La acción católica empresarial formativa
Para seguir asomándose al mirador del Concilio Vaticano II hay que hacer unos paréntesis históricos, en estos paréntesis hay una serie de protagonistas que pasaron por la historia por dañadores de la patria.
El primer paréntesis es un poco de la biografía de unos protagonistas estelares. En relación con la “Acción Católica” esta encíclica da cuenta de “los problemas” que se tenían que afrontar desde la perspectiva de la iglesia católica.
Encíclica firmada por Pío XI, el 29 de junio de 1931.
Contar esta historia de hombres disfrazados de la jerarquía de la industria religiosa cristiana católica es imprescindible saber algo de un tal Benito Amilcare Andrea Mussolini para contextualizar este episodio de Italia que tuvo repercusión global.
Benito fue el hijo de un herrero y una maestra de escuela, cursó estudios de magisterio y llegó a ser profesor. Como era un culo inquieto viajó por los países cercanos a Italia, pero no hizo muchos amigos. Para plantear sus ideas desquiciadas se arrimó al Partido Socialista Italiano pensando que iba a conseguir ascenso a base de violencia, a él le gustaba el ala radical. Pero no consiguió sus aspiraciones con los socialistas que tenían una apertura internacional en eso que se llama “conciencia de clase”. Esa conciencia de clase no estaba en los cognitivos de B. Mussolini.
Paréntesis: Los Pactos de Letrán
El pseudo-trauma de Benito Mussolini. El Pacto de Versalles
El Tratado de Versalles fue un acuerdo de paz que se firmó al final de la Primera Guerra Mundial por más de 50 países, que terminó oficialmente con el estado de guerra entre la Alemania del segundo Reich y los Aliados de la Primera Guerra Mundial.
B. Mussolini estaba enfadado con la humanidad porque en el reparto de tierras Italia no pilló el cacho que él quería.
Entonces Benito Mussolini hizo lo que hacen los aspirantes a emperadores del Universo: escribir libros dejando claro que su ideología era “la ideología más mejor del mundo”. Aquí algunos ejemplos.
Y para todos aquellos que dicen que B. Mussolini era socialista, pues nada, un breve apunte de su libro “La doctrina del fascismo” donde indica las condiciones que impone el fascismo al socialismo.
El final de la primavera mussoliniana
El Duce, así se autoproclamó Benito Mussolini, intentó salvarse del avance de los aliados en la IIWW. Huyó hacia Suiza, dejó a su mujer Rachele Guidi y a sus cinco hijos en el lago Como. En su huída se llevó a su amante Clara Petacci, a Marcelo Petacci (hermano de Clara y que pretendían hacerlo pasar por un cónsul español) y la esposa de Marcelo. El 27 de abril de 1945 los partisanos detectaron la comitiva de Mussolini en la localidad de Dongo, provincia de Como. En un juicio sumarísimo sentenciaron que B. Mussolini debía ser fusilado, así que esas cuatro personas fueron ejecutadas. Hay una fotografía, que no voy a poner, que da cuenta del trato que tuvieron los cadáveres.
Me llama la atención que dos días después de la muerte de el ‘Duce’, Adolf Hitler y su compañera Eva Braun, a la que se dice que había desposado en secreto horas antes, se suicidaron para evitar ser capturados como el italiano.
La viuda “oficial” de Benito Mussolini fue Rachele Guidi (1890–1979). Estas historias de los dictadores con sus mujeres y sus amantes está poco estudiado. Es impresionante el uso ignominioso que hacen estos aspirantes a emperadores del universo de las mujeres.
Esta es a grandes rasgos la biografía de un dictadorzuelo que aspiró a convertirse en un emperador romano a la antigua usanza y se mostró como lo que fue, un violento cobarde que no dudó en echar a la guerra a un país porque sus ansias de poder eclipsaban cualquier atisbo de raciocinio. Que B. Mussolini dejara el paso libre a los alemanes nazis para invadir Italia, aunque decía que no le gustaba que se llevaran a los judíos de Italia, fue eso que se dice “está feo”.
En su libro “Historia de un año”, B. Mussolini, muestra ese atroz victimismo relatando una “serie de traiciones y circunstancias adversas” que le impidieron llegar a ser “el emperador del universo”. Instrumentalizó todo lo que tenía a su alcance, periódicos, escuelas incluso la religión para conseguir sus fines totalitarios. Cuando Pío XI estaba en el lecho de muerte la industria de la iglesia no era más que la sirvienta muda de unos objetivos políticos extremadamente nefastos en manos de dictadorzuelos.
