El adoctrinamiento del nacionalcatolicismo
Los catecismos son libros que exponen doctrinas. Son los libros que utiliza la empresa de la religión cristiana para explicar los contenidos de las ideas de dios, misterios, de eso que llaman la trinidad y demás fantasías que se venden en la religión cristiana y sus derivados, protestantes incluidos. Estos libros de instrucción elemental se suelen escribir en forma de preguntas y respuestas. Están pensados para aprender de memoria el texto y para eso que llaman “el ejercicio diario del cristianismo”.
La industria religiosa llamada iglesia cristiana se caracteriza porque tiene que ser mantenida. Es una industria que no produce nada, no trabaja, es una mendiga eterna, vive del trabajo de otros, pregona y adoctrina diciendo que nos ayuda a todos. Y esa es su gran apuesta de marketing que le ha salido muy bien estos 1900 últimos años. La charlatanería es su especialidad. Son expertos en dar discursos llenos de fantasías, mentiras y contradicciones que han sabido vender apelando a las vulnerabilidades humanas y a las supersticiones y les pagan muchísimo dinero por ello.
Tiene un libro básico al que han llamado “la biblia”, ese libro está lleno de matanzas y brutalidades, acciones inhumanas incitadas por ese amigo imaginario al que llaman dios. Su engaño está en hacer creer que todo eso que han escrito en ese nefasto libro llamado biblia es la palabra de ese amigo imaginario que llaman dios y que para estar en sus filas “hace falta fe”. Para ello necesita de la colaboración de estados interesados que se hacen fuertes aprovechándose de las vulnerabilidades supersticiosas de la población. Así que los más menesterosos escribanos al servicio de la industria de la iglesia cristiana, según convenga, escriben otros libros llamados “los catecismo” que plasman el espíritu del tiempo en el que están inmersos.
El catecismo cristiano es tras la biblia el libro que más leen los acólitos y fanáticos. Se piensa que el primer catecismo fue un breve tratado cristiano anónimo que llamaron “Didaché” o “la Enseñanza de los Doce apóstoles” o “La Enseñanza”, dicen que está escrito entre los años 65 y 80 d. n. e.
Los diferentes catecismos que se han ido publicando en estos casi dos mil últimos años han servido de instrumento educativo. Los autores se esmeran mucho para adoctrinar en un designio de algo que llaman amor y comunión con ese dios que tanto alaban.
Para ampliar el misterio de la adoración al dios se fueron inventando personajes conforme les venía bien. Entre la biblia, los catecismos, las encíclicas y los concilios formaron esa idea de negocio que llamaron “iglesia cristiana” y que ha perdurado por los siglos y ha dado buenos beneficios a sus directores y CEOs.
En esa narrativa tan novelada ponen a un dios creador como padre, llamaron madre a esa empresa llamada iglesia y se enorgullecen de ponerse como guía de esa fe inventada a golpe de charlatanería. El resto de mortales somos el rebaño al que hay que guiar porque parece ser, según estos, no sabemos cómo tenemos que vivir. Para ello se han inventado una serie de rituales supersticiosos a los que llaman sacramentos y que acompañan al ser humano a lo largo de todo su ciclo vital.
El catecismo cristiano
El catecismo cristiano es el manual oficial de la iglesia para adoctrinar la fe cristiana, es decir, para hacer nuevos adeptos y fanáticos. Esta forma de adiestramiento ha sido utilizada para que otros intereses, laborales, políticos, empresariales, etc., se beneficien.
Con la excusa de que se hacen libros que contienen todo lo que esos amigos imaginarios llamados Dios, Jesús, la virgen María, Espíritu Santo, etc., dijeron, y que se van renovando conforme pasan los siglos, se ha creado toda una industria que da cuenta de cómo los criminales religiosos se aprovechan de las vulnerabilidades humanas.
