La influencia de la desinformación
Dentro de la serie de directos titulado “Dando voz a los que saben”, hoy 28/07/2022 nos acompaña Carlos Sans Andrea, @CSanzAndrea, un psicólogo que nos suele hablar mucho sobre las cuestiones de la persuasión coercitiva, con el lacito de la psicología, que hacen algunos gurús mediáticos en sus alegatos.
¿Qué es la información?
Como información denominamos al conjunto de datos, ya procesados y ordenados para su comprensión, que aportan nuevos conocimientos a un individuo o sistema sobre un asunto, materia, fenómeno o ente determinado. La consecuencia más importante de la información es cambiar el estado de conocimiento que un individuo o sistema maneja con respecto a determinado fenómeno o cuestión, todo lo cual influirá en las acciones, actitudes o decisiones que se tomen a partir de la nueva información.
¿Qué son las operaciones de influencia?
La influencia es la capacidad de tener un efecto sobre el carácter o el comportamiento de alguien o algo o el efecto en sí. Es el intento de cambiar la opinión de un público objetivo sobre un asunto concreto, reemplazándola con otra visión alternativa. Las operaciones de influencia se realizan con información veraz y con rigor. Veraz entendida como que se ajusta a la verdad o la realidad.
¿Qué es la desinformación?
La desinformación es la información o contenido deliberadamente falso, diseñado para causar daño. Está motivada, entre otros, por tres factores: ganar dinero, tener influencia política (sea en el exterior o en el interior) o causar problemas a otros.
La información errónea también describe contenido falso, pero este se transmite con el convencimiento de que es verídico. Por tanto, se produce cuando una persona crea o recibe una pieza de desinformación y la comparte en sus redes sociales creyendo que está ayudando, es decir, sin voluntad de hacer daño o de transmitir una información falsa o engañosa.
La mala información es información verídica, de ámbito privado o restringido, que se saca a la luz con la intención de hacer daño a una persona, una institución o un país.
Nos han vendido que la desinformación está más presente ahora que nunca a causa de lo que han denominada la postverdad y las modernas fake news. Nada más lejos de la realidad. Eso ha estado acompañando al Homo sapiens en su devenir humano. Ahora lo que pasa es que se ha magnificado al hogar de las redes sociales.
Que la desinformación se haya puesto en el candelero de la investigación en comunicación, por el gran desafío que supone, sí es algo novedoso.
El desorden informativo lo acabamos de vivir en esta pandemia de covid-19 en la cual estamos inmersos. Se dibujan escenarios apocalípticos en base al charlatán de turno. Las redes sociales son el eco de esos discursos llenos de confusión y mentiras que favorecen la desinformación y desestabilizan a la sociedad. Tanto la enfermedad como las vacunas, que han hecho posible que se mantenga a raya la enfermedad, han dado “fábricas de difusiones de bulos”.
Esto no es nuevo
Las fake news siempre han existido, pero hoy en día se han visto catapultadas por las redes sociales. Un ejemplo más o menos reciente está en Joseph Goebbels, la mano derecha de Hitler, que decía:
“Hay que hacer creer al pueblo que el hambre, la sed, la escasez y las enfermedades son culpa de nuestros opositores y hacer que nuestros simpatizantes lo repitan en cada momento”.
Esta es una máxima que les sale bien a quien lo hace, siempre sale bien, hasta que se les desmonta, lo que suele suceder tarde porque los destrozos sociales ya están hechos.
Hay más ejemplos de engaños periodísticos.
En Nueva York, The Sun, informó durante seis días de agosto de 1835 que un científico británico había avistado vida inteligente en la Luna gracias a su potente telescopio. Al final cuando se desmontó se llamó “La gran mentira de la Luna”.
Tenemos falsificaciones de bulas papales
La falsificación de Nicolás IV, dada supuestamente en 1292, es en realidad una falsificación encargada por el rey Sancho IV de Castilla.
