La Ciencia quiere decir No, pero no se atreve
Hay un truco dialéctico que no falla. Llevan siglos alegando una falta de evidencia que demostrara que dios no existe. Dicho de manera bonita sería así:
La evidencia es que no existe ninguna prueba con rigurosidad científica suficiente que pueda demostrar que Dios no existe.
Desde hace 2000 años escritores (sí, escritores, personas que de una forma u otra adquirieron el aprendizaje de la lectura y la escritura y la comprensión de que si querían instaurar algo ideológico como una religión, tenían que ir dejando un reguero de textos que se unieran entre sí para dar aparente verosimilitud a la cosmogonía que estaba emergiendo) más o menos consagrados han escrito las bondades del amigo imaginario de la religión cristiana. Primero lo hicieron para sentar las bases de la nueva religión que estaba apareciendo (montando el Nuevo Testamento).
Esa nueva religión nació como una secta del judaísmo, una escisión que presumía de una escatología apocalíptica propia. Después, para afianzar filosóficamente esa cosmogonía en sus discursos aplicaron la más exquisita sintaxis y semántica, más tarde pasaron a la fase de evangelización, ir por los rincones de la zona geográfica circundante para dar a conocer esta nueva secta, difundir el cristianismo hasta que dejase de ser secta y convertirse en la religión del estado, para eso tardaron más de tres siglos.
Una vez que ya se estableció el cristianismo como religión del Imperio Romano, en el año 325, ya sólo quedaba manejar la situación social al antojo de los obispos de turno.
Siglo I de cristianismo
En esa parte del planeta, en lo que se llama el siglo I, por algún motivo vieron que el judaísmo, con su dios enfadado y remugón y la caterva de dioses romanos y griegos estaban de capa caída.
Esas mitologías estaban atravesando por momentos de crisis de fe, los mandamases políticos también. Un listo supo visualizar un futuro y aprovecharse de ello. Ese listo fue Pablo de Tarso que sabía moverse con soltura por aquel territorio hablando con mandamases y con los más vulnerables. Con sus enseñanzas de persuasión coercitiva sentó la bases para que el negocio que propuso saliera adelante. Entre otros movimientos estratégicos que hizo fue escribir diferentes epístolas (cartas) a las diversas personas que estaban a cargo de alguna asamblea/iglesia cristiana que empezaban a proliferar por aquellos lares.
Revisó personalmente esas emergentes asambleas cristianas dando órdenes, poniendo y quitando jefes como le parecía. Pablo estuvo muy implicado en la difusión de lo que llamaron “la palabra”. Esa “palabra” versaba sobre una literatura apocalíptica donde fundamentar una fe en una “re-venida” de un mesías (el hijo de dios) que se había sacrificado para salvar de los pecados de los humanos, resucitó y ascendió a los cielos con gloria para juzgar a vivos y a muertos, y que su reino no tendrá fin. Todo muy bonito.
Históricamente no se sabe siquiera si vivió esa persona (el mesías) llamada Jesús que pregonaba que había que quererse unos a otros. Cuentan que nació de una virgen, que era carpintero, que lo apresaron y tanto los judíos como los romanos tenían ganar de acabar con él y lo ejecutaron en la cruz (como a tantos delincuentes o no de aquella época). En un giro dramático de los acontecimientos, resulta que este hombre llamado Jesús, al tercer día de estar muerto y encerrado en una cripta le da por resucitar.
La industria de la religión cristiana aceptó cuatro biógrafos canónicos de esa persona llamada Jesús que no se sabe si existió. Los que la iglesia acordaron que esos relatos valen para sus cosas de la evangelización, cuentan diferentes versiones de esa presunta vida, su presunta muerte y su presunta resurrección. Coinciden en que a la primera que se apareció este Jesús resucitado fue a una adepta llamada María de Magdala, cuenta la leyenda que esta mujer fue la encomendada a cuidar el sepulcro, y fue ella la primera en encontrarse con el presunto resucitado.