El último catecismo se publicó en 1992, lo llamaron “catecismo de la iglesia católica”, se realizó tras el Concilio Vaticano II (1962–1965). El adoctrinamiento cristiano se llama “educación en la fe” porque a los humanos, según esta gente, “hay que iniciar de modo orgánico y sistemático en la plenitud de la vida cristiana”.
El objetivo de los catecismos es instruir, de hecho consideran a los catecismos “instrucción básica para los fieles”, lo que viene a ser el adoctrinamiento y la instrucción, y en el caso que expongo, del “catecismo patriótico español de 1939”, a la fuerza.
CATECISMO PATRIÓTICO ESPAÑOL 1939- ALBINO GONZÁLEZ MENÉNDEZ-REIGADA
El catecismo patriótico español fue elaborado por el dominico Monseñor Albino González y Menéndez-Reigada (obispo de Tenerife en los años veinte y de Córdoba en los cuarenta) en 1939 en consonancia con la encíclica de Pío XI Divini illius magistri en la que decía que:
“había que imponer a los Estados el deber de proporcionar auxilio al clero católico en la tarea de educar a los jóvenes para que asimilen la doctrina”.
Es un ejemplo claro de las estrategias adoctrinadoras del nacionalcatolicismo de la primera hora de la dictadura absolutista franquista.
En el Catecismo de Menéndez Reigada, entre otras cosas adoctrinadoras, se enseña a los alumnos que los enemigos de España, en ese momento de 1939, son los siguientes:
1. El liberalismo.
2. La democracia.
3. El judaísmo.
En ese catecismo se decía que los demócratas y liberales habrían sido vencidos en la guerra civil española (1936–1939), o Gran Cruzada, pero el autor temía que:
no hubieran sido aniquilados. Podían estar escondidos como “sabandijas” para en la sombra envenenar el ambiente. Así pues, habría que estar alerta y vigilar.
Conviene destacar la idea de aniquilación en un texto escolar y escrito por un religioso (luego protestan cuando se les llama criminales).
Así que para tener un patriotismo identificado con el dictador Francisco Franco y su régimen falangista/fascista español se construyó un catecismo que apoyara los contubernios caprichosos del dictador y sus amigotes de la iglesia y del ejército.
Los diferentes catecismos que se han utilizado por políticos y religiosos son medios por los que las personas aprenden conductas, doctrinas y dogmas. Estos adoctrinamientos se han usado por siglos dentro y fuera de los sistemas de enseñanza. Así que tras el golpe de estado del 36 y el aval al nacionalcatolicismo se hizo necesario enaltecer los ideales básicos religiosos y patrióticos comunes de los que dieron el golpe de estado.
No fue el primer catecismo católico que se escribió para una guerra en España, antes se utilizó otro catecismo patriótico en 1808 ante la invasión napoleónica.
Origen del nacionalcatolicismo made in Spain
No sé qué comemos en España que esto de considerarse:
“España, martillo de herejes, luz de Trento, espada de Roma, cuna de San Ignacio…”
Pone mucho a los que llevan por bandera el mantra de “dios, patria, bandera” que consideran que “España” es esa cosa que existe desde más o menos desde el 409 d.n.e. Por eso ponían tanto énfasis en aprenderse las listas de los reyes godos. La lista de los monarcas de eso que históricamente llamaros Hispania (monarcas que se establecieron en diferentes zonas de la Península Ibérica) en el período de dominio de los pueblos germánicos (410–711) era una de las materias más obligadas durante algunos años en la instrucción adoctrinadora de los años 40 y 50 de los que tenían “la suerte” de ir a la escuela. Estos del dios-patria-bandera piensan y manifiestan que “Hispania=España” y de ahí no los sacas.
Los mecanismos de legitimación del régimen totalitario franquista, sobre todo en los primeros años de la década de 1940, se asentaron en bases que llamaron “sagradas” y de ajustadas dosis folklóricas. Las fiestas populares, establecidas o creadas, representaban esos espacios ideales de adoctrinamiento palingenésico que tanto gusta a los dirigentes cristianos. Es que eso de renacer después de la muerte real o aparente es algo que la industria de la iglesia pregona sin cesar, algo que los franquistas asumieron sin rechistar.
