me has mandado fotos pornográficas, dices que ha sido un error, que no tenías intención. Pero piensas que a estas alturas me importa “tu intención”. Lo que me importa es que me has enviado diez fotos con pornografía al Telegram, a nuestro canal, o foro, o grupo o lo que sea. En ese que nos compartimos las contraseñas y las presuntas cosas nuestras importantes.

Yo me pregunto qué hacen esas fotos pornográficas en tu móvil. No tengo ganas de saber nada de tus masturbaciones o lo que sea que hagas con esas fotos de mujeres que no sabes si han sido coaccionadas para que las fotografíen. Eso no te importa ni a ti ni a cualquier machuno que se precie de ser hombre muy hombre.

Dicen que tendría que tener contigo una comunicación clara y honesta, hablando abiertamente del tema. Que te tengo que explicar cómo me siento y me afecta al recibir esas fotos, que tengo que preguntar por los detalles de lo sucedido, y sobre todo preguntar “cómo ocurrió el supuesto error”. Mientras tanto aguantaré las ganas de vomitar. Me dicen que tengo que escuchar tus explicaciones. Si esas explicaciones resultan coherentes y honestas puedo evaluar si realmente fue un accidente o si hay algo más detrás.

Has venido con tu pusilanimidad a preguntarme si: “¿Tú crees que tenía intención de mandarte esas fotos?”. En un arranque de heroicidad por tu parte me cuestionas a mí sobre tus intenciones. Qué cobarde, no me importan nada tus intenciones, lo que no comprendes, “lo que no ves”, es que en el foro privado de Telegram tuyo y mío has puesto diez fotos pornográficas ¿de qué intenciones hablas? Como siempre en vez de venir con una disculpa vienes con “preguntas” para cuestionarme a mí, por tu parte consideras que no has hecho algo que me produzca alguna alteración cognitiva y si me altero es porque soy una loca de atar, claro.

También me recomiendan que evalúe la confianza y los límites en la relación. Tengo que reflexionar si este evento (que en el canal privado de los dos, de confianza e intimidad de Telegram haya recibido fotos pornográficas). Tengo que reflexionar si esto es un hecho aislado o si existen otros comportamientos que me hayan hecho sentir incómoda o insegura en el pasado. Bueno, ni sé por dónde empezar a responder. Ha sido tan elaborado que al final he terminado yo siendo la loca, sí, yo soy la que pierde los nervios y se comporta como una loca. Sí, no es la primera vez que digo que por favor, no me hagas vaciarte la memoria del móvil quitándote las fotos pornográficas que te envían tus amigos, pero siempre has indicado que como la celosa que soy tengo que aguantarme. He intentado negarme por años, los móviles ahora tienen más capacidad de memoria, no me has dicho que te vacíe la memoria. Hasta hoy que me has enviado las fotos.

Me dicen que observe si esto es algo recurrente, que si siento que no se respetan mis límites. El tema es que insistes que es un error, y me preguntas con pusilanimidad: “¿tú crees que yo tenía intención de enviarte esas fotos?”. De esta forma al minimizar cómo me siento, al poner tu pregunta por encima de cualquier otra cosa percibo que ni mis sentimientos ni preocupaciones se toman en cuenta.

Me aconsejan que piense y reflexione en cómo me siento, que busque apoyo externo y/o profesional. Cómo, dónde busco ayuda profesional, desde hace años mi estatus es de mantenida. Espiral laberíntica que no sé cómo romper.

Cuando vienes y me preguntas “¿Tú crees que yo tenía intención de enviarte esas fotografías pornográficas?” estás subestimando mis preocupaciones, no te estás tomando en serio mis sentimientos ni cómo me afectó recibir esas fotos, estás desviando el foco de atención, me pones a mí como la que está haciendo algo mal “al creer que tus intenciones eran las de enviarme esas fotos a mí”. Una vez más, y van millones, eludes tu responsabilidad, si ha sido un “error” cómo dices, no reconoces el malestar cognitivo que me ha causado, y pones tu malestar en mí diciendo la pregunta ¿tú crees que yo tenía intención de enviarte esas fotografías pornográficas? Pones tu justificación por encima de mi malestar cognitivo, una vez más. Después de tantos años queda claro que mis sentimientos ni son escuchados ni respetados.

Cuando preguntas ¿Tú crees que mi intención era enviarte esas fotos?

