Los hablares misóginos
La misoginia es el odio a la mujer. Es la actitud de odio, aversión y desprecio de los hombres a las mujeres. Ese sentimiento de desprecio, desconfianza u odio hacia las mujeres se manifiesta en conductas muy distintas sean afectivas, cognitivas, o conductuales. Es cualquier actitud o razonamiento que atribuya rasgos de inferioridad a las mujeres. Asocia lo femenino a un rol pasivo, secundario y subordinado, su objetivo es que la mujer muestre sometimiento a la voluntad masculina en áreas laborales, académicas, domésticas y profesionales como en las relaciones interpersonales y sexuales.
Los hombres misóginos consideran que están en rangos superiores cognitivos, sociales, culturales, jurídicos y económicos, a la mujer. Así lo hacen saber en cada comunicación verbal, sea oral, escrita y no verbal que hacen.
Su afán por deshumanizar a la mujer lleva a reducciones al absurdo como pensar y decir a voz en grito que la mujer ideal es eso que la industria de la religión cristiana llama la virgen María y que las rameras son lo peor que hay. Tanto la calificación de puritana o prostituta son formas de deshumanización. Sus justificaciones para decir que la mujer es inferior al hombre las buscan en la religión, la ciencia, la pseudociencia y en las teorías de la conspiración.
Una de estas teorías de la conspiración que atenta contra las mujeres alega que: “hay que hacer legal la violación si se cometía en una propiedad privada”, “creación de robots sexuales que sustituyeran a las mujeres”.
La ideología misógina interpreta cualquier acto de la mujer como una bajeza biológica, intelectual y moral y de esa forma justifican el odio que sienten hacia las mujeres.
Según la cultura y la sociedad en que se haya nacido la minusvaloración de la mujer variará. La justificación de que el hombre tiene una supremacía natural sobre la mujer pasa por enumerar una serie de diferencias en las capacidades para excluir a las mujeres de puestos laborales, sociales, culturales y utilizándola exclusivamente para parir y criar.
El dominio que quieren los misóginos lo consiguen poniendo a la mujer en un rol de subordinación muchas veces conseguido a base de violencia y persuasión coercitiva.
Según los misóginos, las mujeres tienen que mostrar y sentir sumisión, abnegación, rigidez, discreción, ser pudorosas, emanar soledad, recatadas, mantenerse ajena a la tristeza y someterse a los hombres, ese continuo masculino abarca desde el marido hasta Dios.
La mujer tiene que creerse una minusvaloración, esto es lo importante, el creerse que es inferior al hombre. El misógino desarrollará las estrategias que hagan falta para que la mujer asuma ese rol de inferioridad y lo acate.
Las estrategias de persuasión coercitiva de la misoginia, el machismo y el sexismo
Son varias las estrategias de persuasión coercitiva que utilizan los misóginos tanto en el ámbito privado como en el público. En el ámbito público hay infinidad de “influencers” que rebosan misoginia en sus discursos. Sus alegatos a “ser un hombre de alto valor” y “cómo tiene que ser la mujer de alto valor” da cuenta de los desbarres cognitivos que poseen, lo alejados que están de la realidad y de cómo quieren imponer sus ideas misóginas a pesar de todo.
Hay auténticos profesionales del discurso de odio contra las mujeres:
La misoginia, el discurso de odio contra las mujeres, es entendido como el “fomento, promoción o instigación del odio, la humillación o el menosprecio de una mujer o un colectivo de mujeres, así como el acoso, descrédito, difusión de estereotipos negativos, estigmatización o amenaza, y su justificación por razones de sexo o de género” (Comisión Europea contra el Racismo y la Intolerancia, 2016).
https://revistascientificas.us.es/index.php/Ambitos/article/view/22034/20546
Los influencers de la misoginia y sus tácticas. Celebrar la masculinidad dominadora es uno de sus ritos de iniciación.
La seducción vista bajo la perspectiva de la misoginia presenta al hombre como víctima. Los discursos antifeministas, misóginos y negacionistas de la violencia de género se consolidan y ganan adeptos entre los jóvenes. Las respuestas fáciles a problemas complejos, cuestionar el consentimiento sexual, no comprender la diversidad sexual humana sirve para reafirmar posturas misóginas. El discurso de odio se une a las teorías de la conspiración dando lugar a un clima de crispación, de polarización, el victimismo masculino y las conductas extremas contra las mujeres.
Esta serie definida de estrategias de persuasión coercitiva tienen la finalidad de perpetuar el control del maltratador/misógino sobre las mujeres. Estas estrategias generan un progresivo estado de confusión de emociones, distorsión de pensamientos y paralización que dificultan que la mujer abandone la relación establecida por el sujeto maltratador. En las redes sociales nos encontramos con colectivos denominados “manosphere” y la “incelosphere” que son ecosistemas proclives a la expansión de los discursos violentos y misóginos. Estas comunidades digitales representan a grupos humanos relacionados afectivamente, mantienen entre sí discursos narrativos afines a intereses comunes. En estos casos nos encontramos ante grupos de hombres heterosexuales que rechazan las políticas de igualdad, dan muestras extremas de misoginia y violencia contra las mujeres con la excusa de que desde mediados del siglo XX “a los hombres blancos y heterosexuales les cuesta encontrar lugares donde expresar sus opiniones”. Parece ser que “estos hombres” necesitan una guía para ser un hombre en una cultura que, según ellos, ha cambiado a peor por el feminismo. Eso sí, hacen lo posible para “despertar” a otros hombres de lo que han llamado “el engaño feminista”.