Con grandes puestas en escena por todo el territorio nacional tras la guerra civil se invirtió mucho en desfiles militares, himnos, homenajes a los mártires y caídos, conmemoración de efemérides, saludos fascistas y narrativas palingenésicas que confluían en el dictador Francisco Franco, asimilado a la figura de Cristo, a la nación española con la Virgen María y al Nuevo Estado con alabanzas a una patria racista y homófoba y la restauración de unos principios católicos misóginos a base de romerías y procesiones patronales reafirmadoras de una visión falangista-fascista y nacionalcatólica.
Este nacionalcatolicismo se explica en base a que las autoridades de la empresa de la religión católica junto con las autoridades militares y políticas, estatales y municipales, se unieron para aprovechar este momento histórico y se propusieron evangelizar una sociedad poco culta y sin posibilidad de salir de la incultura porque no se ofrecían posibilidades de educación escolar, con un brutal culto al líder que quedaba plasmado en cada fiesta “popular” en el que se juntaba lo político, lo militar y lo religioso con pasión folclórica.
La resignificación de los símbolos relacionados con la religiosidad fue una labor conjunta de la industria católica española y los políticos fascistas del momento con la colaboración del ejército.
Utilizar metarrelatos teleológicos como el mito de la Cruzada; de la Pasión, Muerte y Resurrección de la Patria, de la Redención de los Caídos, del esencialismo católico e historicista que hunde sus raíces en Menéndez Pelayo (la tesis de las dos Españas enfrentadas por la religión y la lucha del bien contra el mal); del culto sagrado a la figura del Caudillo como agente de la providencia (líder por voluntad divina, guía mesiánico y acérrimo defensor de la civilización, “caudillo por la gracia de dios”); de los modelos femeninos de madre y esposa y de la dirección de las instituciones católicas en la construcción del sistema sociopolítico y educativo del franquismo no les costaba mucho para los ideólogos de esta nefasta relación iglesia- estado que estuvo en España desde antes de 1936 hasta 1975 y que todavía perdura en nuestros días.
Un ejemplo de esas obsesiones/supersticiones religiosas que exhibía el dictador Francisco Franco fue que la presunta mano Incorrupta de Santa Teresa estuvo cuarenta años en su mesilla de noche, la consideraba su talismán de la suerte y “la adquirió” cuando lo que llamaron “los ejércitos nacionales” (los militares que dieron el golpe de estado) tomaron Málaga en 1937, algo que afianzaba la visión que tenía el dictador sobre sí mismo (ser mesías de esa gran cruzada que llamó a la guerra civil española) y sus caprichos por las reliquias de los santos. Dar cuenta del carácter supersticioso de los mandamases del momentos fue clave para montar la dictadura totalitaria que se vivió en los primeros momentos de la postguerra española en que el hambre hacía estragos con la población.
Sociedades estratégicas
Dos movimientos daban forma al nacionalcatolicismo por un lado “la falange” y por otro “acción católica”. En 1933 Alfonso García Valdecasas, Julio Ruiz de Alda y José Antonio Primo de Rivera montaron el partido político llamado “La Falange”. A la falange también la llamaron “el nacionalsindicalismo” y tomó prestados algunos conceptos de la ideología del fascismo de Mussolini, eso sí, con una adaptación “made in spain”. Se movían entre el totalitarismo antiparlamentario, contrarios a los partidos políticos y con la creación de un sindicato único y vertical, de esta forma se organizaba a los empresarios y trabajadores al servicio de los intereses de los mandamases de la falange unido a un catolicismo radical. Ni que decir que los enemigos de “la falange” en ese momento eran “el marxismo y el capitalismo”.