Bueno, el caso es que también se aparece a sus apóstoles, doce hombres que estaban siempre con él y les encomienda diferentes faenas. Cuando se considera que ya ha terminado la faena esa pues sube a los cielos con su padres
Cuando ese presunto resucitado “ascendió” a los cielos dejó despojados de sentido vital a sus apóstoles, así que envía algo que se llama Espíritu Santo para que la evangelización en diferentes idiomas fuera fácil.
Después de la venida del Espíritu Santo la presunta madre del presunto que resucitó también ascendió a los cielos. A esta mujer los de la industria de la religión cristiana consideraron, bajo convenio de los diversos concilios, que nació sin pecado original, que el Espíritu Santo, a través de una paloma, la dejó embarazada del Dios padre. Sí, muy rocambolesco todo, y más cuando se sabe que estos mitos y leyendas cristianos están basados en unos mitos y leyendas recogidos de otros lugares más o menos cercanos.
De esta forma fabricaron los dogmas cristianos que hay que querer tener fe para creerlo, sí. La industria de la religión cristiana se había puesto en marcha y ya no la paraba nadie.
Un plan infalible que está durando 2000 años
Que se haya que recurrir al nuevo testamento, compuesto por escritos de biógrafos autorizados y diversos evangelios que encontraron por aquí y allá, para hilar la biografía de Pablo de Tarso pone en duda muchas cosas. En los “Hechos de los Apóstoles”, las catorce Epístolas que se le atribuyen dirigidas a diversas comunidades cristianas y los viajes que hizo para que “todo estuviera en orden” dan cuenta del control que tenía el presunto Pablo por la nueva organización que estaba naciendo.
Pablo de Tarso fue un judío con estudios griegos que trabajó acosando a los judíos que se desviaban del judaísmo en el año 50 d.n.e. Cuenta la leyenda que tuvo una revelación y se hizo cristiano, no está claro cómo sucedió eso, unos dicen que se cayó de un caballo, otros que le dio una especie de ictus, no se sabe, no se puede saber, la cuestión es que, según cuentan, estuvo ciego varios días y que “se curó” de lo que hubiera tenido, sea orgánico o accidental, en esos momentos cuentan que tuvo “una revelación”. Esa revelación tiene diferentes historias, diferentes cuentitos, el caso es que “tuvo una revelación y el Jesús le dijo que se hiciera cristiano”. Así que se hizo el propagandista cristiano más famoso de todos los tiempos.
Persuadir, algunas veces coercitivamente, es lo que hizo Pablo de Tarso a lo largo de su vida, primero como judío que apresaba a herejes y recaudaba impuestos, después como cristiano que hacía lo imposible para recaudar para su empresa de la religión cristiana a la vez que ponía los cimientos dogmáticos a base de epístolas. Pablo de Tarso sabía muy bien a quién acudir para hacer grande su emprendeduría.
Son 2000 años de la gran empresa política llamada iglesia católica. Su supervivencia sobre cambios políticos, económicos, científicos, industriales tienen un truco muy sencillo. Su estrategia de propaganda con ese fundamento de fe simple en esencia y persuasivo en la práctica le ha concedido la validez histórica y filosófica que ansían los promotores de las idas y venidas políticas. Y para eso nada mejor que un pasaporte de la salvación de un dios renovado en la figura de un judío que crucificaron y dicen que resucitó, al que le atribuyeron un sacrificio por los pecados de los hombres. Insuperable.
Fabricando dogmas
Estar en ese moderno grupo llamado “cristianismo” pasaba por acatar unas condiciones, unas minucias sin importancia, como arrepentirse de los pecados y guardar los mandamientos, en principio, con los concilios que vinieron posteriormente se fueron añadiendo dogmas y misterios que había que proteger, salvaguardar, respetar y difundir, sobre todo expandir al resto de pobladores de los pueblos vecinos. A esa apología a la nueva industria de la religión cristiana lo llamaron “evangelización” y empezaba el asunto con una “Buena Nueva Anunciada”.
En esas epístolas, Pablo de Tarso se presentaba tal que así:
Carta a los Romanos, 1 1. De Pablo, siervo de Cristo Jesús, apóstol por un llamado de Dios, escogido para el Evangelio de Dios.