Qué quieres que te conteste, me quedo sin energía, me entra la furia, son tantas veces que me has dicho: “¿Tú crees que yo tenía intención de…?”. Que ya es oír esa pregunta y un resorte salta en mí.

Entonces pierdo la calma, te he explicado tantas veces por tantos años cómo me hace sentir que me restriegues que tienes fotografías pornográficas en tu móvil. ¿No es suficiente con que lo sepa? ¿no es suficiente que pase de esa necesidad tuya de tener fotografías ponográficas en tu móvil? Parece ser que no, de vez en cuando me tienes que manifestar que tienes fotografías pornográficas en tu móvil. Parece que es una necesidad vital tuya que vea las fotos pornográficas que tienes en el móvil.

Me ha pasado tantas veces a lo largo de los años, me ha pasado tantas veces que se me diga que por esa tontería no me tengo que poner así, hace tanto tiempo que no me siento segura, que ya no sé qué es eso.

¿Tú crees que yo tenía intención de enviarte esas fotos?

Es la misma pregunta de siempre ¿Crees que yo tenía intención de…? La misma respuesta evasiva por años, por décadas. Lo que está claro que no ha sido un “error” aislado, que no asumes la responsabilidad y me lanzas la culpa a mí al preguntarme por tus intenciones, ya no lo soporto. No abordas el hecho de que, intencional o no, me has incomodado y molestado repetidamente. Que es un patrón de comportamiento repetitivo a lo largo de años.

Conmigo eres un maestro en gaslighting o manipulación emocional, intentas hacerme dudar de mis propios sentimientos e insistes en hacerme sentir culpable por reaccionar a algo que claramente me afecta, tú minimizas y distorsionas mis emociones al preguntarme por tus intenciones. No respetas mi malestar, no te importan mis límites emocionales, así que no tienes en cuenta mis necesidades ni mi bienestar.

Como también dos de mis hijos han considerado que yo no tengo su confianza y han decidido separarse de mí porque puedo ser un potencial peligro para sus hijos, estoy a merced del asco perpetuo.

Tus apariencias externas no dan cuenta de cómo te comportas en privado, eres percibido como educado, atractivo y a veces sofisticado, y a mí me ha sido muy difícil expresar lo que realmente he estado experimentando en nuestra relación, los que nos rodean no ven esa otra cara. Las dinámicas reales dentro de nuestra relación me hace sentirme aislada e invalidada, y los hechos vividos recientemente dan cuenta de ello. Los demás ven en ti a una persona elegante que incluso es maltratado por mí, mientras tengo que callar las actitudes que me lastiman porque total, no es para tanto, que soy una exagerada, una histérica y tengo que dar gracias por tenerte a mi lado. Tus comportamientos controladores conmigo, mirando mi móvil, escarbando en mi bolso y demás, me han producido risa durante años, qué te mueve a mirar en mi móvil y en mi bolso, yo no he sentido necesidad de mirar ni tu móvil ni tus cosas.

Mi experiencia contigo ha sido invisibilizada y minimizada ante la percepción que tienen los demás de ti. Así que lo único que he hecho ha sido dudar de mí misma, cuestionar constantemente si son válidos mis sentimientos, si es correcto mi proceder.

Lo que veo es que las personas de mi alrededor no comprenden mi perspectiva, mis emociones y mi experiencias. No las consideran válidas. Incluso un hijo me dijo que ante los cabreos contigo “debía ser más señora”, vamos, lo que viene a ser un “pase lo que pase tú calla y aguanta”. Mientras de vez en cuando mi marido me hace saltar el resorte cognitivo de la desesperación, me invade la furia y la loca soy yo. Mientras él queda como el aguantador de las situaciones extremas, el que aporta la cordura, el que tiene el peso del contexto, el que provee, el que cuida… Yo sólo estoy loca.

El delito de enviar fotos pornográficas a quien no lo solicita

Pues parece que hay varios aspectos a tener en cuenta. Empiezo por el acoso o abuso psicológico. Si después de haberlo solicitado reiteradamente que no me envíes material pornográfico, sigues enviando sin contemplar el malestar cognitivo que yo pueda acarrear por tu comportamiento, pues estoy ante un acoso o abuso psicológico. Eso incluye cualquier conducta que hagas y a mí me genere un malestar o miedo razonable.