La habilidad de B. Mussolini para auto-justificar lo indefendible forma parte de su propaganda. Se evidencia que cuando los violentos cobardes que adquieren poder ven que su poder está menguando a pasos agigantados, sólo les queda proyectar una imagen de líder traicionado e incomprendido como un recurso fácil literario.
Querer dejar a la posteridad un “pobrecito de mí, mirad lo que me han hecho” justificando, intentando explicar y racionalizar las miles de decisiones que acaban en miles muertes de inocentes, sin tener intenciones de soltar ese cacho de poder adquirido forma parte de esas personalidades que no dudan en dejar países asolados por deseos caprichosos llenos de conflictos de intereses.
El otro protagonista es Pío XI
Paréntesis:
Este papa (papa de 1922 hasta 1939) tenía cositas, así por encima:
- Firmó el pacto de Letrán en 1929;
- Firmó un concordato con la Alemania de III Reich en 1933 protegiendo los derechos de la iglesia;
- Apoyó el régimen del dictador Francisco Franco durante la Guerra Civil Española;
- Se declaraba anticomunista.
Otro paréntesis: “la cuestión romana”
Me voy a detener a ver qué es eso de “La cuestión Romana”. La cuestión Romana es el nombre de una disputa política entre el gobierno italiano y el papado desde 1870 hasta 1929. Esto empezó con lo que llaman “La Toma de Roma” en 1870.
El 20 de septiembre de 1870, las tropas italianas abrieron, después de varios cañonazos, una brecha en las Murallas Aureliana a pocos metros de Porta Pía. El evento es conocido como “Brecha de Porta Pía” y permitió a los Bersaglieri (el cuerpo de infantería del Ejército Italiano) entrar en Roma. El evento de aquel día, en el cual perdieron la vida decenas de soldados en ambas partes, puso fin al Estados Pontificio, tras más de mil años de existencia.
La cuestión Romana supuso que los papas residieran dentro de los muros del Vaticano sin abandonar el recinto desde 1870 hasta su resolución con los pactos de Letrán en 1929.
Los papas que no salieron del Vaticano, fueron:
- Pío IX (1846–1878) Juan María Mastai-Ferretti. Proclamó el dogma de la Inmaculada Concepción de María (1854) y la Infalibilidad Papal (Durante el Concilio Vaticano I, 1870 que quedó inconcluso).
- León XIII (1878–1903) Joaquín Pecci. Publicó la encíclica “Rerum Novarum” que trata del trabajo y la política social y los malvados comunistas y socialistas. Fue el primer Papa que fue captado en film.
- Pío X (1903–1914) José Sarto. Concluyó el Código canónico. Estableció la elevación de la hostia y del Cáliz.
- Benedicto XV (1914–1922) Francesco Della Chiesa. Aumentó la diplomacia, entre otros estaba Inglaterra que hacía tres siglos se había abolido. Fundó la Universidad del Sagrado Corazón.
- Pío XI (1922–1939) Achille Damiano Ambrogio Ratti. Del cual estamos hablando. Logró los Pactos de Letrán en 1929 entre otros acuerdos.
Esta desaparición forzada de los Estados Pontificios en 1870, durante la construcción del Estado Italiano y hasta la aparición del Estado de la Ciudad del Vaticano con los Tratados de San Juan de Letrán en 1929 traía cola desde la época de Napoleón, pero eso es para otro escrito.
Resulta que en 1870 estalla la guerra franco-prusiana, las tropas francesas tuvieron que abandonar Roma. El ejército italiano entra a través de la Porta Pía en la zona papal. El Concilio Vaticano I se quedó en el aire.
Así que ese cacho de terreno, donde estaba el centro neurálgico de lo que llamaban “Estados Pontificios” pasó a ser de lo que se llamó “El Reino de Italia”. En 1871 se propusieron “Las Leyes de Garantías” y al pontífice se le consideraba “súbdito italiano, honores de soberano, una dotación anual y el usufructo de los palacios Vaticano, Laterano y de Castelgandolfo”. En ese momento el papa era Pío IX se cabreó y declaró nula la ley, rechazó la pensión que se le ofrecía (el óbolo de San Pedro aumentó, el papa no se podía quedar sin su séquito) y desde ese momento empezó a autoconsiderarse prisionero en el Vaticano y exigió a los católicos italianos que no se metieran en política.