La cotidianeidad de los micromachismos
Se define a los micromachismos como:
“pequeños, casi imperceptibles controles y abusos de poder cuasinormalizados que los varones ejecutan permanentemente. Son hábiles artes de dominio, maniobras y estrategias que, sin ser muy notables, restringen y violentan insidiosa y reiteradamente el poder personal, la autonomía y el equilibrio psíquico de las mujeres, atentando además contra la democratización de las relaciones. Dada su invisibilidad se ejercen generalmente con total impunidad” (Bonino, 2004, p. 3).
Los deseos e intereses de estos hombres machistas en la vida cotidiana se imponen a base de artes, trucos y tretas y la mujer no se está dando cuenta hasta que no está completamente saturada. La mayoría de los machistas consideran que no son machistas porque no pegan, no son excesivamente violentos, no abusan sexualmente y “no son muy controladores, sólo lo normal”.
Los micromachismos producen en la mujer una disminución paulatina de la valentía, la crítica, el pensamiento razonado, la toma de decisiones, la protesta válida y una reducción del proyecto vital propio. Las consecuencias físicas son fatiga crónica por forzamiento de disponibilidad, un sobreesfuerzo psicofísico, agotamiento de reservas emocionales y energéticas para desarrollar sus intereses vitales. Disminución de la autoestima, aumento del sentimiento de incapacidad, impotencia y/o derrota, aumento de la inseguridad y disminución de la autocredibilidad de las propias percepciones, el sometimiento procura en la mujer una actitud defensiva y quejas ineficaces. Su libertad queda limitada. El estado general que se alcanza en la mujer es de malestar, irritabilidad crónica y la constante sensación de hartazgo. Estos estados de ánimo y malestares psicofísicos producen en la mujer autoculpabilización, resignación empobrecimiento cognitivo y económico y por fin claudicación, que es lo que busca el machista, que la mujer claudique cuanto antes para poder ejercer su falso poder sin limitaciones.
Cuando se denuncian estas prácticas son tildadas de exageraciones, se les resta importancia, no se escucha y se siguen con esos comportamientos de dominación masculina. El hombre machista ha esquivado, una vez más, el enfrentamiento y ha salido airoso.
La violencia de género tiene varias formas:
- Física: golpes, tirones de pelo, empujones, patadas, mordiscos, etc.
- Psicológica: intimidación, amenazas, obligar al distanciamiento de amigos y familiares para tener el control absoluto.
- Emocional: minar la autoestima a través de críticas constantes, infravalorar las capacidades y aptitudes de la mujer y someterla a abuso verbal.
- Económica: limitar la autonomía económica para lograr la dependencia financiera de la mujer y poder controlarla.
- Sexual: actos sexuales sin consentimiento.
- Vicaria: violencia que se ejerce sobre los hijos para herir a la mujer.
Se están clasificando las frases y actitudes micromachistas en cuatro tipos según el contexto en que se utilicen las frases:
- Encubiertos: son muy sutiles, difícil detectarlos, no son explícitos, intentan imponer la verdad masculina doblegando la voluntad femenina. Silencios, paternalismos, mal humor manipulativo. Ejemplos: “Déjalo, está cansado”, “no se lo tengas en cuenta, que está un poco tonto hoy”.
- Utilitarios: Relacionado con el ámbito doméstico: “Es un buen hombre, ayuda en casa”.
- De crisis: Cuando se intenta luchar por romper la desigualdad. Pueden ir desde buscar refugio en una mujer más comprensiva, hasta lanzar frases críticas como “Yo lo habría hecho mejor”.
- Coercitivos: Uso de la fuerza moral, económica, psicológica para ejercer su poder.
En mi opinión todos estos tipos se funden en uno, la persuasión coercitiva que se ejerce para manifestar un poder que han presupuesto su derecho natural.
Frases machistas y sexistas
Frases que a los/las machistas y misóginos gustan lanzar a las mujeres y que muestran la persuasión coercitiva:
- “Ya estás con la regla, ya estás en uno de esos días, ¿No estarás en uno de esos días?”
- “Deberías estar más centrada en tu familia en lugar de en tu carrera”.
- “¿Para cuándo los hijos?”
- “Eso es cosa de mujeres”.
- “Las mujeres son más emocionales”.
- “Consigue un marido con dinero”.
- “Yo te explico cómo se hace”.
- “Detrás de un gran hombre hay una gran mujer”.
- “El sexo débil”.
- “Esas no son palabras para una señorita”.
- “Seguro que se acostó con alguien para llegar ahí”.
- “Se te va a pasar el arroz”.
- “Estás muy necesitada de hombre”.
- “Vete a fregar”.
- “Yo no soy ni machista ni feminista, yo creo en la igualdad”.
- “No machismo ni feminismo, no me gustan los extremos”.
- “A mí ese feminismo de odiar al hombre no me representa”.
- “Apoyo a las feministas, pero no a las feminazis”.
- “Esta lucha del feminismo no va conmigo”.
- “Yo soy feminista, ayudo en casa”.
- “El feminismo es una moda”.
- “Calladita te ves más bonita”.
- “La que no enseña, no vende”.
- “Corres como niña, tiras como niña”.
- “Ese trabajo es de hombres”.
- “No seas nena”.
- “Ya no se acepta ni un piropo”.
- “Ahora todo es machismo, no se puede hacer ni un chiste”.
- “Pero cómo voy a ser machista si me he criado rodeado de mujeres”.