Las implicaciones legales de esto dependen de la frecuencia, contenido y el impacto emocional que me hayas causado. Este comportamiento tuyo podría estar vinculado a un patrón de abuso emocional que viola mi derecho a la dignidad y al respeto en una relación.

https://www.boe.es/buscar/act.php?id=BOE-A-1995-25444

Y sí, esa tontería de enviar fotos pornográficas a quién no desee recibir ese material gráfico es un trato degradante donde se menoscaba mi integridad moral. Será que no te lo he dicho muchas veces, será que no he tenido esta conversación contigo con tranquilidad, será que esto no se ha hablado muchas veces de forma calmada y pausada. Hasta el día que me cansé de “comprender tú necesidad por manifestarme que en la memoria de tu móvil hay material pornográfico”.

Se puede indicar que cuando me envías material de contenido sexual explícito sin que te lo haya solicitado, que nunca te lo he solicitado, y en este caso forma parte de un patrón de comportamiento más amplio de control pues cada poco escarbas en mi bolso, miras mi móvil y alguna conducta más por el estilo, se puede enmarcar dentro de la violencia de género. Está claro que con este comportamiento quieres intimidarme, controlar mis resortes cognitivos y menospreciar mis respuestas. Sí, me entra la furia “y me vuelvo loca”, esa es tu baza, ese es tu as en la manga. Pero bueno, yo en ningún momento te he solicitado pornografía, tú has sido el que la ha enviado.

https://www.boe.es/buscar/doc.php?id=BOE-A-2021-9347

El envío de material pornográfico no solicitado pues ser considerado una forma de acoso sexual, más si genera malestar o incomodidad en la persona receptora, esto es, en mí. Así que ya estamos en las leyes que hay contra el ciberacoso o el acoso sexual digital. Es lo que llaman sexting, el envío de imágenes comprometidas o de índole sexual, aparte de la molestia cognitiva que me produce, ese comportamiento tuyo constituye un peligro importante en internet debido a los grandes riesgos que puede suponer el envío de este tipo de contenido. Algo que consideras “que no es para tanto”.

No tengo claro que utilices el envío de esas fotografías pornográficas como una manera de ejercer presión o intimidarme. Por estas cosas hace años que no confío en ti para tener relaciones sexuales, es más, no me hacen falta las relaciones sexuales, y menos contigo, de las últimas veces que tuvimos relaciones sexuales llamaste pitando a tus amigos de Alcoi a decirles que habías “hecho el amor”…, otra tontería más, cuántas veces te he dicho que si yo no hablo de mis relaciones sexuales con nadie por qué tienes que hablar tú, pero claro, la loca soy yo. No sé si me quieres coaccionar de alguna forma, a estas alturas no me vas a hacer cambiar de opinión, y menos con el comportamiento que has tenido hoy al enviarme las fotos y la posterior pregunta: “¿Crees que yo he tenido intención de enviarte esas fotos?”.

Y en esa forma de proceder loca pues no he tenido la precaución de egarantizar lo que me has enviado, qué cosas, soy la que siempre recomienda que se egaranticen las pruebas y yo no lo hago. Así que otra vez me tengo que conformar con escribir al aire. No tengo pruebas de que me han enviado fotos pornográficas sin haberlas solicitado y sin mi consentimiento. No tengo pruebas de los delitos de acoso, violación de la intimidad, de violencia de género, de acoso sexual en redes… No tengo pruebas de cómo me has controlado, me has intentado intimidar, cómo has erosionado mi autoestima constantemente, y cómo me he ido quedando sin nada. Ahora no soy más que una sombra humana, una resentida, repudiada y frustrada que no sabe cómo resolver esto.

No me queda más que encontrar la forma de ir.

Estoy cansada de ser la celosa que frena las actividades pornográficas de un marido que considera que soy una loca exagerada con este tema.

Sí, viniste con la pregunta “crees que yo tenía intención de enviarte esas fotos”. Bueno, enviaste diez fotos, no fue una o dos, fueron diez. Y como siempre volví a quedar como las locas, perdí los cognitivos y con furia te dije potencial violador, que no eres más que otro hombre que no le importa el cuerpo de las mujeres, que la miseria humana invade todo tu ser.

Sí, te pedí que salieras de la habitación, no puedo salir de tu vida. No puedo más que sentirme atrapada en una ruinosa tela de araña. Intento convencerme de que lo que siento es real y válido. No sé si merezco más, no sé si tengo derecho a ser tratada con respeto, no sé si me tengo que sentir valorada en una relación.

--

--

Mati Matarredona
Mati Matarredona

No responses yet