Honrada y delirante responsabilidad

Mati Matarredona
21 min readMay 4, 2019

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https://www.nationalgeographic.com.es/ciencia/grandes-reportajes/flores-bajo-luz-ultravioleta_13477/3

La definición presocrática, y que también se da en los aristotélicos, de que la naturaleza es la totalidad de las cosas a excepción del hombre y de las cosas del hombre, ha sido una magufada que ha durado mucho. Esa parte de la Historia que se ha denominado “del Mito al Logos” aún no se ha resuelto. Ni siquiera Darwin puso al Homo sapiens en la Naturaleza, a pesar que digan que sí. El humano se ha puesto en un lugar intermedio entre la divinidad y las bacterias muy indefinido.

La perfección del imperfecto cerebro humano está capacitado para trabajar en lo último en Tecnología y Ciencia y a la par alabar a un dios imaginado por el mismo cerebro o por los cerebros de otros, eso da igual, si la idea está arraigada en el cerebro, habrán sinapsis encargadas de conectarse a la primera que por cualquier cosa se evoque el inicio del potencial de acción, produciendo pensamientos, sentimientos y conductas. Ese potencial de acción puede tener un motivo iniciado en una creencia o iniciado en una idea para avanzar en el trabajo técnico.

Desde que Agustín de Hipona, en el año 400, recurrió a la “duda” de la fe y de la moral, rescatando algunos retazos de textos de Aristóteles, que había cogido de sus predecesores, se frenó el conocimiento entre los humanos. En el siglo XIII Tomás de Aquino remató la faena al sentar las bases de su “visiones” de la continuidad del cuerpo/alma/espíritu. El pregonar que las potencias del alma eran la memoria, el entendimiento y la voluntad, es un lastre que aún se viene arrastrando a pesar de todos las datos que tenemos sobre esos tres conceptos.

Memoria

La memoria como una entidad única que publicitaba Agustín de Hipona se ha visto que no es así. La memoria es un dominio/capacidad/habilidad cognitiva que tienen los humanos. La memoria es un proceso psicológico que sirve para almacenar información codificada a través de los sentidos o las reflexiones. Dicha información puede ser recuperada, unas veces de forma voluntaria y consciente y otras de manera involuntaria. Es una de las facultades que tiene la mente humana y que ha sido objeto de estudio no sólo por la psicología sino por la filosofía y tiene que ver con los procesos de memoria y reminiscencia/evocación. No hay nada fuera del cráneo que produzca la memoria, es más, la memoria está en lo más íntimo del cerebro. La evolución ha puesto los procesos de memoria en lo más íntimo del cerebro. El hipocampo, una estructura cerebral que está localizada en el sistema límbico, en el lóbulo temporal medio de cada hemisferio cerebral. Esta región constituye una estructura vital para el funcionamiento y el desarrollo de la memoria. Se concluye que el hipocampo (junto con sus aferencias, eferencias y proyecciones) es la zona del cerebro que permite el aprendizaje y la retención de la información.

https://www.lifeder.com/hipocampo/

Una lesión en el hipocampo produce anomalías en la memoria, algunas muy graves, mucho. Una potencia defendida por Agustín de Hipona desmontada, la memoria humana se encuentra en el cerebro, si la estructura considerada hipocampo se lesiona, se enferma o sufre algún tipo de contingencia, la memoria humana falla estrepitosamente, tanto que incluso puede llevar a ir contra de la propia supervivencia, que es lo más primordial de la vida, la supervivencia.

Entendimiento

Aquí hay que dar un salto porque el entendimiento aristotélico-agustiniano-tomista, está claro que se dejó atrás hace milenios, en los temas de las religiones/estados hay que fusionar sí o sí lo que es el “conocimiento divino revelado con los conocimientos concretos” para que se cree una cosmología que explique el origen del mundo y su evolución en base a los misterios/dogmas que la religión exija.

El Conocimiento de las “cosas” ha caminado independiente del conocimiento divino acumulando unos saberes, prácticas y aplicaciones que algunos se han quedado atrás, otros se han desarrollado hasta sofisticaciones muy precisas. Que durante dos mil años se haya considerado el entendimiento una parte del alma ha supuesto que no se avance en muchos conocimientos porque no correspondían con lo que dios manda, por ello, ilustres literatos de la historia han empleado mucha tinta para que la cosmología religiosa explique el entendimiento como cuestión divina y no como una cuestión que “ocurre en el interior de los cerebros”.