- “No todos somos iguales. Yo no soy un violador y nunca he pergado a una mujer”.
- “La violencia no tiene género. También hay mujeres que pegan y asesinan”.
- “Cuando las mujeres dicen no quieren decir sí”.
- “¿Para cuándo el día del hombre?”.
- “Menudo carácter tienes”.
- “¿Qué pasa, tienes la regla?”
- “Menuda histérica”.
- “Las niñas maduran antes”.
- “Los videojuegos/el fútbol/el deporte en general son de chicos”.
- “Los hombres siempre piensan en sexo”.
- “Las mujeres lo tenéis todo más fácil”.
- “No salgas hasta tan tarde”.
- “¿Dónde vas con esa ropa?”.
- “Tu novio es un calzonazos”.
- “Hay carreras para hombres y carreras para mujeres”.
- “Deberías ser un poco más femenina”.
- “Los hombres no lloran”.
- “Ser madre es lo mejor de ser mujer”.
- “Se lo buscó por andar vestida así”.
- “Los hombres son racionales, las mujeres son emocionales”.
- “Si un niño te trata mal es porque le gustas”.
- “A las mujeres no hay que entenderlas, hay que quererlas”.
- “Fue un crimen pasional”.
- “Las mujeres conducen peor”.
- “Eres muy divertida para ser una chica”.
- “Eres muy inteligente para ser una chica”.
- “Todas las mujeres se quieren casar con un hombre rico”.
- “A las mujeres les gustan los chicos malotes”.
- “Las mujeres desean secretamente abandonar el trabajo y convertirse en amas de casa”.
- “Las mujeres están locas”.
- “Tranquilízate, estás sacando todo de quicio”.
- “estás fantástica para tu edad”.
- “¿Y cómo es que no tienes novio si eres tan guapa?”.
- “La mujer en casa y con la pata quebrada”.
- “La mujer y la sardina en la cocina”.
- “De la mujer y el mar no hay que fiar”.
- “La mujer y el vino engañan al más fino”.
- “Casa donde manda mujer, no vale un alfiler”.
- “La mujer que mucho mira, poco hila”.
- “A la mujer y a la burra, cada día una zurra”.
- “Es una rubia tonta”.
- “No hay quien la entienda”.
- ¡Los hombres también sufren violencia!, ¿por qué no están incluidos en la ley de violencia de género?
- Y ¿qué hay de las denuncias falsas?
- Nosotros somos los que tenemos que llevar el dinero a casa, y eso nos perjudica
- Las chicas también tienen privilegios, como entrar gratis en una discoteca
- No tendría que molestaros que os digan piropos por la calle, ¿a quién no le gusta sentirse guapo?
- Los micromachismos son una tontería. Hay cosas más importantes por las que preocuparse
- Os creéis que todo hombre es un maltratador en potencia
- Yo no soy acosador ni he pegado a nadie. Esta lucha no va conmigo
- Las cuotas discriminan a los hombres
- El lenguaje no sexista es una tontería
81. Mujer al volante, peligro constante… ¡Mujer tenía que ser!
82. (En una entrevista de trabajo): ¿Tienes pensado tener hijos?
83. Vestida así pareces una fulana
84. Inteligente como papá, bonita como mamá
85. Cuanto más prima, más se arrima
86. A mi mujer por su cumpleaños le compré un collar. ¿Y tú a la tuya? Yo nada, yo aún la dejo suelta
87. ¿Por qué las mujeres no necesitan tener coche propio? Porque de la cocina al salón no hay tanta distancia
88. El “no” de una mujer significa: “ruégame un poco más”
89. Odio a la mujer docta. Ojalá no entre a mi casa una mujer que sepa más de lo que debe saber (Eurípides)
90. Los micromachismos son una tontería. Hay cosas mucho más importantes por las que preocuparse
91. Seguro que obtuvo ese puesto de trabajo porque se acostó con alguien
92. A las mujeres hay que escogerlas guapas y esbeltas, ellas se encargan solas de hacerse gordas y feas
93. Si una mujer es lesbiana… será porque no ha probado un buen hombre
94. ¿Qué hace una mujer fuera de la cocina? Turismo.
95. Gallina vieja hace buen caldo
96. Yo no puedo ser machista porque tengo madre y hermanas.
97. Las mujeres se odian entre ellas
98. Lo que la mujer no consigue hablando, lo consigue llorando
99. El llanto de una mujer no es de creer
100. Ningún hombre sabio y discreto dice a la mujer un secreto
101. Cartas, dados, mujeres y vino, al rico hacen volver mezquino
102. Casa donde gobierna la mujer, no suele ir bien
103. Con mujeres, armas y fuegos, no quieras juegos
104. Allí donde mandan mujeres y labran vacas, mal año asegurado
105. A la mujer la tienes que juzgar al verla andar
106. Mujer ociosa no puede ser virtuosa
Letanía de justificaciones a las agresiones sexuales, los abusos sexuales y las violaciones, que también tienen “argumentos para defender a los violadores y agresores sexuales”
- ¿Pero tú qué hacías para que te pegara?
- Si no quieres quedar embarazada, cierra las piernas.
- No es acoso, es un piropo.
- Es una calientabragas.
- A vosotras os preocupa más todo eso del físico y el aspecto.
- A las mujeres lloran más y les cuesta menos expresar sus emociones.
- Es mejor que te acompañe un amigo, así vas segura.
- No te sientes así que no es de señorita.
- Seguro que se ha liado con el jefe.