La prevalencia de falsificaciones de todo tipo, sobre la autenticidad de las bulas papales, las cartas reales y otros instrumentos. Dio paso al control de documentos que incluso se sacó lo que se llama hoy en día la Diplomacia.
La ciencia tampoco está exenta de estos charlatanes que han dado paso a diversos engaños que han vendido como realidades ignotas. Se le llama fraude científico. Ejemplos como la talidomida, los anomalones, la fusión fría. Son casos que parece ser que no hubo mala fe por parte de los científicos que no estudiaron. De hecho, la talidomida se está utilizando con gran éxito para curar la lepra, han vuelto a aparecer anomalones (parece que esta vez “en serio”) y se sigue estudiando el proceso de la fusión fría (si bien con subvenciones mucho menores que antes del “descubrimiento”). Parece ser que una cierta precipitación llevó a cometer estos errores que yo personalmente llamo despropósitos.
Sí se da fraude científico cuando se realizan este tipo de acciones:
- La manipulación arbitraria de datos experimentales que indican la consecución de objetivos que no se han conseguido. Este aspecto, desgraciadamente, se ha extendido probablemente por las presiones políticas, económicas, sociales … a las que los científicos son sometidos.
- Plagio del trabajo de otros autores, es decir, copia de experimentos de otros científicos sacándolos a la luz pública como propios. En el artículo citado, se muestran varios sucesos en los que se citaban palabra por palabra artículos o tesis doctorales de otros investigadores sin siquiera mencionar la procedencia.
Fraudes científicos que sí lo fueron (hay más, pero con estos se sirve de ejemplos):
La falsa clonación
En dos publicaciones en los años 2004 y 2005, el científico Hwang Woo-suk anunciaba que había conseguido clonar un embrión humano.
El escándalo de las vacunas
Un estudio fraudulento llevado a cabo por el por Andrew Wakefield. En 1998, este médico publicaba un artículo en la revista The Lancet en el que afirmaba que la vacuna de la triple vírica causaba autismo en niños.
El hombre de Piltdown
El hombre de Piltdown es uno de los fraudes científicos más antiguos y también el que más tiempo se mantuvo. En 1912 se presentaba una calavera que, según los expertos de la época, se correspondía con el eslabón perdido entre hombre y mono.
El uso de la desinformación
La cuestión es que el fraude en información ha sido usado por varios sectores de influencia en la sociedad, entre ellos los políticos, los religiosos, los científicos, sobre todo aspirantes a líderes de corte sectario. Como hemos visto los fraudes científicos son más fáciles de desmontar que los fraudes políticos y los religiosos. Los fraudes políticos pueden llegar a desencadenar guerras, hambrunas y peligrosos daños sociales. Los religiosos también, un ejemplo es el recién cisma de la iglesia ortodoxa cristiana rusa y ucraniana (2018). No hace falta repetir cuáles han sido los efectos.
Los fraudes científicos lo que producen es desconfianza en la Ciencia. Y eso lo hemos visto muy vehementemente en la pandemia que estamos viviendo y que poco a poco estamos dejando atrás. Los negacionistas de la pandemia, del virus SARS COV 2, posteriormente de las vacunas contra la covid-19, los listados de efectos adversos que no se dan y dicen que están producidos por las vacunas, los millones y millones de muertes que dicen que han producido las vacunas contra la covid-19, los diversos tipos de sustancias como el grafeno que dicen que tiene la vacuna contra la covi-19, y más, dan cuenta de la gran necesidad de estos personajes para vivir del cuento.
Tenemos ejemplos en las redes sociales que han animado los más aburridos despertares de los adeptos, acólitos y demás seres “despertantes”.
Tenemos artistas, y a “terapéutos y terapéutas” de artista, que también están muy interesados en difundir bulos.
El policonspiranóico
Una nueva figura ha emergido en esta sociedad de la información en la que vivimos: el policonspiranóico.