Se autoerigió como el jefe de los community managers por encima de los apóstoles que supuestamente habían convivido con el tal Jesús. Establecida ya la iglesia (que unas veces es la esposa de Jesús y otra la guardiana de la fe, según le dé el día), con sus concilios, con sus sucursales, con sus franquicias, con unos lumbreras apuntalando filosóficamente los misterios cristianos, con unos cánones jurídicos que perduran hasta hoy, sólo había que echar a rodar la empresa.
Unos pocos siglos más tarde cerca de donde se fraguó esa nueva industria religiosa cristiana y su brazo armado llamado iglesia cristiana, se estaba gestando una nueva religión, con sus dogmas, sus misterios, sus apologistas, con sus cánones jurídicos y sus filosofías subyacentes. Todo un completo. Esa nueva religión se llama “el Islam”: «No hay más dios que Alá y Mahoma es su profeta», eso es otra historia, pero sí indicar que estas dos industrias religiosas han tenido una historia común de guerras territoriales, guerras santas, y toda una serie de barbaridades que dura hasta hoy.
Así que en una región geográfica no muy grande se juntaron tres industrias religiosas monoteístas que utilizando un mismo libro arcaico para fomentar la cosmogonía y que separaron los caminos en un punto temporal, y en todo Occidente tenemos un imperio monoteísta que hoy por hoy lleva el adoctrinamiento a lo que han denominado “religiones abrahámicas” y tienen una influencia en unos 4500 millones de personas en el planeta Tierra, tirando por lo bajo.
La industria de la religión en general
Sea el continente que sea, la religión impregna la sociedad, la política y la cultura. Se exhiben competiciones entre unas y otras religiones para tener el cacho de las subvenciones en aspectos de Educación Formal, así que tenemos unas pugnas que repercuten en la sociedad, los adoctrinamientos, pero sobre todo nos repercute a las mujeres, a la infancia y al colectivo LGTBIAQ+.
Política, legislación, filosofía, economía y otras disciplinas científicas buscaron la justificación de un dios, la encontraron por muchos siglos en la superstición, el miedo, y la opresión de determinados colectivos. Eso sí, millones de folios escritos enfocándose en la razón de un dios creador. Ese razonamiento queda más o menos así:
Este dios creador lo venden como un misterio de fe y una verdad accesible a la razón. De entrada dicen que es el creador del mundo porque lo dice la biblia. Este mundo, indican con mucha vehemencia, ha sido creado para gloria de dios, manifestarla y comunicarla porque es la manera en que ese dios muestra su amor y su bondad. Según los creyentes estas manifestaciones de la bondad y el amor de dios se refleja en la perfección del creador por lo creado, el universo, su orden y su armonía. Lo que el hombre hace es que va descubriendo las leyes de la naturaleza que “causan admiración a los sabios”, y esto refleja la infinita belleza del creador. Lo creado es gobernado por dios con su providencia, las criaturas tienen que llegar a una cooperación con el destino final de la perfección. Dios puede producir efectos sin causa, pero prefiere que las causas se manifiesten porque como dios es bondad pura otorga a sus criaturas la capacidad de colaborar en sus planes y perfeccionarse en esa colaboración. Eso sí, la divina providencia ordena las causas porque realizan el efecto de la providencia. El plan de dios es la providencia divina y se manifiesta en las leyes, los ritmos y ciclos de la naturaleza y en la jerarquía de las criaturas, que culmina con el hombre en la cúspide, esa perfección indica el plan racional ordenado del creador, esto permite acceder a dios de manera racional por su precisión en el devenir del universo. El hombre tiene una libertad que a veces no sabe usar y hace cosas malas, dios no tiene culpa de eso, dios es todo bondad y en esa bondad ha dado a elegir a los hombres que se porten bien o mal, si se portan mal es responsabilidad del hombre, eso sí, la existencia del mal no se opone a la providencia divina, sólo desempeña una función importante.
Con el paso de los siglos los predicadores, y sobre todo los telepredicadores, cambiaron su visión doctrinal de un dios concreto perteneciente a una religión específica a un dios creador que no parece que pertenezca a una religión concreta.