- ¡Qué graciosos los niños, levantándoles las faldas! Son cosas de niños.
- ¿Para qué llevas escote?
- Te los follas a todos, zorra.
- ¿Aún virgen, frígida?
- Vosotras lo tenéis más fácil, con enseñar teta está todo hecho.
- Para presumir hay que sufrir.
Por supuesto que el tema del consentimiento afectivo sexual no se tiene en cuenta, estos “hombres” tan machos y tan masculinos sienten la imperiosa necesidad de dejar sus opiniones sin otra cota en el horizonte más que ellos mismos.
- Los hombres y las mujeres no pueden ser amigos.
- Cocina porque yo llego muerto de trabajar.
- Los niños siempre prefieren estar con su madre a estar con su padre.
- Es un padrazo, siempre cuida de los niños cuando ella sale.
- A las mujeres les gustan los hombres con dinero.
- Eres un calzonazos.
- A los hombres se los conquista por el estómago.
- No seas tan bruta jugando, pareces un niño.
- Si te ven jugar con los chicos te llamarán marimacho.
- No te preocupes si te tratan mal, es que te tienen envidia.
- Si no querías que te tocase, no haberme calentado.
- ¿Qué hay para cenar? ¿Qué hay para comer? ¿Dónde están las toallas? ¿Me has planchado la camisa?
- Lo dice el hombre de la casa.
- Me gusta pegar a las mujeres.
- No me gustan las mujeres cultas.
- Mi mujer perfecta es una hembra de belleza impresionante y cerebro de mosquito
- No he tenido la suerte de ser acosado.
Las mujeres como objetos de la propiedad privada del hombre
- Eres mía y de nadie más.
- Si no estás conmigo, no están con nadie.
- Cállate, a nadie le interesa lo que tienes que decir.
- Nadie te va a creer.
- Aquí se hace lo que yo digo.
- Estás loca, nunca pasó, te inventas todo.
- Mira como me pones.
- Tú te lo buscaste.
- Se lo buscó por andar vestida así.
- Una mujer debe inspirar respeto.
- Ven debajo del escritorio.
- Si me dejas, me mato.
- Si lo cuentas te mato.
- Las mujeres bonitas no dicen groserías, ni deben beber o tatuarse.
- Dame una oportunidad para cambiar tu no por un sí, es que no sabes lo que quieres.
- ¡Estás exagerando, o es que estás en tus días o eres una histérica!
- No tienes talento, pero eres muy buena en otros oficios.
- Permíteme explicarte, aunque seas una experta en el tema…
- Te verías más bonita si bajaras de peso/te maquillará más/te peinaras de otra forma
- Quería ser madre y trabajar, ahora que se aguante.
- Es una fácil, ha tenido muchos novios.
- Es muy soberbia, es sólo una histérica con poder.
- Es su culpa, bebió de más, estaba fuera de su casa y vestía como si lo buscara.
- Tú de eso no sabes.
- Por eso nadie te aguanta.
- Mujer tenías que ser.
- Si no te tengo prefiero que te chafe un camión.
- Tienes que aguantar lo que te digo.
- La mujer tiene que hacer lo que el hombre quiera porque está por debajo.
- Yo soy el hombre y mando.
- La ley de violencia de género discrimina a los hombres.
La persuasión coercitiva del machismo
La mayoría de influencers misóginos tienen un discurso establecido. Invierten mucho tiempo explicando que las políticas de género son perjudiciales a hombres y mujeres, consiguiendo aliadas mujeres. Insisten en que las mujeres están mucho mejor si se retornase a los roles de género tradicionales. Legitiman las quejas y el resentimiento masculino hacia las mujeres con excusas en las violaciones y agresiones sexuales. Consideran que la masculinidad está injustamente culpada y estigmatizada. Gritan que los hombres están siendo silenciados y cancelados. Estos misóginos con altavoces en las redes sociales lo que hacen es una apropiación perversa de las tesis del privilegio, crean un sentimientos de identidad y pertenencia en base al menosprecio de las mujeres.
Por supuesto que sus discursos “elaborados” dan cuenta de sus nulos procesos cognitivos.
Este sentimiento identitario masculino ha dado paso a las conductas extremas y los delitos algunas veces mortales. El privilegio del hombre blanco tiene la percepción de que lo están cancelando, así que justifican las violaciones, los asesinatos y todo tipo de delitos contra lo que tenga que ver con las ayudas y protecciones que reciben las mujeres víctimas de violencia de género para reafirmar una masculinidad que según ellos están perdiendo. No han dudado en sacar productos para recuperar esa masculinidad perdida.
Los bulos forman parte del discurso misógino. Pregonar sobre las denuncias falsas, confundir mal de amores con el mal del feminismo, quejarse de que no se puede acosar y piropear a las mujeres y niñas por la calle, defender a delincuentes sexuales en base a que las mujeres no tienen que negarse a los deseos sexuales de los hombres, y algunas justificaciones más dan cuenta de que por mantener sus puestos de privilegio son capaces de realizar conductas extremas, violentas y discursos de odio.
La Violencia de Género y los Estudios de Género
El género es una construcción social, histórica y cultural. Está basado en los roles asignados a los hombres y mujeres por los hombres. Se llama violencia de género a la violencia ejercida a la mujer por el hecho de ser mujer.
La violencia de género constituye la manifestación más grave de la desigualdad, del dominio y abuso de poder de los hombres sobre las mujeres. Es una violación de los derechos fundamentales de las mujeres, la vida, la salud física y psicológica, la libertad, la seguridad y afecta a toda la sociedad.