Se entiende por entendimiento/razonamiento/pensamiento a la facultad que permite resolver problemas, extraer conclusiones y aprender de manera consciente de los hechos, estableciendo conexiones causales y lógicas necesarias entre ellos, en los humano. Permite pasar de una información a otra, esto es, a partir del conocimiento sobre unos enunciados derivar otros. Los modelos normativos del razonamiento describen cómo debería producirse el razonamiento si se siguieran las reglas. En general la Teoría de la Lógica Formal permite saber qué conclusiones son válidas en el razonamiento deductivo y el teorema de Bayes permite saber cual es la conclusión más probable en el caso del razonamiento inductivo.

Se ha comprobado que la corteza prefrontal de los cerebros humano juega un papel importante en el tema del entendimiento, sus aferencias, eferencias y proyecciones a otras estructuras cerebrales supone que recibe la información precisa, a veces necesaria, otras innecesaria, otras verdaderas, otras falsas, para tomar las decisiones oportunas en el momento. Claro, esto no lo podían saber ni Aristóteles, ni Agustín, ni Tomás, ahora lo sabemos por los sofisticados instrumentos que tenemos de medición de los procesos cerebrales actuales. Otra parte desmontada, que el entendimiento forme parte del alma, el entendimiento se encuentra y se usa en el cerebro. Ese cerebro fruto de la evolución de millones de años. Un sólido cuerpo de evidencia científica demuestra que los lóbulos frontales como estructura cerebral se hallan implicados en la ejecución de operaciones cognitivas específicas tales como memorización, metacognición, aprendizaje y razonamiento.

https://www.uma.es/media/files/Memoria_y_funciones_ejecutivas.pdf

Voluntad

La tradición aristotélica-agustina-tomista, nos dice que la voluntad es el “otro motor del alma junto a el entendimiento y la memoria”. Así con este pensamiento se estuvo siglos, justificando todo lo posible meter un amigo imaginario para que “el asunto cuadre”. A Agustín y a Tomás les cuadró y están encumbrados en las glorias de la más absoluta NADA. Pero ahí seguimos con el tema. La voluntad se presta para todo, lo mismo es para dar responsabilidad de unos hechos como para quitarla. Es un comodín que la Historia aún no tiene claro. Desde que Aristóteles, siguiendo a otros, dividió la acción voluntaria por una parte en moral y por la otra en legislativa, también se viene arrastrando unas consideraciones de responsabilidades civiles y penales. Agustín y Tomás estuvieron estrujándose los sesos a ver cómo encajaban esos conceptos en sus cosmologías. Se ha considerado que la más excelente de las potencialidades del alma se llama voluntad (recuerdo que las potencias/facultades del alma indican los “hijos de Aristóteles” que son: memoria, entendimiento y voluntad), y se definía como: la facultad de querer o de no querer aquello que el entendimiento conoce y le propone bajo concepto de bien. Aunque la biblia, y por extensión los textos de las religiones abrahámicas, no indica nada del libre albedrío se considera que está de manera implícita, se define albedrío como la capacidad o facultad que tienen los seres humanos de actuar o de obrar por reflexión y elección, consideran que la doctrina del albedrío fue establecida por dios millones de años antes de la fundación del mundo y revelado al hombre desde la época de Adán y Eva, toma ya, dejar establecido en leyendas los posibles orígenes humanos ya se ha visto que no da resultado.

Dos leyes se han interconectado por los siglos para justificar el origen de la voluntad del humano, las doctrinas tenían que explicar cómo la libertad del hombre justificado puede cooperar con la gracia de dios para que el humano “alcance/encuentre la salvación”: la ley eterna es la razón de dios que ordena todo lo real de acuerdo con un plan. La segunda ley, la natural, es un reflejo de la razón de dios en todas y cada una de las cosas.