Pío XI montó “Acción Católica” en 1931(se venía gestando desde el papado de León XIII) con el auge del fascismo guiado por Mussolini en que el totalitarismo emergente indicaba que la educación, la formación y los sindicatos tenían que estar en una sola mano, o un sólo partido. La industria de la iglesia católica vio la forma de garantizar su autonomía y su influencia social y la aprovechó. Esta empresa cristiana tenía como objetivo impregnar la sociedad de manera integral. Para esta gente el laicismo, el liberalismo y el materialismo eran el enemigo. Ni qué decir que los integrantes de la Acción Católica “eran el bien” que tenía como misión contrarrestar el “mal que suponían el laicismo, el liberalismo y el materialismo”.
La empresa de la religión Católica, Apostólica y Romana hizo del nacionalcatolicismo un fascismo a la medida de la dictadura franquista. Eso fue posible porque tanto la Falange Española Tradicionalista de las JONS como las estrategias de los mandamases religiosos respecto a la defensa de las “formas tradicionales de defensa de los intereses y de la libertad de la Iglesia” montaron una confabulación a largo plazo y muy interesada en que F. Franco tomara el poder de España.
Cómo consiguió Franco la ayuda de Mussolini y de Hitler para que se bombardearan ciudades españolas es tarea para otra entrada. La cuestión es que el crear un Estado totalitario, con una xenofobia muy marcada, un exacerbado militarismo, unas exhibiciones de violencia aplaudidas y acaudillamientos patrios concentrados en “un sólo hombre con destino” fue algo común en Italia, España y Alemania en los años 1935–1945. Italia y Alemania se encontraron “con los aliados”, mientras que a Franco le salió bien la jugada y mantuvo a España en una condena que duró casi cuarenta años y aún perdura. Estos tres países encontraron aliados en la industria de la religión católica y con ello montaron movimientos políticos mesiánicos.
El nacionalcatolicismo sigue en marcha en España
Esta seña de identidad del franquismo llamada nacionalcatolicismo se caracterizaba por la estrecha relación entre el Estado y la versión más integrista de la iglesia católica que mostraba una fe exageradamente racista, misógina, homófoba y avariciosa que se complementaba muy bien con la ideología del Estado. Los “buenos católicos” españoles estaban construidos con un maniqueísmo franquista con el sino común de “haber derrotado a los comunistas” (los comunistas los malos, los que dieron el golpe de estado y que se autodenominaron “los nacionales” se llamaron así mismos “los buenos”).
Sí, los malos eran y son esos comunistas inventados a la medida de unos asesinos golpistas que pusieron un país al servicio de unos ladrones, puteros y pederastas muy religiosos.
Tras la renovación del concordato con el Vaticano en 1953 (ya España se internacionalizó tras la unión con USA en 1953 para poner bases militares en territorio nacional y la resolución 386V en 1950 que versaba sobre “Relaciones de los Estados Miembros y de los organismos especializados con España”).
La “cuestión española” estaba en los despachos de diversos ministerios exteriores de diferentes países. En 1946 la resolución 39 (I) de la ONU “se recomienda”:
Esta resolución negaba a España el ingreso en la ONU, es más, recomendaba a los países que retirasen de Madrid a sus embajadores. La cuestión española era un conjunto de iniciativas contra la dictadura franquista que fracasaron estrepitosamente. No se logró el debilitamiento del régimen dictatorial a través de la presión internacional. A España se le consideró un reducto del más puro fascismo de Mussolini. El auge de lo que se llamó “la Guerra Fría” puso de manifiesto que el valor geoestratégico de la Península Ibérica bien valía unos pocos acuerdos con el régimen franquista e ir dejando de lado ese “presunto aislamiento internacional”.
Así que en 1950 la ONU en la Resolución “386 (V). Relaciones de los Estados Miembros y de los organismos especializados” se desdijo de todo lo que habían dicho en 1946 por 38 votos a favor, 10 en contra y 12 abstenciones.
La dictadura franquista estaba en pleno apogeo ya que tener de “enemigos comunes con USA a los comunistas” es algo que dio caché en esas primeras correrías de la Guerra Fría.