La violencia de género es una violencia ejercida por los hombres contra las mujeres por el hecho de ser mujeres, se ha convertido en la principal causa de reducción de la calidad de vida, daño y muerte para las mujeres, teniendo efectos secundarios para la familia, la sociedad y la economía.
El proceso de violencia de género tiene un ciclo constante.
Todas estas fases se repetirán, cada vez con más frecuencia, hasta quedar reducidas a una sola: LA DE EXPLOSIÓN O AGRESIÓN.
Fase de acumulación de tensión: se van acumulando incidentes menores, gritos, pequeñas peleas, miradas, comportamientos hostiles. El agresor culpabiliza a la mujer de todo lo que le pasa, e intenta imponer sus ideas y sus razonamientos. La mujer lo acepta todo para que no se desencadene la ira del agresor, incluso duda de su propio criterio.
Fase de explosión de tensión: el agresor pierde el control y estalla la violencia física y psicológica, es una violencia gradual, empieza con bofetadas y empujones y puede acabar en feminicidio. El agresor justifica su comportamiento culpabilizando a la mujer.
Fase de luna de miel: el agresor se arrepiente de su conducta, se disculpa, promete que cambiará y asegura que no volverá a hacer algo parecido. Empieza la fase de reparación, regalos y agasajos, seducción, promesas de futuro, y disculpa.
Cuando el agresor se siente seguro y perdonado se inicia de nuevo el ciclo. La fase de luna de miel se dará cada vez con menos frecuencia y será más breve.
El agresor entra en un juego de manipulación en el que la percusión y la coerción forma parte de las estrategias que exhibe en sus relaciones de pareja. El agresor quiere lograr la cautividad, el deterioro de la salud, el aislamiento, y la ansiedad de su pareja víctima. La mujer tiene que entrar como sea en un estado de indefensión aprendida, su ansiedad emana de las constantes conductas cambiantes y de las amenazas del agresor.
El hombre agresor muestra constantemente descalificaciones hacia la mujer. Cuando se da cuenta la mujer ha perdido su identidad, su autoestima y su potencia económica. Si la mujer ha estado sometida a extrema coerción puede llegar a sufrir despersonalización persistente, síntomas disociativos como amnesias, comportamientos similares al trance y entumecimiento emocional. La mujer también puede manifestar flexibilidad cognitiva reducida, regresiones conductuales, profundos cambios de valores, actitudes, creencias y sentido del sí-mismo.
El agresor no tolera que se hayan puesto al alcance de la mujer víctima recursos estatales que animan a denunciar estos hechos, hasta hace poco escondidos en el ámbito de la intimidad y lo doméstico. El agresor no soporta que se le diga que en sus historia de aprendizajes ha asumido el papel de macho superior cuando eso es falso. El supremacismo basado en la falsa creencia de la superioridad del hombre sobre la mujer da paso a una violencia que funciona como un mecanismo de control social de la mujer, su utilidad se reproduce para mantener el status quo de la dominación masculina. Estos patrones de conducta violenta frente a la mujer se realiza porque se ha ido aprendiendo y han sido transmitidos de generación a generación. Esta transmisión es fundamental para que se vayan reproduciendo los patrones aprendidos.
Machismo parlamentario
Ejemplo de machismo institucionalizado. Parlamento de Galicia 2018, Alberto Núñez Feijóo, en ese momento era el Presidente de la Xunta, le dijo a la diputada Pontón “que la veía muy necesitada” retirando, tras dos frases más, esas palabras.
La líder del BNG, señora Pontón, pidió al presidente de la Cámara, Miguel Santalices del PP, que se reprendiese el uso de una expresión machista. Santalices interrumpió a Pontón y habló por encima de la diputada: “Perdone, dejo que hable, pero también quiero que tenga en consideración que el presidente retiró lo que había dicho sobre usted”.
Ella respondió que era “muy grave” que el presidente de la Xunta dijera literalmente que “la señora Pontón está muy necesitada” en el Parlamento y él replicó: “No es una expresión que vea lesiva en ese sentido”. Mientras ella intentaba denunciar el “machismo repugnante” de la frase de Feijóo, Santalices le retiró la palabra e impidió que continuase su queja: “No lo veo así. Silencio, por favor. Ya está, gracias”.
Núñez Feijóo en ese momento era Presidente de la Comunidad Gallega. En una intervención le dice a Ana Pontón “que la ha visto muy necesitada”. Núñez Feijóo dijo que retiraba lo dicho. Cuando Ana Pontón intenta defenderse de este comentario machista y sexista el Presidente del Parlamento Gallego no deja hablar a la mujer.
El presidente de la Cámara, Miguel Santalices del PP, no ve motivos para que la mujer se defienda de un improperio machista y sexista.
Volviendo a la foto anterior, los hombres que están alrededor de Núñez Feijóo se ríen de esa frase sexista y machista.