En el Sínodo/Concilio de Orange del año 529 se habló del libre albedrío, que es la creencia en doctrinas que sostienen que los humanos tienen el poder de elegir y tomar sus propias decisiones. El principio del libre albedrío tiene implicaciones religiosas, psicológicas, jurídicas y científicas. En ese concilio se afianzó la idea de que el pecado del primer hombre, Adán, le ha debilitado el libre albedrío de manera de que nadie después puede amar a dios como es debido, ni tampoco creer en dios ni hacer el bien por dios, excepto si la gracia de dios le ha precedido. Tras este concilio la herejía pelagiana fue perseguida por los siglos de los siglos, el que se considere que una persona nazca sin el “famoso pecado original” es una herejía para los cristianos. Con estos axiomas de verdades reveladas se dieron forma a diversos procesos psicológicos humanos.

Pero sigamos con la voluntad, ¿qué se entiende ahora por voluntad? Consideran que es la energía interna que hace mover el organismo al mantra de un «querer es poder». Ahora a esa energía/fuerza interna que “hace mover el cuerpo” se considera “motivación”. Se habla de que contiene unos determinantes motivacionales como son la intención, la activación, la dirección, y la conducta motivada para que se lleve a cabo la acción motivada/voluntaria. Los planos de análisis son fisiológicos, individuales, sociales y filosóficos. Nos encontramos de nuevo con un elemento que “unos hombres sabios de la antigüedad” ponían en algo que llamaron alma y que de nuevo es un proceso que se produce y se encuentra dentro del cerebro humano. Y nos encontramos de nuevo que los procesos motivacionales/voluntad se encuentran en el interior del cerebro en concreto y hay consenso en declarar que está en las vías dopaminérgicas mesencefálicas que llevan desde el área tegmental ventral del bulbo raquídeo al córtex prefrontal pasando por el sistema límbico. En estas áreas están las zonas que han denominado “de placer” como es el nucleus accumbens.

https://blog.cognifit.com/es/nucleo-accumbens/

Así que cuestiones que durante siglos se expusieron como “acontecimientos que estaban fuera del humano”, en una sustancia llamada alma que era la conexión con la divinidad, se ha visto, evidenciado, documentado, contrastado, etc., que se encuentran en el interior del cerebro humano. No es solo esas “tres potencias del alma” que nos han vendido como verdad revelada, hay más. Son procesos psicológicos básicos/elementales que son comunes al hombre y a otros animales, y se corresponden con la línea natural de desarrollo:

  • Atención
  • Percepción
  • Memoria
  • Motivación
  • Emoción
  • Autoconsciencia
  • Autocontrol
  • Sociabilidad

Son procesos psicológicos superiores, que se caracterizan por ser específicamente humanos (o eso se considera de momento) y se desarrollan en los niños a partir de la incorporación de la cultura de su entorno:

  • Lenguaje
  • Pensamiento
  • Razonamiento
  • Toma de decisiones
  • Planificación
  • Inhibición, etc.

Como vemos, para explicar estos eventos fisiológicos/comportamentales no hace falta recurrir a ningún ente sobrenatural para explicarlos.

Todo esto para qué

Esta larga introducción sirve de base para que lo que voy a exponer a continuación tenga una base filosófica/histórica que ha supuesto un freno de mano en el avance del Conocimiento. La Cultura que tenemos está imbuida en la constelación de la religión cristiana, que durante dos mil años ha estado presente en todos los estamentos de la vida cotidiana de buena parte de la población del planeta. Que procesos abstractos, como el pensamiento, tengan un sustrato biológico subyacente es algo que muchos no terminan de comprender. Que la memoria se reduzca a unos hechos fisiológicos envueltos en un ambiente cultural, no está claro todavía para una amplia sección de la población. Que no se vea la memoria pero sí “se sienta”, produce unos malos entendidos que llegan al extremo de negar realidades.

Las realidades son, entre otras, que si la parte del cerebro encargada de una función sufre algún tipo de accidente/enfermedad esas funciones se verán muy alteradas por exceso o por defecto, lo que producirá a la persona que lo sufre una impotencia funcional que lo llevará a depender de otras personas para sus cuidados diarios mínimos de limpieza y alimentación, entre otros. Así las cosas, considerar que una fuerza superior externa al cerebro humano es la que maneja los designios de los ciclos vitales humanos supone que no se enfrente la realidad objetiva para solucionar problemas, el encomendarse a fuerzas sobrenaturales mientras no se aportan soluciones es una vulnerabilidad que ha hecho mucho daño.