Financiación cristiana hoy
La industria de la religión pasa por unos elaborados eventos socio-políticos-culturales encaminados a sacar dinero a los adeptos con la justificación que utilizan esos dineros “para hacer el bien”. También utilizan esos dineros para realizar inversiones en diferentes mercados y activos. El mercado inmobiliario, inversiones con fondos como Centurios Global, que parece que salió mal, proyectos energéticos y películas y demás cositas que puedan dar dineritos, más lo que se recauda sobre los turistas, los souvenirs, donaciones y lo que se recauda de cada parroquia y diócesis, aparte de los concordatos con diversos países, negociazo.
Las iglesias protestantes se financian según el país. Por ejemplo, en Alemania, Dinamarca, Finlandia y Austria hay un impuesto eclesiástico, donaciones y subvenciones. En Bélgica el estado paga salarios y pensiones de las confesiones reconocidas. En otros países como Holanda no tienen financiación estatal y tampoco impuestos, los edificios se mantienen y restauran por subvenciones estatales. Hungría da un 1% de impuesto sobre la renta.
En países como USA el negocio religioso es inmenso. En Suramérica brotan las iglesias y los cultos. Engendros como la Iglesia la Luz del Mundo, pelotazos urbanísticos sazonados de abusos sexuales que llenan los espacios televisivos de juicios emitidos por tv y las series de canales como Netflix dan cuenta del dinero que se mueve gracias a las donaciones de los acólitos.
Por aquí hablé de eso, la teología de la prosperidad, de la pederastia y del pelotazo urbanístico.
El término teísta adquiere nuevos significados justificativos.
“El teísmo”, es la creencia en un dios creador del mundo. No es nuevo, dicen que surgió en 1200 d.n.e. en la antigua Grecia. Significa la creencia en el Dios viviente, que interviene en el curso del mundo y en la vida humana. Para el teísmo, Dios conserva en “el ser” al universo en todo momento. A este dios se le rinde culto, pleitesía, muchos recursos económicos y mucha presión social.
Así que decir que el inicio de la Naturaleza, el Universo, está en un Dios creador que nos dio a los humanos la vida y algo que han llamado “libre albedrío”. Es labor de muchos intelectuales que ocupan puestos de poder en las diferentes academias del planeta explicar constantemente porque ese creador nos dio la vida y el libre albedrío.
Ese dios montó/creó el Universo “por amor” con una presunta exquisita precisión, tanta precisión que para desentrañar misterios de la física y de la química han tenido que pasar siglos para poder aportar explicaciones a fenómenos naturales que estaban a la vista de todos y que por su complejidad no había una explicación satisfactoria más allá de: “Dios lo ha querido así”.
Sabemos que la Naturaleza “no es perfecta”, y que esa imperfección ha dado paso a esa belleza diversa, cruel y muchas veces enigmática. El descubrir sus leyes ha supuesto una tarea de siglos y millones de humanos a lo largo de los siglos intentando desentrañar sus secretos, sus leyes, sus mecanismos y sus predicciones.
En las diferentes discusiones, diálogos, debates que tienen creyentes y no creyentes se apela a la filosofía, a las falacias y los sesgos para dejar de manifiesto cada postura. La Lógica se hace presente en estos debates que se basan en la defensa de un dios creador “porque lo dice la biblia” y como es un dogma de fe es inmutable, entonces ante una frase mal enunciada caen como depredadores gritando “Falacia, falacia”.
Los creyentes, los teístas, parten de la base axiomática (frecuentemente usado en lógica, es una proposición tan clara y evidente que se admite sin necesidad de demostración, y se admite que lo que pone en el génesis bíblico es “la verdad”) su verdad es asumida y no se cuestiona.
Indicando que “lo dice La Biblia” toma esta postura, asumiendo la supuesta verdad de la existencia de Dios creador y que no es necesario ser probado. Es decir, lo que dice la biblia es la verdad absoluta que no se cuestiona ni necesita ser probado. Se asume la existencia de ese dios de partida, se admite sin dudar la existencia de ese dios que se razona desde lo que pone en la biblia. El apologeta creyente no puede abandonar sus defensas a su dios fuera de los escritos bíblicos.
De vuelta atrás
Volviendo a esos primeros años en que se estaba asentando la empresa religiosa cristiana. A base de concilios fueron despojándose de las “ideas alternativas” a los dogma, a esas ideas las llamaron herejías y en los concilios fueron consensuando sus formas de entender la empresa religiosa, los procederes y los anatemas.