Y esto es la persuasión coercitiva en un parlamento de una Comunidad Autónoma Española. Las normas sociales minimizan el daño producido y justifican esa actuación violenta de Núñez Feijóo. El agresor verbal, en este caso el Presidente de la Xunta Alberto Núñez Feijóo, con decir “lo retiro” se ha hipermasculinizado, y ante los ojos de sus cómplices ha quedado de manifiesto quien mantiene la autoridad en ese Parlamento, cuál debe ser el papel, en este caso de Ana Pontón, de la mujer, dejando claro que el rol de la mujer es estar sometida a los criterios, voluntad y deseos del hombre, en este caso Núñez Feijóo, y el estar controlado por él. Los cómplices de Núñez Feijóo con su risueñas sonrisas apoyan y refuerzan la conducta machista y sexista, buscan el aleccionamiento a la mujer, esta tiene que saber, recordar y creer que están ahí para burlarse de ella a la mínima, que no es un hombre solo, que son más, y que esto es lo que le ocurrirá si mantiene negativa u oposición a seguir los mandatos y preceptos , de esta forma tiene el camino allanado y sabe las amenazas que se lanzarán ante la más mínima contrariedad, eso bajo el beneplácito del Presidente de la sala.
Esta agresión verbal machista y sexista del Presidente del Parlamento Gallego en 2018 salió en la prensa.
Este periódico en concreto, muy afín al Partido Popular, con corrupción sistemática desde hace décadas, quita el foco de atención. De sobra es sabido que la frase “estaba muy necesitada” es un equivalente a la frase “está mal follada”. Es una frase de índole sexual.
Esta agresión verbal de Núñez Feijóo a Ana Pontón fue inmotivada, desproporcionada, excesiva y con intención de aleccionar. Núñez Feijóo fue muy consciente de lo que hizo y por qué lo hizo. No fue una agresión privada, fue una agresión pública. Al igual que los agresores que tras matar a su pareja se entregan en las comisarías, Núñez Feijóo dejó bien claro que el autor de la agresión verbal fue él, y que sus cómplices refuerzan su postura. De este modo se demuestra a sí mismo y demuestra a los demás que su autoridad está por encima de muchas cosas, todo eso en un Parlamento.
La Violencia de Género
Se define la Violencia de Género como:
https://www.boe.es/buscar/act.php?id=BOE-A-2004-21760 “Todo acto de violencia (…) que, como manifestación de la discriminación, la situación de desigualdad y las relaciones de poder de los hombres sobre las mujeres, se ejerce sobre éstas por parte de quienes sean o hayan sido sus cónyuges o de quienes estén o hayan estado ligados a ellas por relaciones similares de afectividad, aun sin convivencia. (…) que tenga o pueda tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico para la mujer, así como las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de la libertad, tanto si se producen en la vida pública como en la vida privada”.
Desde la perspectiva machista se considera a la mujer inferior al hombre, inferior en los aspectos cognitivos, sociales, culturales, económicos, etc. Por ello han desarrollado una serie de estrategias en las redes sociales para captar adeptos que crean en su ideología misógina.
Con estos adalides de la misoginia en las redes sociales lo que nos encontramos es que los adolescentes oyentes tienen un discurso elaborado en base a las chorradas que les han inculcado los influencers misóginos. Estos discursos misóginos en redes y que escuchan los adolescentes se desmontan fácilmente en una conversación con el adolescente en concreto, pero cuando se hacen muchas horas de visionado de estos discursos va calando y proporciona espacios donde emerge el sentido de pertenencia, donde el sesgo de confirmación se apodera de las mentes de estos jóvenes que no saben que el fin objetivo de estos discursos es intoxicar la esfera pública y a mermar la calidad de las democracias porque son expresiones que fomentan los prejuicios o la intolerancia y contribuyen indirectamente a que se genere un clima de hostilidad que pueda propiciar, eventualmente, actos discriminatorios o ataques violentos.
La construcción del discurso de odio se articula a través de cinco elementos fundamentales:
(1) la infracción de las reglas;
(2) induciendo a la vergüenza en las víctimas;
(3) induciendo el miedo en las víctimas a través de amenazas e intimidación;
(4) intentando deshumanizar a la víctima comparándolos con insectos, alimañas o primates; y
(5) a través de la desinformación en personas o en grupos a los que pertenece. http://www.scielo.org.pe/scielo.php?pid=S1684-09332022000200002&script=sci_arttext&tlng=pt
Los mensajes suelen ser cortos, concisos, sin argumentos, llenos de emocionalidad, y directos a un sector objetivo clave como son los adolescentes macho y la población humillada está dentro de los colectivos de las jóvenes, las personas LGTBIQ+, inmigrantes y trabajadores precarios. Estos movimientos masculinistas basados en la propagación de discursos misóginos y antifeministas tienen argumentos basados en:
- Ser negacionistas de la violencia de género.
- Presentar al hombre como la “verdadera víctima” en la sociedad actual.
- Banalizar la violación y las agresiones sexuales.
- Vetar la Educación en Igualdad gritando muy fuerte que no hace falta acudir a las charlas de igualdad, un hombre sabe “lo que tiene que hacer”.
- Tergiversar el significado de “consentimiento sexual” con frases como: “Quieren que firmemos contratos para mantener relaciones sexuales”, “Ahora resulta que las calientapollas mandan”.
- Alegar que hay que restaurar la autoridad masculina.
- Propagar la idea de que la violencia no tiene género.
- Ir contra las políticas de igualdad.
- Presentar artículos pseudocientíficos para mostrar una supuesta supremacía masculina.
- Presentar falsos informes sobre las denuncias falsas.
- Asegurar que ya se ha alcanzado la igualdad.
- Pregonar que el feminismo está aterrorizando a toda una generación.
- Insistir en que el hombre “no tiene presunción de inocencia”.
- Defender los valores tradicionales de “dios, patria, bandera”.
- Impulsar una determinada concepción de familia.
- Negar el derecho de la mujer a decidir sobre su cuerpo y su salud sexual y reproductiva.
- Etc., etc.