Mientras la población española empezó a emigrar a países europeos y americanos. Los diversos politicuchos dictatoriales amigos de obispos y militares iban haciendo caja con las prebendas prometidas con la futura firma de los Pactos de Madrid en 1953.
La Ley 49/2002, de 23 de diciembre, de régimen fiscal de las entidades sin fines lucrativos y de los incentivos fiscales al mecenazgo es la que da legitimidad a los dineros que el Estado le da a la industria de la iglesia cristiana católica para mantener toda esta infraestructura, sin contar con los bienes inmuebles que tiene inmatriculados.
Los gastos básicos para 2023 según la CEE (Conferencia Episcopal de España).
Discursos justificadores de guerras baldías
En 1937 se firmó un documento que se llamó “Carta colectiva del episcopado español” de carácter histórico-doctrinal redactado por el cardenal Isidre Gomá y Tomás (1869–1940) y que bendecía la guerra civil como “cruzada nacional contra la república”.
Mintiendo y dirigiendo mentiras a su antojo:
Ahí encontraron la justificación divina del golpe de estado, lo llamaron “el alzamiento militar”, daba cuenta de ese invento dialéctico que les vino muy bien sobre un presunto problema que la industria de la iglesia católica decía sufrir “la división profunda de las dos Españas que se batirán en los campos de batalla”.
Con esa prosa ampulosa como forma de expresión natural de los CEOs y directivos de la empresa cristiana católica, contaron historias inventadas sobre la marcha con evocaciones a fantásticas leyendas y mitos hartamente contados y narrados.
Empezaron a asociar ideas y conjuraron imágenes nuevas a través de la nueva falsa esperanza que vendían llena de misoginia, homofobia, machismo y un foco en el pecado de los pobres que asfixiaba y mataba a la gran mayoría de la población.
Las motivaciones de los protagonistas militares, políticos y religiosos levantaban innumerables conflictos de intereses que eran silenciados y tapados con absoluta perfección a base de dar o quitar prebendas vía BOE.
El enemigo, copiado del fascismo, a la medida era el marxismo, algo que en ese momento la mayoría de la población no sabía qué era, pero que ya León XIII en su encíclica “rerum novarum” dejó claro asustando sobre eso que tanto le gustaba pregonar y es: “los socialistas te van a quitar la propiedad privada”.
Todo un enemigo a la medida de los avariciosos directivos y CEOs de la industria cristiana católica, toda una parafernalia dialéctica para decir que los pobres deben conformarse con ser pobres y que si se quiere dejar de ser pobre hay que aliarse a “la fuerza de las doctrinas cristianas”.
Así que marxismo, comunismo, socialismo eran el “mal” en ese entramado ideológico-político-económico-religioso (a mí me gusta utilizar la palabra “contubernio”) que marcó el final del siglo XIX e inició el siglo XX marcando una nefasta agenda que las diferentes encíclicas papales aupaban.
Pío IX en su encíclica “qui pluribus” (1846) dijo que el comunismo “es hostil a la propia ley natural”, vendiendo la idea de que “vendría el comunismo y te quitarían todo lo tuyo”.
Siguió la encíclica de León XIII (1891) “rerum novarum” en que se explaya explicando “por qué el socialismo es un cáncer” y que expuse antes.
Pío XI en 1937 también estaba un poco revuelto con el comunismo y escribió la encíclica “sobre el comunismo ateo” y la tituló “divini redemptoris”:
Es que incluso en el “Concilio Vaticano II” (1962–1965), ante los grandes cambios que se estaban produciendo tras la IIWW, montaron ese teatro para “la supervivencia de la iglesia y la contención del comunismo”.
El comunismo y sus derivados se ha perfilado como ese ente inmaterial al que se le puede añadir cualquier teoría de la conspiración. La empresa de la iglesia tenía claro que lo que dijera se iba a cumplir porque los mandamases de la industria de la religión católica con sus famosos concilios como el “Concilio Vaticano I” (1869) donde Pío IX tenía unos objetivos geopolíticos claros sentaban las bases de lo que necesitaban para avanzar en la política de los países. Ahí votaron una cosa que llamaron “la infalibilidad del papa” que viene a ser algo así como “todo lo que diga/haga el papa está apoyada en la acción divina”, con dos gónadas.