Pasaron los siglos, los obispos, los papas, los reyes, aristócratas, mercaderes, pueblo, toda la sociedad desde el oeste de lo que hoy conocemos como Europa hasta buena parte de lo que hoy se conoce como Turquía, en aquel momento Bizancio o el Imperio Romano de Oriente, estaba bajo la influencia de la religión cristiana.
Entre batalla y batalla los cristianos tenían la costumbre de hacer “cismas”, allá por el 1054 aproximadamente donde se separan la iglesia en iglesia romana e iglesia oriental. La iglesia romana tenía por jefe al papa de Roma y la iglesia oriental tenía su jefe al patriarca de Constantinopla, fue muy gracioso porque ambos mandamases papas se excomulgaron mutuamente.
Es gracioso pensar en León IX y Miguel I Cerulario enviándose sendas excomuniones cual poderosa magia, esto de la excomunión entre papas duró hasta 1965 tras el concilio Vaticano II.
Por parte de los cristianos católicos se produjo un cisma morrocotudo que llamaron “la reforma” en 1517 y los cristianos romanos se dividieron en católicos y protestantes. Estos protestantes también se ramificaron en grupos.
En una isla al oeste de Europa llamada Inglaterra al rey se le puso entre ceja y ceja en un calentón con el papa que se separaba y montó el anglicanismo en 1534 que tiene trozos de los postulados protestantes y trozos de los postulados católicos, eso sí, el poder completo cae en el rey/reina inglés/a, ya que se ve como el máximo representante de dios en el mundo.
Tras el descubrimiento/invasión/lo que sea del continente americano los religiosos tuvieron faena haciendo sus cosas de la evangelización. Los protestantes y los católicos iban haciendo la evangelización allí donde había colonos, donde habían nativos y donde les parecía.
Eso sí, también montaron unas cuantas guerras para que los protestantes y católicos se sacaran los ojos a gusto durante unos cuantos años en Europa en Oriente Medio contra los musulmanes y donde les parecía a los señores de la guerra.
También se fueron a evangelizar el resto de continentes y tenemos una variedad grande de religiones en los lugares más recónditos del planeta. Los hechos en Japón sobre los jesuitas que “martirizaron” han dado fundamento a mucha literatura. La industria de la religión funciona a pleno rendimiento.
El mapa del planeta queda muy colorido, porque no solo están las religiones abrahámicas, hay alrededor de 4000 dioses activos con sus respectivos cultos, la cuestión es que hay algunas religiones que sí arrastran miles de millones de personas. Tras varios movimientos bélicos el mapa de las religiones actual queda más o menos así.
Con este panorama religioso planetario se siguen haciendo grandes discursos, grandes debates y grandes congresos sobre lo mismo: “que la razón humana tiene que hacer esfuerzos para conocer a dios como causa última de todo lo creado”.
Bajo esa premisa hay “intelectuales creyentes” que dedican su vida a ello, y me centro en lo cristiano y sus ramificaciones. Primero se forman según sea católico, protestante u ortodoxo tendrá una senda formativa u otra. Al final la mayoría que cursan estos estudios tienen una titulación como graduado en teología, en algunas universidades también salen como filósofos.
La pseudo-explicación racional de la existencia de Dios
Se publican libros que “aportan pruebas científicas, filosóficas, teológicas, y lo que haga falta” de la existencia de dios. Los grandes intelectuales que abogan por estas recurrencias como William L. Craig, Greg L. Bahnsen, Alvin Plantinga, John Lennox y unos cuantos más que reciben parabienes por su forma de decir que han evidenciado por la vía racional que dios existe.
Estos autores defienden su punto de vista por medio de presunta evidencia histórica, presuntos argumentos filosóficos, presunta evidencia científica y, como no, el razonamiento lógico que tantas glorias ha dado a la Filosofía, entre otros, basándose en la premisa primera de que lo que dice la biblia en el génesis es verdad.
Libros de Alvin Plantinga, nacido en USA (1932-…) profesor en la University of Notre Dame.