Cuando los adeptos ya están comprometidos con la causa misógina, a través de estos mensajes, los influencers mandan a realizar diversas acciones en redes sociales contra las víctimas objetivo.
Entre las acciones más usuales se encuentran:
Hackeo: Hackers se hacen pasar por feministas para engañar a víctimas adolescentes y estafarles.
Gendertrolling: La unión de troll y género, una forma específica de violencia simbólica en entornos digitales, que se centra en el género y se dirige hacia las mujeres. Provocación emocional del contrario, que se da mediante la ridiculización y la burla, buscando o bien humillar al rival, o bien hacerle perder los papeles.
Ciberhostigamiento/Acecho Cibernético/Cyberstalking: Es acoso o intimidación por medio de las tecnologías digitales. Puede ocurrir en las redes sociales, las plataformas de mensajería, las plataformas de juegos y los teléfonos móviles. Es un comportamiento que se repite y que busca atemorizar, enfadar o humillar a otras personas. Es un envío no solicitado a otra persona de amenazas, propuestas indecorosas, gráficos u otros elementos ofensivos.
Vigilancia: Utilización de dispositivos conectados que se comunican mediante una red de información para vigilar lugares o personas. Es posible que un/a agresor/a haga uso indebido de estos dispositivos y de los sistemas que los controlan para monitorear, acosar, amenazar o hacer daño.
Sextorsión: Chantaje por parte de un ciberdelincuente para que la víctima realice una determinada acción o entregue una cantidad de dinero bajo la amenaza de publicar o compartir imágenes íntimas o vídeos que el agresor posee de la víctima, con connotación sexual, que previamente le ha enviado.
Grooming: Un adulto trata de engañar a un menor a través de Internet para ganarse su confianza con intención de obtener fotos o vídeos de situaciones sexuales o pornográficas e incluso llegar a chantajearle con ellas. Es la forma que tienen pedófilos y pederastas de conseguir material gráfico de agresiones sexuales infantiles. Se trata de un proceso en el que se produce un vínculo de confianza entre la víctima y el acosador. Este intenta aislar poco a poco al menor, y lo consigue desprendiéndolo de su red de apoyo (familiares, profesores, amigos, etc.) y generando un ambiente de secretismo e intimidad.
Cyverflashing/ciber-exhibicionismo: Es el acto de enviar imágenes obscenas (nudes) no solicitadas, a través de WhatsApp, AirDrop, Bluetooth en cualquiera de sus formas o una red social.
Doxeo: Acto de revelar intencional y públicamente información personal sobre un individuo. Consiste en la recopilación y exposición pública de datos personales se ha convertido en un importante peligro.
Intimidación: Ocurre cuando alguien usa la tecnología, como teléfonos celulares, PCs, redes sociales o plataformas de juegos, para acosar, amenazar o molestar agresivamente a otra persona. La intimidación en línea es una forma de ciberacoso e incluye insultos, acecho y amenazas físicas. Las niñas y las personas de la comunidad LGTBQ+ son más propensas a sufrir este tipo de intimidación y maltrato.
Amenazas: Es todo lo que atenta contra la seguridad de la información de las personas. Un claro ejemplo de esto, es la actividad conocida como phishing, la cual se desarrolla principalmente a través de correo electrónico.
Discurso de odio: discurso ofensivo dirigido a un grupo o individuo y que se basa en características inherentes (como son la etnia, la religión o el género) y que puede poner en peligro la paz social. La proliferación del contenido de odio en línea ha ido acompañada del incremento de la desinformación que puede ser fácilmente compartida a través de las herramientas digitales.
Wokefishing: Falso discurso que adopta el ciberdelincuente sobre feminismo, posturas progresistas, aperturistas y antirracistas. Además, utiliza la ciberextorsión para amenazar a los menores.
Spoofing/suplantación de identidad: conjunto de técnicas utilizadas por los atacantes/agresores para hacerse pasar por una persona o entidad de confianza y engañar a las víctimas para obtener información.
Acoso afectivo-sexual: Lo ejerce el hombre hacia la mujer, por el mero hecho de serlo. Se da independientemente de la relación que exista o de si el acosador es conocido o desconocido. Siempre tiene carácter afectivo-sexual y normalmente se produce cuando una mujer muestra su negativa a los deseos de un hombre y éste sigue insistiendo: sigue mandando mensajes o comentarios, se crea otra cuenta, habla a las personas de su entorno, etc.
La proliferación de estas prácticas y conductas sexistas a través de las redes sociales e internet, sostenidas en parte por el anonimato que brindan estas plataformas, dan mucho juego a los influencers misóginos. Dando lugar entre los jóvenes a normalizar conductas estereotipadas que no juegan a favor de la igualdad y la no discriminación. Adoctrinando en la misoginia, el victimismo machista y la no contemplación de los deseos, necesidades y opiniones de las mujeres.
Desde foros masculinistas se alientan respuestas, habitualmente anónimas, que sólo persiguen la desacreditación de lo que se dice y de quien lo escribe. Con acusaciones que están fuera de lo razonable y desde la negación o ignorancia de lo que ya está incluido en la legislación y en la práctica social. Hay foros, páginas de internet y perfiles de redes sociales que se crean con ese único objetivo: contestar, acosar, ridiculizar e insultar a activistas, blogueras, opinadoras y periodistas que escriben sobre feminismo. Son intentos de amedrentamiento y de limitación de, como poco la libertad de expresión cuando no auténticos ataques a la libertad ideológica.