Por miles de años, con una “honrada delirante responsabilidad”, se ha estado imbricando los estados con las religiones y sus creencias en seres mitológicos e imaginarios que ha dado mucho beneficio lucrativo a unos pocos. Defender hasta la muerte que un ser imaginario provee de gracia a los humanos para que tengan una buena muerte y encuentre la felicidad cuando fallezca en un “encuentro fortuito con el amigo imaginario” es tarea de muchísimas personas a lo largo de los siglos. Hoy aún sabiendo que no hay nada externo al cerebro humano que maneje los procesos psicológicos elementales y superiores, se sigue vendiendo la idea de la gracia de dios y demás misterios que contemplan los cultos religiosos.

Ahora la balanza se desequilibra en el contexto de los cultos, los fieles buscan nuevas espiritualidades que den cobertura a las nuevas corrientes filosóficas, los nuevos mercados y los nuevos estilos de vida. Personas muy dispuestas en defender algo, no se sabe muy bien qué exactamente, pero lo hacen con mucha vehemencia, incurriendo en contradicciones, desinformaciones y otras formas de freno del Conocimiento.

Delirios

La ruptura con la realidad supone un tema muy complejo, negar la realidad puede llegar a extremos muy dramáticos. Cuando se produce una ruptura con la realidad y se justifica la posición que niega la realidad con argumentos falaces, estamos ante un delirio.

El constructo delirio se fundamenta en un error del juicio que afecta a las inferencias que el sujeto delirante hace sobre determinados hechos de la realidad empírica. Tradicionalmente el delirio ha sido considerado un error (patológico o no) del juicio, la razón o el entendimiento. El delirio es una conducta, y no otra cosa; o mejor, un conjunto de conductas, concretamente de conductas verbales.

Creer significa tener algo por verdadero o existente pero sin estar seguro de ello por no tener razones o pruebas suficientes. Equivale a suponer o presumir. En la creencia como disposición, creer conlleva la tendencia a actuar como si ese algo en que se cree fuera verdadero, esto es, como si ese algo existiera realmente, se defenderá cualquier ámbito de la creencia con relativa vehemencia si se llegara el caso.

Mientras tanto se ha comprobado que:

- Las actitudes, creencias y expectativas del sujeto determinan su manera de razonar.

- Existe una tendencia natural en el sujeto a negar los hechos que refutan sus interpretaciones y a aceptar aquellos que las confirman.

- Cuando un sujeto sostiene fuertemente una hipótesis, toda nueva información que sea contradictoria con ella es escasamente eficaz para modificarla.

- De mismo modo, si un sujeto sostiene fuertes expectativas sobre algo, suele pasar por alto las pruebas que las contradicen.

Denominamos delirio al discurso delirante, esto es, al conjunto de ideas delirantes que se desarrollan y sistematizan alrededor de un tema, que no suele corresponder con la realidad, en el cual el sujeto delirante es el protagonista, autorreferenciándose constantemente. En la interpretación delirante no se parte de una hipótesis como ocurre en la interpretación normal, sino de un axioma, de una certeza inicial que el sujeto cree confirmar mediante hechos no relevantes y pseudoargumentos.

El delirio afecta la forma en que una persona piensa, recuerda y razona. Pero hay que hacer una diferenciación fundamental. El delirio patológico producido por alguna enfermedad como la esquizofrenia, por neurotóxicos como las borracheras, por accidentes por algún golpe en la cabeza, etc., y el delirio fundado en una falsa creencia cuya manifestación conductual oral/verbal/escrita es vehemente defendiendo algo que no se corresponde con la realidad sin que haya una patología o un antecedente traumático.

Uno de los delirios que más se esconden en la vida cotidiana es “pensar que tu pareja te engaña”, este hecho psicológico, esta idea que se instala férreamente entre las sinapsis del cerebro que está sintiendo “que su pareja le engaña” ha provocado millones de desgracias a lo largo de la humanidad. Hoy en día ya se sabe que hay grados en los delirios y que el más grave desencadena psicosis con las manifestaciones conductuales de miedo y terror (en el caso de los celos, miedo a que la pareja te deje) que se producen. Pero a este tipo de delirios no me voy a referir ya que podrían entrar dentro de los delirios patológicos al manifestar conductas manifiestas contra otras personas.