Con esta larga entrada ya se puede hablar de la “Acción Católica” que es de lo que va el tema.
Resulta que B. Mussolini en su afán imperial no dudó en utilizar lo que tenía montado la iglesia en cuestiones de asociaciones juveniles y asociaciones universitarias. Desde 1919 los mandamases del fascismo italiano ya estaban incautando bienes eclesiásticos.
Los temperamentos se encontraron rápidamente tras la firma de Letrán. El jugoso regalo de la “Educación” se convirtió en una cuerda que tanto Mussolini tiraba para un lado y la curia papal tiraba para el otro. Ambas facciones pretendían ser los amos y señores de la Educación formal en Italia. Así que las relaciones entre el fascista Estado Italiano y el Vaticano tuvieron dos momentos culminantes en 1931 con amenazas contra la Acción Católica y en 1938–39 con la aplicación de las primeras leyes raciales que violaban puntos del concordato.
Así que el papa Pío XI redactó la encíclica “Non abbiamo bisogno” (No lo necesitamos) en 1931 cuando Mussolini le dio por atacar la Acción Católica. Resultó que estos líderes se utilizaron mutuamente para conseguir sus objetivos. Una vez conseguidos ya empezaron a someterse mutuamente a una serie de chantajes políticos y económicos. Les unía el hilo del anticomunismo, frágil hebra que como una brizna salió volando a la primera que se tensó el asunto.
Formulada por primera vez por Pío X en el motu propio de 18/12/1903 y en la encíclica “Il fermo proposito” de 11/06/1905. La Acción Católica la formó definitivamente Pío XI en 1922 con la encíclica “Ubi arcano” y “Deja Quae Nobis” de 1928. En 1931, tras el decreto de Mussolini de disolver las asociaciones deportivas y universitarias de la Iglesia. La Acción Católica es un ministerio de la iglesia para que los laicos colaboren con la jerarquía eclesiástica. El objetivo de la Acción Católica, según Pío X, era la renovación de la vida católica en las familias y en la sociedad, así como evangelización del mundo actual.
El tema es que Mussolini no sabía contra quién estaba negociando. Este dictadorzuelo con ansias de poder se perdía en violencias innecesarias. Sus suspicacias se le amontonaban. No tuvo en cuenta que ante sí tenía a la todopoderosa iglesia que llevaba casi dos mil años negociando con dictadores mucho más interesantes que este simple metiche de B. Mussolini.
En 1925 Pío XI soltó la encíclica “Quas primas” donde instituyo la festividad de Cristo Rey el 11/12/1925. Parece ser que fue una sacada de chorra en plan: “Aquí está mi Cristo que está por encima de todas las esferas de la vida, ningún dictadorzuelo de pacotilla va a perturbar la misión y la visión que la industria de la iglesia cristiana católica se ha propuesto”.
Así que ahora los que nada tenemos que ver con la religión nos tenemos que comer con papas tanto la Acción Católica como la papanatada de Cristo Rey.
Bibliografía:
http://www.pastoral-vocacional.org/documentos_eclesiales/apostolicam_capitulo4.html
https://es.wikipedia.org/wiki/Rachele_Mussolini
https://historia.nationalgeographic.com.es/a/muerte-mussolini-fusilado-junto-su-amante_15259
https://archive.org/details/benito-mussolini-la-amante-del-cardenal/page/22/mode/2up
https://archive.org/details/la-doctrina-del-fascismo-benito-mussolini/page/n25/mode/2up
https://obtienearchivo.bcn.cl/obtieneimagen?id=documentos/10221.1/80645/1/127265.pdf
https://enciclopediaiberoamericana.com/tratado-de-versalles-1919/
https://www.biografiasyvidas.com/biografia/m/mussolini.htm
https://encyclopedia.ushmm.org/content/es/article/italy
https://www.thevaticantickets.com/es/vatican-city/
https://www.thevaticantickets.com/es/vatican-history/
https://www.buscameenelciclodelavida.com/2014/09/condecoraciones-otorgadas-por-francisco.html
https://www.dipublico.org/1729/tratado-de-paz-de-versalles-1919-en-espanol/
https://digital.csic.es/bitstream/10261/160502/1/Mussolini%20y%20el%20Alzamiento%20Nacional.pdf