Tienen claro su objetivo: impedir el avance de las voces feministas en el debate público desviando el eje de la discusión, usando como arma insultos misóginos que buscan estigmatizar, desacreditar e infantilizar. Hostigar hasta quebrar las voces feministas a la vez que refuerzan la necesidad de pertenencia de los adeptos.
El evidente resentimiento de estos influencers misóginos adoctrina a los adolescentes y jóvenes que consumen sus vídeos en las diversas plataformas de vídeo. Este objetivo inicial de quitar de la esfera pública a las mujeres es la avanzadilla de la estrategia ambiciosa de erosionar el sistema democrático y anular los Derechos Humanos.
Es un problema internacional, la misoginia recorre los países intoxicando con su resentimiento, rencor y odio. El pensar que las mujeres pueden adquirir cotas de poder es algo que no soportan los misóginos. Este movimiento social en red promueve la cultura de la violación. Normalizar la violencia sexual es uno de los objetivos que con sus tácticas permiten que se normalice y justifique la violencia sexual, y en estos entornos se alimenta de las persistentes desigualdades de género y las actitudes sobre el género y la sexualidad. No conciben el consentimiento sexual dado libremente, consideran que tienen derechos naturales sexuales sobre la mujer. Culpar a las víctimas es una actitud que sugiere que es la víctima y no el agresor quien es responsable de un ataque.
Estos discursos misóginos en las redes sociales no es algo nuevo. Forma parte de un contexto de discriminación de género y violencia sistémica contra las mujeres que se da en todos los ámbitos de su vida. Conlleva diversas violaciones de los derechos humanos de las mujeres y las niñas. Causa en las víctimas daños y sufrimientos psicológicos, físicos, sexuales y/o económicos, y tiene efectos familiares, sociales y colectivos. No está desconectada de la violencia “fuera de internet”: es parte de la serie de formas múltiples, interrelacionadas y recurrentes de violencia contra las mujeres y las niñas que ahora fluye por el mundo online-offline y lo atraviesa. Es una expresión dinámica que abarca prácticas muy diversas de violencia facilitadas o reconfiguradas por las tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC).
Las nuevas masculinidades
Hay círculos de “hombres” que prefieren mantenerse en una línea masculina posesiva, que no duda en elaborar discursos sobre su victimismo masculino aleccionando en que debe prevalecer sus ideas, opiniones, conductas, pensamientos, acciones por encima de cualquier “ocurrencia mujeril”.
Ser hombre desde una mirada más sana e igualitaria, tanto para relacionarse con los demás como con uno mismo, se está imponiendo. Proponer replantear esa idea tradicional de masculinidad para desaprender los roles de género que tanto hombres como mujeres van adquiriendo desde la infancia es algo que va caminando en la sociedad. Relacionar la masculinidad con la competitividad, la fortaleza y el ser ‘duro’ está dando paso a la colaboración, a la participación y a la contribución igualitaria. Estos hombres no se sienten superiores a las mujeres, no consideran que necesitan competir contra otros hombres, su autoestima no oscila según las fanfarronadas de turno.
Las nuevas masculinidades no tienen miedo al colectivo LGTBIAQ+, no tiene miedo a las mujeres, no tiene miedo a la crianza de los hijos y no tienen miedo de mostrar sus sentimientos de una manera tranquila y pausada.
El modelo de “auténticos varones” consistente en tener éxito, en doblegar a otros varones y en subordinar a las mujeres ya está obsoleto. Esta nueva realidad que está emergiendo quiere construir un modelo de masculinidad que no exalte el uso de la violencia y la discriminación. Se han dado cuenta de que el hombre “no es la medida de todas las cosas”.
Una masculinidad antipatriarcal y antimachista que cuestiona los chistes y dichos sexistas que se repiten sin parar. Que no encuentra la gracia en la denigración de mujeres y personas LGBTIQ+. Que enfrenta el comentario de que la colega “anda con la regla”, responde al compañero que tira puyas machistas u homofóbicas, intercede si alguien desprecia de forma machista a una mujer en una conversación, y denuncia al jefe que acosa a las compañeras de trabajo. No se siente ofendido cuando oyen que “los agresores sexuales no son monstruos, son hombres”. Intenta concientizar a sus pares contra el machismo que ejercen. No confunde el acoso sexual con la “galantería”, el “cortejo”, la “caballerosidad”, y otras formas de justificar aproximaciones sexuales no solicitadas. Entender que lo que para algunos pueden ser solo “halagos”, “bromas”, o “un cariñito”, para ellas puede ser acoso. Comprender que el consentimiento sexual implica respeto, implica dejar de actuar unilateralmente sobre las mujeres, y empezar a considerarlas como sujetos libres de decidir si participar o no de una situación de cualquier tipo. Son hombres que no responsabilizan a la mujer de haber sido violada.
Conclusión
La persuasión coercitiva que ejerce el misógino a las mujeres posee planes, objetivos, estrategias. Para conseguir los objetivos utiliza técnicas como el aislamiento del exterior, el control de la información, la creación de un estado de dependencia existencial, la activación interesada de emociones, la denigración del pensamiento crítico, control sobre la atención y el lenguaje, etc., para conseguir que los privilegios del hombre misógino no se alteren.
Esos privilegios pasan por someter a las mujeres para no perder el control familiar, sexual, laboral y social. Llenar las redes sociales de mensajes desmontando y desenmascarando estos actos misóginos es labor de todos y todas.
La genética ha venido a perturbar la paz misógina de la irresponsabilidad social, paternal y familiar.
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