Así que estos fantoches religiosos y políticos estaban guiando la geopolítica de occidente a golpe de inventadas divinidades y condenas al comunismo.
En España la andadura del nacionalcatolicismo iba viento en popa a toda vela durante las décadas 50 y 60 del siglo XX y todavía continúa.
El nacionalcatolicismo del siglo XXI
Tener al comunismo como enemigo es un impulso para los religiosos, liberales, anarcoliberales y demás personas dispuestas a quitar los Derechos Humanos a colectivos humanos. Da igual la justificación, poner la palabra “comunista” de manera peyorativa da cuenta de lo bien que lo han hecho los sectores de la industria de la religión cristiana católica, y por extensión la rama protestante.
Estos llamados anticomunistas, capaces de defender a los curas pederastas, capaces de dar el dinero que no tienen a la curia eclesiástica, estos que no consideran proponer derechos laborales porque alegan que el sufrimiento en vida es pasaporte al cielo cuando se fallece, que prefieren que muera de parto una niña embarazada por violación antes de provocarle el aborto, en asuntos laborales muestran preferencias por la esclavitud antes que promover Derechos Laborales, pregonan que el comunismo trae pobreza y que son unos flojos, que pagar impuestos al Estado es de ser comunistas y que eso no puede ser, eso sí, siguiendo las enseñanzas de esa industria de la iglesia cristiana católica cuando dicen que ganan no quieren pagar impuestos, si por el contrario consideran que pierden sí que solicitan con la mayor premura que el Estado les ayude antes que a nadie. Los asuntos sociales no tienen la perspectiva de la solidaridad, siguen anclados en esa terrible caridad que da cuenta de toda la supremacía que supuran estas clases sociales y religiosas. Ni qué decir que todo lo que huela a feminismo o a LGTBIQ+ tiene su origen en satán y hay que destruirlo.
Para mostrar ese patrio anticomunismo exponen que mandamases que llevaron países a la más absoluta miseria eran comunistas, no tienen en cuenta que antes que comunismo está el culto al líder que tanto se precian algunos de exponer.
Eso sí, los dictadores que estaban protegidos por la industria de la iglesia no parece que tengan “defectos”, es más, alguno que otro está en el listado para hacerlo santo.
Seguiremos con el tema…
Bibliografía:
https://laicismo.org/galeria-de-imagenes-sobre-iglesia-catolica-con-dictaduras-y-fascismo/5917
https://dbe.rah.es/biografias/11067/albino-gonzalez-menendez-reigada
https://datos.bne.es/persona/XX833987.html
http://www.sbhac.net/Republica/TextosIm/TDH/EducaNazi/EducaNazi.htm
https://www.educacionyfp.gob.es/dam/jcr:53172551-00f3-47fe-a5ed-5cc6de836457/re33813-pdf.pdf
https://gredos.usal.es/bitstream/handle/10366/60586/RTXXIX~N603~P56.pdf?sequence=1&isAllowed=y
https://core.ac.uk/download/pdf/58908555.pdf
https://www.primeroscristianos.com/catecismo-siglo-i-didache/
https://www.vatican.va/archive/compendium_ccc/documents/archive_2005_compendium-ccc_sp.html
https://cvc.cervantes.es/el_rinconete/anteriores/enero_99/05011999_resultados.htm
https://docta.ucm.es/rest/api/core/bitstreams/bb01b353-89d8-47ea-94e3-e4b037b0f436/content
https://www2.uned.es/dpto-hdi/museovirtualhistoriamasoneria/7antimasonismo/fascismos%20y%20m.htm
https://core.ac.uk/download/pdf/58908555.pdf
https://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1870-23332010000200008
https://www.cepc.gob.es/sites/default/files/2021-12/34690rpi152027.pdf