Esta figura humana emerge en el ámbito de llevar a cabo una serie de proselitismos sobre ideas completamente fuera de la realidad. Son personas que defienden que han conocido a los reptilianos, que los que manejan el mundo son los promotores de un gran reemplazo, que nos ocultan que los extraterrestres viven entre nosotros, que lo de la película matrix es verdad, que el planeta Tierra es plano, que el feminismo es lo peor que le ha pasado al Homo sapiens, que las vacunas causan autismo, que la Medicina Moderna es lo peor del mundo, lo del cambio climático es una patraña, la violencia de género no existe, y más.
Estos policonspiranoicos tienen las creencias de que que fuerzas poderosas y malintencionadas mueven secretamente los hilos para manipular determinados sucesos o situaciones.
A los policonspiranóicos se les cala porque siguen un patrón conductual básico:
1. Una supuesta trama secreta.
2. Un grupo de conspiradores.
3. «Pruebas» que parecen apoyar la teoría de la conspiración.
4. Sugieren falsamente que nada es accidental y que las coincidencias no existen; nada es lo que parece y todo está relacionado.
5. Dividen el mundo entre buenos y malos.
6. Utilizan a determinadas personas y grupos como chivos expiatorios.
El policonspiranóico se afana por dejar clara su “lógica explicación” de los acontecimientos o situaciones difíciles de entender porque él/ella ha despertado a esa realidad que es difícil de seguir. Ellos/ellas en su “despertar” están percibiendo más cosas y por ello tienen más control e influencia sobre los demás.
Las teorías conspiratorias suelen empezar como sospecha, como una suspicacia que se clava en alguna neurona y comienza a hacer sinapsis y asociaciones sinápticas. Ahí ya va elaborando pensamientos justificativos y categorías de conceptos sin parar que dan cuenta “de su despertar a la teoría de la conspiración”. Sus creadores se preguntan quién sale beneficiado del suceso o la situación e identifican así a los conspiradores, esto es “a los malos”. A partir de entonces, hacen que las «pruebas», ¿qué pruebas?, da igual, encajen en la teoría.
Una vez que han arraigado, primero en algún cerebro y más tarde en el entorno social de esa primera persona que “ha despertado”, las teorías conspiratorias pueden crecer rápidamente. Son difíciles de rebatir porque se considera que cualquier persona que lo intenta forma parte de la conspiración. Claro, enseguida salen las preguntas de ¿Cuánto te paga Soros, Bill Gates o el que sea?
En fin, ni me paga nadie, ni tengo conflicto de intereses, lo que estoy es harta de los charlatanismos varios como que dar lejía a los niños en vez de vacunarlos es mejor para ellos, poner unas hierbas al mismo nivel que la quimioterapia, discursos de terraplanistas diciendo que los físicos nos han engañado con la forma del planeta y demás. Esto de los despiertos que se las dan de ciudadanos, soberanos, patriotas, y demás parafernalias del dios, patria, bandera ya lo dejo para otro día.
Bibliografía:
https://www.significados.com/informacion/
TORRES SORIANO, Manuel R. Operaciones de influencia vs. desinformación: diferencias y puntos de conexión. Documento de Opinión IEEE 64/2022.
https://www.ieee.es/Galerias/fichero/docs_opinion/2022/DIEEEO64_2022_MANTOR_Operaciones.pdf (consultado el 26/07/2022)
https://www.verificat.cat/escola/articulo/que-es-la-desinformacion
https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=7625684
http://scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S2307-21132020000200002
https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=7168069
https://revpubli.unileon.es/ojs/index.php/EEHHHistoria/article/view/3043
http://www.oc.lm.ehu.es/cupv/univ99/comunicaciones/donostia08.html
https://www.medigraphic.com/cgi-bin/new/resumen.cgi?IDARTICULO=4561
https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-45818440
https://www.ucm.es/otri/file/guía-de-actuación-para-contrastar-la-información-científica