Libros de Greg L. Bahnsen, nacido en USA (1948–1995) profesor residente del Centro de Estudios Cristianos del Sur de California y ministro ordenado de la Iglesia Presbiteriana Ortodoxa. Obtuvo un Ph.D. en filosofía por la Universidad del Sur de California, especializándose en el campo de la epistemología (teoría del conocimiento).
Libros de William Lane Craig, nacido en USA (1949-…) filósofo analítico y teólogo cristiano bautista estadounidense.
Libros de John Lennox, (1943-…) nacido en UK doctor en Matemáticas de la Universidad de Oxford y asociado a Matemáticas y Filosofía de la Ciencia en el Green Templeton College, Oxford y un apologista protestante
Todos estos autores han tenido un estilo de vida caro publicando libros sobre la defensa del teísmo. No queda claro si es el mismo dios de los musulmanes, pero les da igual. Vivir de la apologética cristiana la lucro, prestigio y caché.
P. Jorge Loring es uno de los ejemplos más claros de lo mostrenco (usado como indica el segundo sema de la RAE) que puede ser un servidor de la industria de la iglesia cristiana.
P. Jorge Loring es una muestra más de la persuasión coercitiva que se ha utilizado en la industria de la iglesia cristiana católica durante estos últimos dos mil años.
¿Por qué creo este dios?
Porque no soy idiota.
El ateo es imbécil.
No lo digo yo, lo dice la biblia, lo dice la biblia, me acuerdo yo, hablaba yo en Madrid en la universidad Complutense, hablaba de eso y dije yo: “el que viendo la naturaleza y ignora a dios, es un necio, si ignora a dios es imbécil”. Al final viene un universitario: “Padre, usted me ha insultado porque soy ateo y usted me ha llamado necio”.
Y digo: Oye, no te quejes a mí, quéjate al Espíritu Santo que es el que lo dice, que el que llama necio, no soy yo, es el Espíritu Santo, quéjate a él, lo dice la biblia el que viendo la naturaleza ignora a dios es un necio, ¿por qué?, porque viendo las maravillas de la naturaleza, la naturaleza tiene maravillas, y ¿esas maravilla son obras de la casualidad? Hay que ser idiota ¿eh? para creer que las maravillas de la naturaleza son obra de la casualidad. Hay que ser idiota. Don hay orden, donde hay técnica, donde hay organización hay detrás una inteligencia, sentido común…
Un tipo que se pone a insultar a un sector de la población con la excusa de “que él no lo dice, que lo dice la biblia”. Y así durante siglos, poniendo y quitando leyes, poniendo y quitando a personas en el juego que les ha dado más placer. Protegiendo a sus delincuentes y armando a ejércitos para que consiguieran sus objetivos.
Y todo esto por qué
Los asuntos religiosos han tenido por milenios el sustento de la Filosofía, la Jurisprudencia y la Cultura. Consideran a las religiones como un capital cultural que hay preservar a toda costa. La industria de la religión considera que tiene entidad propia en las Artes, la Economía, la Educación, la Salud, la Reproducción Humana, la Inmigración, la Espiritualidad y hace fuerza en lo ecuménico y la interreligiosidad.
Las religiones se consideran así mismas como “las entrañas trascendentes de cada cultura”. Llevan tantos milenios entre nosotros que se han incrustado como el moho. Durante siglos la Filosofía ha justificado, explicado, intentado describir, y predecir la trascendencia de ese dios, inventado a la medida de cada zona geográfica.
La religión ha necesitado a la filosofía para justificar “razonablemente” esa idea de un dios creador que ha puesto al “hombre” en el centro de la creación para que disfrute, y rompa, el planeta Tierra y de paso el Universo entero. Conforme se han ido describiendo, explicando y prediciendo los fenómenos naturales, sus mecanismos subyacentes físicos y químicos, los mandamases de la industria de la religión se enorgullecían porque dios había permitido que se llegase a ese conocimiento en ese momento dado, la religión siempre gana, como la banca.
Las religiones hoy en día presumen de ser las defensoras más vitales de la información de la ciencia ya que la religión tiene la sabiduría.
Encontramos “textos” de aspirantes a científicos que utilizan las mismas argumentaciones que hacen los religiosos y su industria.