A los delirios basados en las falsas creencias, y que se esparcen por las redes sociales como grandes verdades reveladas sólo a unos pocos, me voy a referir. Un delirio se define como una creencia o conjunto de creencias que se viven con absoluta convicción a pesar de que las evidencias demuestren lo contrario.

Unos ejemplos de delirios que se esparcen en las redes sociales:

  • Hipótesis terraplanistas
  • Hipótesis apocalípticas sobre las vacunas
  • Negacionismo del Holocausto nazi
  • El origen emocional de la enfermedad
  • Todo lo natural es mejor
  • Negación del TEA como trastorno del neurodesarrollo
  • Negación del cambio climático
  • Hipótesis económicas indicadoras de una inexistente elite

Para calificar una idea como delirante, recuerdo que aquí se está exponiendo el delirio como la manifestación verbal/escrita de una idea que no se corresponde con la realidad y que está fuera del ámbito de la enfermedad, de la religión, Arte y la Literatura Fantástica, algunas condiciones:

  1. Ser imposible de refutar con la experiencia o demostrando su imposibilidad. Es un delirio iniciado en una creencia irracional y sin fundamento objetivo, el delirio fuera de la persona o las personas que los defienden no tiene justificación, no hay algo que conecte con la realidad para que se pueda argumentar algo con coherencia objetiva.
  2. Ser firmemente sostenida por la persona con fuertes fundamentos lógicos inadecuados. Se presume de ello, la justificación del delirio se “convierte en un estilo de vida”.
  3. Ser extraña al contexto o a la situación vital de quién padece el delirio. Defender con una falsa creencia de base en algunos argumentos absurdos objetivamente estudiados, contrastados y verificados puede ser objeto de levantar unas expectativas que sí pueden rozar con la patología, pues considerar que el delirio es “la única verdad y que nadie más ve” deja en un estado de indefensión a quien lo padece.

Todas estas manifestaciones conductuales verbales y escritas, no interfieren en el ciclo vital personal del que emite el delirio, estas personas no tienen ningún componente que afecte en algo a su vida cotidiana, es decir, estas personas irán a trabajar, a estudiar, cuidarán a sus allegados, irán a comprar alimentos o ropa, y sus manifestaciones verbales orales o escritas del delirio no interferirán en nada de lo cotidiano, por eso lo distingo del delirio patológico, ya que éste último sí puede llegar a provocar impotencia funcional. No, no se trata de personas enfermas, se trata de personas que en su cerebro se ha arraigado una idea errónea pero que justifican añadiendo premisas que cuadran sus deliberaciones, y que no se contempla en la realidad.

La búsqueda de nuevas espiritualidades, nuevos estilos de vida, nuevos nichos de mercado, nuevas concepciones históricas, etc., está suponiendo que muchas personas pierdan el contacto con la realidad objetiva. Aferrarse a la idea, por ejemplo, “que las vacunas tienen cerebro de conejo”, que “la Tierra es plana”, etc., y tener acceso de victimismo porque “el mundo no les comprende que digan que las vacunas tengan cerebro de conejo” ya no es para tomarlo a risa. Estas personas, muy activas en redes sociales en “nombre de la visión de hacer abrir los ojos a otros lo mismo que otros le abrieron los ojos a ellos” simplemente deliran.

No estamos hablando de la disonancia cognitiva que tan bien explicó Festinger, no, no se trata de disonancia cognitiva. La disonancia cognitiva es un tipo de estrés psicológico que se produce cuando una persona mantiene creencias, ideas o valores contradictorios, o bien cuando actúa en contra de sus propias ideas. Al producirse este estrés, el individuo tratará de resolver la contradicción de alguna manera, con la intención de reducir lo antes posible su malestar psicológico. Todo esto basado en la teoría de Festinger de la coherencia cognitiva a la que el cerebro humano tiende. El ejemplo clásico que se pone es el del fumador que sabe perfectamente que el tabaco fumado es lo peor para el sistema respiratorio, pero aún así sigue fumando. En cada acto de encender un cigarro su cerebro se dividirá en dos, una parte le dirá que fume, otra le dirá que no fume produciendo un añadido al estrés que ya supone el síndrome de abstinencia que ya está sintiendo o presintiendo.