Los religiosos indican que la iglesia es “la esposa de Cristo”, así que seguimos con una tesitura muy rara ya que por parte de algunos religiosos y algunos que han adoptado “un estilo de vida científico” impiden cambios que aporten soluciones a tantas y tantas cuestiones que están mal tanto en Ciencia como en la industria religiosa.
La Ciencia y sus pruebas
Sí, miles de investigadores, estudiosos, científicos, filósofos y personas que de alguna manera u otra han hecho avanzar a la Ciencia han sido o son creyentes, sí, es un hecho.
Me da que lo que no comprenden estas personas que insisten en dar listados de científicos que son creyentes que no es incompatible convivir coherentemente con la idea de trascendencia divina y a la par abrirse camino en la singularidad científica con su método para ir descubriendo, organizando y sistematizando vías ignotas del Conocimiento.
La propia complejidad de los procesos cognitivos humanos da cuenta de que la idea de dios no entorpece el devenir científico, sus oficios, artes, desvelos, progresos y grandes silencios. No estoy de acuerdo con ese dogma cristiano que indica que la religión aporta “sabiduría” mientras que la Ciencia aporta información.
La compatibilidad de fe y ciencia
Sea real o ficticia, ahí está la apuesta de Pascal como trampa para apostar por la existencia de dios,
hay que reconocer que han habido millones de personas que han compatibilizado creencias religiosas con la búsqueda del conocimiento del universo. Los adeptos más fanáticos aluden que conocer el universo es una de las vías al conocimiento de dios, que el objetivo último, encontrar a dios es el mayor proyecto divino al que se puede aspirar, según los creyentes.
No se trata de la compatibilidad entre la ciencia y la religión en un sentido macro, se trata de que en una misma persona confluyan las creencias religiosas con una labor de investigación científica. Las creencias y la fe religiosa son íntimas, privadas, basadas en una ilusión de trascendencia y de unos principios fundamentales que se han ido asentando a lo largo de los siglos.
Aunque a veces la ciencia y la religión se encuentran en una misma persona, siguen caminos diferentes. La religión versa de la trascendencia, de dotar de sentido la vida y la muerte, de acompañar el ciclo vital con una espiritualidad controlada y sistematizada. La ciencia está en el ámbito del estudio de aquella parte de lo real que es verificable que se encuentra en el universo material. Que ambas formas vengan a poner luz en los misterios es muy atractivo para muchas personas. Aunque pienso que la religión no pone luz, la religión se ha adueñado de unos discursos que no son explicativos de la realidad, sus alegatos a posibles resurrecciones, asunciones a los cielos y unos
La cuestión está cuando la religión se inmiscuye en la sociedad porque consideran que los preceptos divinos están por encima de lo que dice la ciencia y los políticos elaboran leyes en base a cuestiones de dios, tenemos problemas graves. En Estados Unidos, los ataques a la enseñanza de la evolución por parte de activistas religiosos se están recrudeciendo, dando más poder a la creación según el génesis bíblico que a las evidencias científicas que ya expuso Darwin en 1859 en su publicación “El Origen de las Especies”.
Los alegatos religiosos de entidades divinas poco claras dan paso a que los políticos, obre todo los hombres, legislen contra el aborto, eso está dejando morir a muchas mujeres embarazadas que por cualquier motivo se ha malogrado el embarazo y ni hablar de las mujeres que desean abortar.
Los científicos creyentes toman una postura demasiado conciliadora diciendo que la religión y la ciencia son complementarias. Mientras están haciendo estos alegatos van creciendo leyes que constriñen a las mujeres, la infancia, el colectivo LGTBIAQ+, las personas con discapacidad y la clase obrera en general.
Con toda la literatura que hay sobre la religión, con toda la industria que hay detrás de la religión, con la carga de superstición que tiene el humano no se va a negar nunca que el hecho religioso está ahí. Millones de personas esperanzadas con la venida de un mesías que solucionará sus problemas o que cuando fallezcan como se habrán arrepentido de sus pecados se encontrarán con su dios. Así que nada que hacer. Eso la ciencia lo sabe, y no va a ponerse en contra de la superstición que aúpa todas estas creencias.