El caso es que cuando nos vemos obligados a hacer algo en contra de nuestra voluntad, podemos llegar a cambiar nuestras opiniones para evitar sentir que hemos perdido el tiempo. Añadir una recompensa externa puede hacer que el cambio de opinión sea más notable; pero esto solo ocurre cuando la recompensa es muy pequeña, y no puede justificar por sí misma el hecho de que la persona haya actuado de una manera en la que en realidad no quería hacerlo.

Estas personas que pregonan con tanto énfasis, por ejemplo, que la Tierra es plana, no tienen disonancia cognitiva, estas personas tienen una falsa creencia que pregonan a los vientos de las redes sociales y deliran cuando explican su falsa creencia. Cuando se les presentan los datos reales y objetivos que evidencian lo equivocado de su argumento, lo niegan contundentemente, y aquí está la diferencia con la disonancia cognitiva, justifican sus explicaciones delirantes en aspectos que nada tiene que ver con el tema en cuestión y concluyen indicando que los que no opinan como ellos están pagados por algún ente jurídico que suponen “el dueño del mundo” (conspiraciones). No hay disonancia cognitiva, hay delirios basados en falsas creencias. Lo mismo ocurre con los ejemplos expuestos anteriormente.

Proceso delirante no patológico que repito, no impide que estas personas mantengan sus responsabilidades habituales con total eficacia y eficiencia. Ahí las creencias, los conocimientos (lo que se sabe), las opiniones, las conjeturas, los deseos, las dudas, las preguntas, las esperanzas, las expectativas, las imaginaciones, etc., están digamos “en la parte del ocio”, es decir, la persona cuando puede escribir sobre lo que “representa para ella su falsa creencia”, es cuando hace el despliegue de una verborrea manejando conceptos que en realidad no comprende, no tiene clara la definición de los conceptos, los confunde, o los ignora según su oratoria, pero le viene muy bien para que la fluidez de la oratoria que mantiene aparentemente “tenga coherencia”. La verborrea está unida a algunas enfermedades, aquí ocurre lo mismo que con la disonancia cognitiva, que no la tienen, aquí estos autores/emisores de falsas creencias delirantes tienen una habilidad verborréica sin llegar a la patología, saben juntar palabras, manteniendo las reglas gramaticales pero con muy escasa semántica pues “no saben de qué están hablando” perdiendo en cada frase los significados originales de los conceptos que llenan sus frases.

  • Hipótesis terraplanistas. Youtube está lleno de canales que hacen proselitismo de unas hipótesis sobre la Tierra y su forma plana. Hacen “debates” que consideran son algo académico pues no dudan en cuestionar a personajes con alguna autoridad en la materia de Astrofísica, Geología, y demás Ciencias implicadas en el estudio de la Tierra, no escatiman adjetivos que poner al estudioso/a del tema como “un vendido a poderes ocultos”.
  • Hipótesis apocalípticas sobre las vacunas. Un tema espinoso pues incumbe a la Salud Pública y a la Infancia especialmente. Indicar que las vacunas contienen entre sus ingredientes “riñones de conejo”, porque han leído en algún artículo que se ha utilizado en la investigación diversos tipos de tejidos, humanos o no, es suficiente para hacer un proselitismo de “control de ingeniería social” con unos poderosos amos que están haciendo que las personas “los adoren”. Es grave porque enfermedades que se consideraban “controladas” como el sarampión tienen brotes por diversos países que por su desarrollo la vacunación pública está plenamente establecida.
  • Negacionismo del Holocausto nazi. Se llama a sí mismos “revisionistas de la historia”. Niegan unos hechos pasados por una jerarquía militar convencida de sus superioridad como humanos, desechando, es decir, quemando y gaseando a personas que “consideraban indignas”. No solo los judíos estuvieron en los campos de concentración y en los hornos crematorios. Homosexuales, gitanos, personas con deficiencias mentales o físicas. Estos delirios promotores de la homonegación, antisemitismo, también son ruidosos por internet. Lo mismo que con el delirio anterior, cuando se pone por delante que cualquier discrepancia es porque poderes ocultos con mucho capital está pagando al experto o la persona que les esté contradiciendo.

Lo mismo podríamos decir sobre las siguientes falsas creencias:

  • El origen emocional de la enfermedad
  • Todo lo natural es mejor/homeopatía
  • Negación del TEA como trastorno del neurodesarrollo
  • Negación del cambio climático
  • Hipótesis económicas indicadoras de una inexistente elite

Tras todo esto hay editoriales, artículos periodísticos, empresa de productos relacionados con el delirio, etc., que ponen alternativas en el estilo de vida que se lleve. Libros y productos alimentarios referentes a “lo natural es lo mejor” se están abriendo caminos poniendo unos precios excesivos en unas bondades que no hay.

Algunos siguen igual que cuando Agustín de Hipona escribía y escribía para argumentar la cosmogonía adecuada para la religión católica. Algunos escriben y escriben para adecuar su “verdad absoluta” a un estilo de vida que les proporciona lucro de alguna forma. Los mismo para el resto de religiones que sobre la marcha adaptan la cosmovisión a los nuevos enunciados científicos sobre todo lo referente a la “mecánica cuántica”, que la mayoría han oído hablar, unos pocos estudian/trabajan con sus fundamentos, otros muy pocos saben explicar, pero parece ser que para algunos “lo explica todo” sobre todo cuando hay un producto “estrella” como son los productos homeopáticos.

El tema es que a veces estos delirios se impregnan en forma de “conferencia” en universidades, en artículos periodísticos de gran tirada, televisión y demás formas de exposición a las masas y los expertos tienen que intervenir porque la confusión que han causado ha sido considerable. Los expertos tienen que escribir a prisa y corriendo algún texto que explica “en que se ha equivocado el delirio expuesto y por qué no coincide con la realidad”.

Cosas como la no esfericidad (un geoide achatado por los polos) de la Tierra, la homeopatía, lo natural es lo mejor, etc., están recibiendo lucrativos beneficios de las falsas creencias que han desarrollado y han vendido.

Repitiendo lo que dije al inicio del texto: La definición presocrática de que la naturaleza es la totalidad de las cosas a excepción del hombre y de las cosas del hombre, ha sido una magufada que ha durado mucho. Esa parte de la Historia que se ha denominado “del Mito al Logos” aún no se ha resuelto. Ni siquiera Darwin puso al homo sapiens en la Naturaleza, a pesar que digan que sí. Ahora tenemos acceso universal a la lecto escritura, en los tiempos anteriores a Sócrates, Aristóteles o Agustín de Hipona, la lecto escritura estaba al alcance de unos pocos elegidos por nacimiento o por algún tipo de casualidad algún niño o adolescente llegaba a manos de algún maestro que tuviera a bien enseñarle. A pesar de que hay una organización supranacional que se encarga de que “todos los niños del planeta vayan a la escuela a aprender a leer y escribir mínimo”, nos encontramos que la organización para que se enseñen a los niños no es suficiente. No es suficiente en el sentido que “la voluntad/motivación de estos adultos” que poseen ese énfasis en defender los delirios es utilizar la lecto escritura para encandilar a otras personas que también saben usar la lecto escritura. Produciéndose una concatenación de acciones con unos feedbacks muy potentes que reafirman los sesgos de confirmación.

El imperfecto cerebro humano, tan supersticioso como cuando vivíamos en las cavernas a merced de los grandes animales que por allí habitaban y completamente desprotegidos ante los fenómenos de la naturaleza, sigue encomendándose a un ser supremo y superior cuando las cosas no van bien, es humano, es comprensible y a algunos les ayuda a salir de situaciones muy comprometidas.

La ruptura con la realidad es lo peligroso, la hipótesis terraplanista rompe con la realidad de la aeronáutica y la navegación. La hipótesis antivacunas rompe la inmunidad de grupo y expone a la Infancia a enfermedades controladas. La hipótesis de lo natural es mejor junto con el veganismo, sigue preceptos de películas de dibujos animados pero no la realidad de los ecosistemas biológicos. Así se podría decir de todos los ejemplos puestos, que no son más que ejemplos de los delirios sueltos que hay por las redes y por WhatsApp como si fuera el último descubrimiento en alguna materia.

Creerse con la honrada y delirante responsabilidad de hacer proselitismo de “alguna verdad que sólo unos pocos conocen” sigue encandilando al cerebro humano.

Seguiremos informando.

Repaso 1:

Repaso 2:

Bibliografía:

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http://www.seleccionesdeteologia.net/selecciones/llib/vol8/29/029_vanneste.pdf

https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/6390115.pdf

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